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“La gente se siente identificada con el antihéroe”

El humorista que se muestra perdedor en sus obras y en la vida real contó cómo de “Duro de domar” pasó a ser un éxito de YouTube e hizo el camino inverso a sus colegas de la misma generación.

Por Miguel Garro
| 10 de diciembre de 2018

La forma de hacer humor de Sebastián Presta es concisa. Una suerte de palo y a la bolsa que puede dejar al espectador con una plena carcajada, con una sonrisa naciente o con una mueca de aprobación. Nunca indiferente. Si hay algo que el humor argentino le debe a Presta es el regreso al sketch, una herramienta caída en desuso que re - flotó en “Duro de domar”, donde su cara empezó a ser conocida.

 

Luego de un año cargado de actividad, el actor tenía decidido tomarse vacaciones en la temporada. El mes pasado terminó “Entre ella y yo”, su exitosa obra en capital, y consideró que un tiempo sin subir videos a YouTube estaría bien para darle un descanso a su público. Pero lo llamaron para hacer teatro en Mar del Plata, sólo los martes, y como Presta conoce mejor que nadie por experiencia propia que a las oportunidades no hay que dejarlas pasar, lo está evaluando.

 

Con diez años en carrera, el actor se consolidó por su original forma de hacer reír conformada de pequeñas producciones, historias cotidianas que basan su gracia en lo inverosímil. De eso se trata “Cosas que no te van a pasar en tu re puta vida”: propuestas indecentes que chicas lindas le hacen todo el tiempo. Además, Sebastián creó una batería de personajes que son esperados por sus seguidores aunque sea para reír con dos o tres minutos de ocurrencias.

 

Lo primero que respondió Sebastián a la pregunta de si conocía San Luis fue un largo “noooo”, pero de inmediato se dio cuenta de que alguna relación con la provincia había tenido. “Fui a Merlo cuando tenía unos 11 años, con la escuela, y me pareció precioso”. Espera llegar a la provincia con su éxito teatral, que relata la vida de una pareja en el preciso momento en que se enteran que van a ser padres.

 

 

—¿Cómo consiguieron hacer una obra tan actual con un tema que fue llevado al teatro con frecuencia?

 

—Lo primero que hicimos fue situarnos en la historia y contarla de una manera ágil: Diego y Valeria son una pareja que hace dos años que están juntos, ella se hace un test de embarazo y en esos cinco minutos transcurre toda la obra. En el medio están todas las opciones a las que se enfrentan dos personas en esa situación: los miedos a ser padres, la relación con sus propios padres. Lo bueno que tiene “Entre ella y yo” es que por algún lado te toca. Todos han pasado por situaciones así.

 

—¿Encontraste una buena compañera en Soledad García?

 

—Sí, sí, ella trabaja conmigo hace años e hicimos muchas grabaciones para YouTube y ahora estamos en el teatro. Ella era periodista deportiva, pero se ha transformado en una muy buena actriz que trabaja con Julio Chávez y en la obra hace que la gente se ría mucho. Es una excelente compañera.

 

—¿Notás diferencia en la recepción por parte del público del interior?

 

Tengo la suerte de que todos los espectadores son amorosos conmigo, en todos los lugares. La gente que me va a ver ya me conoce de los videos, entonces no hay mucho lugar a las sorpresas: me quieren, me saludan y me abrazan como si fuera un amigo.Una vez en Mar del Plata salí a saludar y había un hombre de mi edad que me abrazaba y lloraba. La mujer me dijo que se gastaba toda la batería del celular mirando mis videos. Eso pasó en la provincia, pero también me quieren en Capital, tengo esa suerte, pese a que el público del interior es muy distinto del porteño.

 

Compañeros. Presta con Soledad García.

 

 

—¿Cómo dirías que es el público que te va a ver al teatro?

 

—Al principio pensaba que era gente de entre 20 y 45 años que comparte algunos gustos conmigo, pero después me di cuenta de que hay entre los espectadores gente más grande, de 50 y pico, que me los encuentro después en la calle y me hablan. Cuando les pregunto cómo se enteraron del espectáculo me dicen que se los recomendó su hijo. Yo siempre digo que si bien la obra es para todo público, la gente de mi edad se debería sentir más identificada.

 

—¿Notás que hay un cambio en el humor de la sociedad por la crisis?

 

—En el teatro no, la verdad que no lo noto, no veo la diferencia. Yo estoy muy atento a la realidad y veo que la gente está muy mal, pero no lo manifiesta en el teatro, como que quiere hacer un paréntesis de la realidad. Hoy ir al teatro es un lujo y sin embargo hay obras que llenan todos los días; por lo general son comedias.

 

—¿Eso genera un compromiso extra?

 

—Para mí sí, yo lo pienso muchísimo. Esa gente está pagando una entrada para verme y afortunadamente se van muy contentos. Yo no podría hacer una obra que fuera un engaño. En el teatro vendemos algo que es precioso, no podría vender una obra si no estuviera seguro de que alguna sonrisa le va a sacar a quien vaya a verla.

 

—¿Cuánto tiempo lleva grabar “Cosas que nunca te van a pasar en tu re puta vida”?

 

—Nos tomamos mucho tiempo desde que escribimos el guión hasta que termina, pero eso es algo que lo traigo de “Duro de domar”, cuando teníamos que elegir los actores, pulir el guión, editarlo… Y éramos muy rompehuevos con los detalles. Ahora, con Instagram es más fácil y los chicos compran ese formato, donde todo pasa más por el guión que por otra cosa.

 

—Muchos de tus personajes son perdedores ¿por qué le gusta eso a la gente?

