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Las monedas virtuales ya llegaron a San Luis

Algunos programadores en la provincia ya prueban el "mining", o el desciframiento de algoritmos para aumentar el valor  de las unidades.

Por Leonardo Kram
| 12 de febrero de 2018
En crecimiento. En San Luis aún son pocos y trabajan lo técnico. En Buenos Aires hay una asociación.

Un término como "criptomoneda" puede desconcertar a más de uno.  Pero no es el caso de algunos programadores y aficionados puntanos que de a poco se adentran en el mundo del dinero virtual. Entrar al sistema implica tener amplios conocimientos de informática, matemáticas y sobre todo la curiosidad de explorar en terrenos apenas fundados en 2009 cuando se lanzó oficialmente la primera moneda digital: el "Bitcoin". En San Luis ya empezaron a manejar las monedas virtuales.

 

"Es adentrarse en la madriguera de un conejo", aseguró X, un programador que trabaja en el sistema en San Luis y que prefirió mantener su identidad en reserva. Dijo que su primer acercamiento a la moneda fue en 2011. "Averigüé con unos amigos que se podía 'minar' con tu computadora, resolviendo puzzles criptográficos, a cambio de una recompensa", recordó. "Minar" o "mining" es uno de los puntos fundamentales del sistema. Básicamente "sin una entidad central que distribuya la moneda, como el Banco Central en la República Argentina o la Reserva Federal en Estados Unidos, la forma en que decidieron hacerlo es con un algoritmo y el Bitcoin se distribuye de acuerdo al trabajo que terminás haciendo en tu computadora para resolverlo". 

 

Nicolás Lastra, que trabaja en una empresa de ciberseguridad asentada en San Luis con clientes en toda Latinoamérica, aclaró que él no hace "mining", pero que el rol de los usuarios es fundamental. "En la moneda tradicional, en el caso de tener necesidad de mayor cantidad de divisas el banco imprimiría más. En el caso de las criptomonedas hace falta descubrirla, porque cada una de las unidades se genera en base a análisis matemáticos y resolución de algoritmos", explicó. 

 

El ingreso
"La filosofía para utilizarla es totalmente diferente. Si hay un robo en un banco, este suele hacer cargo, pero con la criptomoneda, uno tiene que hacerse responsable en cuanto a su seguridad", indicó X. Además como "minero" uno debe obtener la clave privada del que posee el bitcoin.  Hay otra forma de entrar y es haciendo una pequeña inversión, es decir, comprando bitcoins con "moneda fiat", o sea dinero físico. Y existen un tope: hay disponibles sólo hasta 21 millones de bitcoin, y cada unidad se puede fraccionar en cientos de miles. El objetivo del tope para los creadores, que usan el seudónimo "Satoshi Nakamoto" es evitar procesos inflacionarios. 

 

"En 2011 el precio del bitcoin rondaba los ocho dólares y en ese momento, lo que estaba obteniendo, no me alcanzaba a cubrir el costo de la luz. Leyendo el diario del lunes y de haber sabido lo que iba a subir, hubiese dejado prendida la PC", dijo con gracia X. Hoy un bitcoin ronda los 6 mil dólares y ha alcanzado récords de hasta 20 mil. 

 

Lo que se necesita 
"Algo como el costo de la electricidad y el hardware es fundamental también", apuntó Lastra. "Puntualmente lo que vos necesitás, a nivel de procesadores no es un CPU (gabinete tradicional de una computadora), necesitas el GPU, el procesador gráfico, la placa de video, porque tiene un microprocesador dedicado que es mucho más bueno que un CPU para realizar operaciones matemáticas de cálculo. Necesitas una computadora con el último modelo de la placa de video. Y genera mucho calor, porque las vas a usar al 100% de la capacidad. Necesitas el equipo encendido las 24 horas", detalló. El punto positivo, marca registrada de toda la idea detrás del bitcoin, es que el software, es decir los programas para "minar", son de "open source", es decir abiertos y gratuitos a todo público. 

 

El libro de cuentas
"El tener un grado de conocimiento de informática también influye. Si andás perdiendo las claves del Facebook, claramente la criptomoneda no es para uno", dijo con ironía el programador X. "Esa es la gran barrera, que no es accesible para la gente común. El próximo gran paso es la simplificación del 'minado', hacerlo más cercano a la persona que no quiere saber nada de líneas de comando", agregó. 

