James Parker, de San Luis a la selección argentina de hándbol

James Lewis Parker fue de chico un curioso de los deportes. Nació, por mandato familiar picando una pelota de básquet, pero “se quemó” muy rápido de tanto jugar y también no quiso cargar  la mochila de vivir a la sombra de su padre, un basquetbolista campeonísimo con Gepu en la década del '90. Buscó refugio en deportes individuales: primero fue el tenis, después el golf y un día ya en quinto año de la secundaria le hizo caso a un profesor que lo quería llevar a toda costa al handbol desde que tenía 9 años. Fue a una práctica, probó y se enamoró. Hoy el corpulento moreno juega la Liga de Honor en Buenos Aires, es goleador de su equipo y está recién llegado de sendas giras con la selección nacional mayor (Los Gladiadores) por Brasil y España.

Lleva unas semanas en San Luis y entrena solo en lo físico. Es el peaje que debe pagar por disfrutar de las cosas que más lo enamoran día a día de la provincia que lo vio nacer: las juntadas con sus amigos y los asados. Ya le sintió el gustito a ser un "Gladiador" y sabe que tiene que volver a su club, el Sociedad Alemana de Gimnasia Los Polvorines,  sin un gramo de más, para seguir con la responsabilidad de ser el artillero del equipo.

Si fuera por él se quedaría para siempre en su terruño, pero eso es incompatible con la elite del deporte que practica, entonces sueña con llegar a las grandes ligas europeas.

—¿Cómo llegás a un club de Buenos Aires? ¿Fuiste a probar suerte?

—A mí me convocan a las selecciones Sub 20 en 2014, viajaba solamente a las concentraciones en el Cenard y me hice amigo un chico de un club de Buenos Aires. Me presenta a su técnico y  fui a entrenar un par de días libres con ellos. El DT me propuso que fuera a vivir allá, que el club me iba a buscar una casa donde vivir y me fui en 2015 al Mariano Acosta de Buenos Aires.  Un año después, el técnico que me llevó se fue del club y yo decidí marcharme, pero a uno de una categoría superior que es donde juego actualmente.

—Cuando te fuiste hacía poco que jugabas, ¿ya sabías que querías vivir del handbol?

—No (dice y se ríe como en casi toda la entrevista), cuando me fui lo tomé más como vivir una experiencia en otro lugar y la verdad es que me gustó.  No vivir en Buenos Aires, si por mí fuera viviría en San Luis.  Pero me ayuda que mi hermana esté viviendo allá también, gracias a Dios ahora nos llevamos mejor.  (risas).

—¿Cómo fue enterarte que eras parte de la selección mayor?

—Yo venía integrado el proceso anterior, pero como sparring. Cuando cambia el técnico  y  viene este español, Manolo Cadenas, él mismo busca mi número y me llamó para convocarme junto a otros once jugadores de Argentina más los que juegan en el exterior. Si bien esos somos los que formamos parte, para cada torneo se hace una lista y viajan los que mejor están.

 —¿Y cuando te avisaron que viajabas a las giras por Brasil y España?

—Ésa fue una sorpresa.  Porque venía de una lesión y el chico que jugaba en mi puesto estaba bien. Pero me pude recuperar de la dolencia y la verdad que no me lo esperaba. La gira me enseñó mucho. Fueron partidos de alto nivel, con selecciones muy buenas y  aprendí bastante, sobre todo de la posición de extremo que es donde me pone el técnico. Terminé con 4 goles que me dejaron conforme.

—¿Qué pasos te gustaría dar de acá en adelante en tu carrera?

—Me gustaría jugar afuera, pero  arrancar en un club bueno, no te digo de primer nivel pero empezar por un buen club y después sí pasar a la elite. Me gustaría que fuese en España o Francia.

—Ahora te pregunto como un Gladiador más, ¿crees que la selección tocó su techo y que es una camada única ésta que estamos viendo?

—Yo creo que el nivel está subiendo, este torneo que jugamos, al margen de ser el primero todos juntos, siento que crecimos y creo que vamos a seguir mejorando,  hay  muchos chicos jóvenes y algunos de los históricos que fueron los que nos ubicaron dentro del mapa del handbol mundial.