 

—Porque ve la desgracia propia, se siente identificada con el antihéroe. Pero el que más se siente identificado con eso soy yo, que creo que mi único gran logro es vivir de mi profesión. En todo lo demás soy un fracaso.

 

—¿Conocés alguien al que le haya pasado algo parecido a alguno de los episodios de “Cosas que…”?

 

—No, porque todo lo que pasa ahí son fantasías mías. Cuando iba a los boliches y sacaba a alguien a bailar rebotaba casi siempre, entonces quise mostrar que podía haber chicas que pensaran: “Qué lindo que sos pelado, vamos a dormir con prima; dejá pago todo yo”. No conozco gente que le haya pasado, pero debe haber.

 

—Hay muchos humoristas que se lanzaron en internet y ahora están en el teatro o en la tele. Vos hiciste el camino inverso…

 

—Es así y me parece fantástico que las cosas hayan cambiado. Antes tenías que depender de un productor, de un canal para hacer un bolo de mierda. Hoy los chicos en sus teléfonos tienen un canal de televisión, se corrigen y suben los videos. A mí me costó muchísimo, pero fue al revés y todo empezó sin querer. De trabajar en “Duro de domar” pasé a ser conocido en las redes y por eso la gente me viene a ver al teatro. Si es así, benditas sean las redes.

 

—La mayoría de los cómicos de tu edad está haciendo stand up. ¿Cómo te llevas con el género?

 

—Es un género fantástico. Yo tuve la suerte de ser presentador de alguno de los chicos y me reí mucho con ellos. Pero cuando yo lo quise hacer no me salió, es una asignatura pendiente y estoy estudiando. Cuando hice un intento me puse muy nervioso y lo que tiene el stand up es que si no pegás del principio después te cuesta. El mozo se me acercó y me dijo que era horrible lo que estaba haciendo.

 

—“Papá putazo” tiene una visión especial del concepto de familia, pero en “Entre ella y yo” volvés a lo tradicional. ¿Cuál es tu situación ideal?

 

—Yo vivo solo en una monoambiente en Paternal, pero me gusta estar en familia. Me separé en enero después de vivir mucho tiempo con esposa, dos hijas, perro, todo. Soy muy familiero; de hecho a mi madre, mi hermana y mi sobrino los veo casi todos los días. Entiendo que hay una imagen mía medio rara, como que soy muy malo y la gente cree que soy un desastre en mi vida privada pero todo lo contrario. Hoy hasta me cuesta ir a un boliche.

 

—¿La farmacia del Dr. Prejuicio, otro de tus sketchs, nació porque te molesta que te atiendan por la ventanita de la farmacia?

 

—No precisamente. Salió por un amigo que tenía un tío farmacéutico y un año le tocó estar Navidad y Año Nuevo de guardia. Cuando me contó, me lo imaginé al pobre tipo re enojado, maltratando a todos los clientes y sin filtro para decir lo primero que se le cruzara.

 

—¿Qué humoristas veías de chico?

 

—Muchos. Pepe Biondi, Chespirito, Cantinflas, “El Negro” Olmedo; después en la juventud me comí a todo Alfredo Casero y Diego Capusotto, son todos referentes.

 

—¿Alguna vez te dijeron que tenés un parecido físico a Olmedo?

 

—Me lo han dicho, pero yo creo que tengo el mismo corte de pelo: no me crece adelante pero a los costados así, nada más. En cuanto al trabajo yo no me puedo comparar, él era un diferente, único. Tenía esa cosa que lo hizo irrepetible.

 

—En tus trabajos se nota que ves mucho cine ¿Qué te gusta?

 

—Estoy hecho un pelotudo con Netflix. No estoy yendo a ver películas y eso está muy mal porque me contaron que hay un cine argentino hermoso que me estoy perdiendo. Me dijeron que “El ángel”, “El amor menos pensado” y otras películas de acá son muy buenas, me tengo que poner al día.

 

—Entonces ¿qué series ves?

 

—Me encantó “Sense 8”, me rompió la cabeza “Dark”. Yo veo unas superproducciones impresionantes como “Vikingos”, con unas locaciones que se me cae la baba, y me entusiasmo aún más. Sigo buscando series todo el tiempo, pero debo decir que este año no encontré nada tan bueno como lo que vi el año pasado.

 

—¿Y la música?

 

—Se me perdió un poco el cd, de hecho en casa no tengo ningún implemento para poner el cd. De todos modos estuve escuchando a David Bowie y otra vez me partió la cabeza. Soy muy amplio para la música, no soy fanático de nada pero escucho de todo. De acá me gustan Soda Stereo, Ciro y los persas, Los Piojos, Charly García. La música de antes a mí me encanta, no me hallo con la música de hoy, veo que mueve mucha gente y lo respeto, porque por algo debe ser, pero siempre prefiero lo viejo.

 

—¿Por qué no sos de hacer manifestaciones políticas ni en tus espectáculos ni en tus entrevistas?

 

—Ja, en las entrevistas me aconsejan que me las guarde. Igual a veces no puedo evitarlo y alguna se me escapa, como me pasó el otro día en una nota con C5N. Más ahora que estoy viendo que los argentinos no estamos pasando por un buen momento y eso me da un poco de tristeza. Veo que el Gobierno está medio perdido.

 

—¿En ese caso no es el escenario un buen lugar para hablar de política con humor?

 

—No hago humor político porque me cuesta, siento que no me sale bien. Además hay otras personas que lo hacen y les sale perfecto. ¿Para qué me voy a meter en esa?

 

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