 

Otro de los pilares fundamentales es el anonimato. Nunca se sabe a quién se está contribuyendo en esa adición del valor del bitcoin, tampoco quienes son los propietarios y mineros. "Yo no usaría la palabra banco, porque no es una entidad central, es más bien un libro de cuentas público. Por ejemplo en este libro 'Leo tiene un Bitcoin', 'Marcos, medio bitcoin', Todo el mundo lo puede ver. Sin embargo únicamente puede ser modificado el 'balance' de tal cuenta, a través de una clave privada que me otorguen. Y cuando te hablo de tal o cual cuenta, en realidad son un conjunto de letras y números. Nunca sabes quién está detrás", describió. 

 

Este libro de cuentas, explicó Lastra, tiene un nombre: "Blockchain". "Ahí se da el origen de la unidad de moneda. Y muestra cada una de las transacciones realizadas. Lo que no queda es el registro de la persona, ni de la 'billetera origen' (el inversor inicial)", afirmó. Cada vez que un programador descifra un algoritmo, va descubriendo nuevos "bloques", que le suman valor al bitcoin en el que trabaja. Otro punto importante es, que al ser vía internet y sin una base central, todo el sistema está descentralizado. "Las operaciones se arman como tickets en proceso y se manda a una red de servidores, donde están los mineros y se guardan a nivel mundial. Se analiza la transacción y se comprueba que no quise mover dos veces la misma moneda. Una vez validado, recién ahí tenés la moneda en tu billetera", especificó. 

 

"Frente a confiar en un banco que tiene paredes, uno deposita su confianza en los principios matemáticos. Eso lo hace seguro. Que al día de hoy no hayan ocurridos hackeos en el sistema, no es porque no hayan intentos, sino porque es matemáticamente improbable generar claves privadas", remarcó. 

 

El mercado rebelde
En algunos comercios de Argentina, como un balneario en Pinamar, Buenos Aires, ya aceptan pagar en bitcoin. Sin embargo, X apuntó sobre lo volátil de la divisa virtual. "Hay una gran especulación alrededor de ella. Supongamos que voy a comprar naranjas con bitcoin. Quizás en el trayecto a la verdulería, su valor baje", puso como ejemplo. Y es innegable: en diciembre pasado había alcanzado un récord de 20 mil dólares la unidad; este mes bajó a 6 mil su valor. "Nunca hay que invertir en 'crypto' más de lo que se está dispuesto a perder", apuntó. 

 

Que un grupo de apasionados por las nuevas tecnologías creará un sistema monetario libre desde cero, no pasó desapercibido para empresas y países. "Hoy por hoy tenés a los peces grandes aceptando el uso de criptomoneda, como Paypal (plataforma de pagos online) y Microsoft. En Argentina se armaron grupos de investigadores en Buenos Aires, donde hay incluso una asociación civil, y Mendoza", dijo Lastra. A esto hay que sumarle que empresas multinacionales ya están desarrollando "granjas de procesadores", donde ponen a trabajar cientos de computadores para obtener más dinero. Y de hecho buscan lugares fríos en el norte de Europa, para abaratar los costos de refrigeración de los equipos.  

 

X dijo que no son muchos quienes trabajan en San Luis en el sistema y que personalmente, se dedica más al aspecto tecnológico del mercado virtual. Hubo un tiempo que dejó de lado la criptomoneda, en 2013, cuando grandes empresas comenzaron a usar súper microprocesadores llamados ACICS, que permitían una mayor resolución de algoritmos. Pero la misma comunidad de mineros generó códigos resistentes a estos dispositivos y la "competencia desleal" que se generaba, pudo mitigarse. 

 

"Muchos se meten al mundo de las criptomonedas porque quieren hacer guita fácil. Quieren comprar y mañana tener un millón de dólares. Me parece perfecto si lo conseguís, pero el verdadero corazón de diamante en esto es que pone en jaque a las estructuras de poder. Que no surjan de un banco central, les quita el poder de emitir divisas y cuestiones de la economía formal, como cobrar impuestos, se pasan a lo informal, donde no se cobra", reflexionó el programador. A veces días enteros, su computadora está prendida descifrando algoritmos. La moneda de los inteligentes del mundo crece poco a poco, a la sombra de los bancos y estados. 

 

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