"Tengo esperanzas de que algún día sepamos qué pasó"

Fabricio no está, pero vive en la casa de Susana Coria y Ariel Alcaraz, sus padres. Es imposible no encontrarlo en cada uno de los rincones. Placas, fotos, diplomas, todos recuerdos adornados con una gran bandera argentina, que representa el honor y orgullo que sentía de tripular el "ARA San Juan". Hoy se cumple un año de la desaparición del submarino; 365 días después, no lo encontraron y no saben qué pasó con Fabricio ni con los otros 43 marinos que estaban dentro. Entre el enojo, la bronca contenida y la tristeza, la familia de "Fabri" todavía mantiene la esperanza de que hallen el submarino y las respuestas que necesitan para saber qué fue lo que pasó aquel 15 de noviembre de 2017.

"La desaparición fue una noticia que jamás hubiera querido escuchar. Todo se nos derrumbó. Desde ese momento, nuestras vidas son totalmente distintas. Ahora tratamos de seguir viviendo el día a día como se pueda, siempre con la esperanza de, algún día, tener noticias sobre lo que pasó ese 15 de noviembre", dijo Susana al arrancar la nota con El Diario. A su izquierda está Ariel, su marido, que habla menos, pero no se despegó nunca de su lado. Ambos transitan por lo mismo, unidos. Detrás de ellos parece estar Fabricio Alcaraz Coria. Una gran parte de sus recuerdos, puestos en la esquina del living, lo hacen vivir el momento.

Con una voz calma y con pausas prolongadas entre las palabras, como para revivirlo por dentro, rememoró a Fabricio y ese último encuentro: "Lo recuerdo todos los días como él era: simple, bondadoso, amiguero. Era un chico muy bueno. A él todo el pueblo lo quería, y la familia siempre está tratando que ningún día 15 pase desapercibido, para homenajear a los 44 y, especialmente, a Fabri. Antes de emprender ese último viaje, yo fui para Buenos Aires a verlo el 15 de octubre, y él partió el 25. Fue una despedida normal porque iba a ser un viaje de un mes. Si bien iba a ser el más largo de los que había hecho, como todos los otros habían sido sin problemas, jamás pensé que podía pasar algo así".

Los recuerdos de él y el lazo que lo unía con su trabajo y especialmente con el "ARA San Juan", también afloran. "A él le gustaba mucho estar en las Fuerzas Armadas, porque su tío trabajaba ahí. Recuerdo que él le contaba las experiencias, y Fabri quedaba atrapado con eso. Siempre dijo que se iba a ir con él a probar suerte con la Armada. Cuando se recibió de maquinista, se anotó en un curso de submarinista. Yo nunca pensé que iba a llegar ahí", manifestó la madre.

Luego, agregó Ariel: "Él estaba chocho de trabajar en ese submarino, era su pasión. Le encantaba. Se aburría en otros trabajos, y éste le daba adrenalina. Buscaba algo más activo. Estuvo desde el 2015 ahí", y recordó que "ya habían tenido problemas, pero siempre los solucionaron. Él contaba las anécdotas con gracia, sin miedo a nada, por la adrenalina que sentía. Recuerdo que Susana no quería saber nada con esas historias, decía 'no me contés, no me contés'".

El padre terminó rememorando con una sonrisa, pero rápidamente cambió la expresión: "Tenemos una mezcla de sentimientos. Bronca, tristeza. Uno quiere saber lo que pasó. A la vez, siempre mantenemos una mínima esperanza de que lo encuentren. Hasta que no lo hagan, nunca vamos a saber. Ojalá que dentro de poco tiempo, o dentro de años, podamos saber. Nos va a dar más tranquilidad, porque si no, vamos a vivir con una incertidumbre permanente".

El no tener noticias concretas sobre lo sucedido alimenta un montón de teorías de lo que pudo haber pasado con el "ARA San Juan". En el medio, están los familiares de los 44 tripulantes, que tienen que lidiar con su sufrimiento y con decidir qué creer.

"Todos nos preguntamos por qué no hallaron nada todavía. Pensamos que hay algo que nos están encubriendo, que no nos quieren decir. Actualmente hay tecnología muy avanzada, y tienen las coordenadas exactas de dónde estuvieron. Entonces, que no tengamos noticias es algo que no se puede creer. Muchas veces pensamos que al submarino lo hundieron cerca de las Islas Malvinas, un lugar donde no pueden acceder. Es lo que comentamos entre los familiares. El gobierno nacional dice que implosionó, por la entrada de agua que tuvo, que fue lo último que comunicaron. Supuestamente, donde sucedió se cansaron de buscar y no encontraron nada", afirmó Susana.

Sin embargo, los padres de Fabricio no cuestionan el trabajo de búsqueda por parte de las Fuerzas Armadas y el gobierno nacional (aunque recuerdan que tuvieron que encadenarse en la Plaza de Mayo para ser escuchados por el presidente Mauricio Macri y pedirle que reactive la búsqueda con la más alta tecnología). Parte de la bronca que sienten dentro es por sentirse solos en el transcurso del año más difícil de sus vidas.

"Nosotros sentimos más contención por parte de la Armada que del gobierno nacional, porque de su parte, no estuvieron con nosotros. Eso le reprochamos,  el no estar cerca nuestro, el no apoyarnos. No lo hicieron de forma pública, ni tampoco privada".

Hoy a las 17 se realizará el acto oficial en homenaje a los 44 tripulantes del "ARA San Juan", para el cual, el Presidente confirmó su presencia, al igual que el ministro de Defensa, Oscar Aguad. Sin embargo, los familiares ya ni siquiera se esperanzan con tener la posibilidad de un encuentro.

"No creemos que tenga el tiempo para atendernos y reunirse con nosotros. Hasta ahora, siempre estuvo los minutos justos para decir lo que quería y retirarse. Ya por eso no manejamos la posibilidad de hablar con ellos. Macri siempre se ha escapado de nosotros", aseguró la madre de Fabricio, que estará presente en el homenaje que realizarán en Mar del Plata. No obstante, no será el único, ya que los vecinos de El Volcán convocaron también a un acto para el próximo lunes 19 a las 18.

A Susana y a Ariel, tal como al resto de los familiares y seres queridos de los héroes del submarino "ARA San Juan", los carcome por dentro el desconocimiento de lo sucedido. Cuando se refieren a Fabricio, hablan en pasado; pero, a la vez, no pueden hacer el duelo porque está desaparecido, junto a sus otros 43 compañeros. Mientras tanto, para levantarse de la cama y afrontar otro día más sin él, sostienen la esperanza siempre latente de que los encuentren. Y con esa mezcla de estados y sensaciones convivieron estos 365 días, que esperan, con todas sus fuerzas, que sean los últimos.