Por favor, guarden sus celulares en las mochilas. Sólo los pueden usar en caso de emergencia". Esa es la advertencia que reciben las estudiantes de la escuela "Paula Domínguez de Bazán" cuando entran a clases, comentaron tres alumnas: Sofía, Rocío y Nazarena. Pero según ellas, eso no sucede con todos los profesores. Algunos les piden que los usen para buscar información en internet. Esto es parte de un reglamento que es establecido por las mismas autoridades de las escuelas y según sus intereses. Entre las normas de convivencia que se imparten está la de vestir el uniforme, eso incluye dejar en la puerta del colegio los piercings y los tan populares expansores, que son unos aros que se ponen en el lóbulo de la oreja y que extienden el agujero una cierta cantidad de centímetros. También piden evitar teñirse de colores demasiado llamativos, como violeta verde o fucsia, el pelo. Sin embargo, no en todos los colegios suelen ser tan exigentes.
"A los profesores mucho no les gusta que usemos piercings. Si, vi chicas con el pelo teñido de colores. Si es violeta o verde, te llaman la atención, pero nunca supe que le hayan pedido a alguna que se cambie el color. Les llaman la atención, nada más", relató Sofía.
Las adolescentes explicaron que "según nos dicen los docentes, en el reglamento está estipulado que no podemos traer piercings. A las que tienen les piden por favor que se lo saquen, pero no las obligan". También contaron que no se pueden usar ni pulseras, ni collares o accesorios, tampoco llevar las uñas pintadas. Y aunque todo eso figura en este reglamento, "ya no nos dicen más nada porque se convirtió en algo 'normal'", expresó Nazarena mientras mostraba sus uñas turquesa, sus anillos, pulseras y collares de acero quirúrgico.
"Creo que no quieren que usemos accesorios para que no haya desigualdad entre las alumnas. Supongo que es por eso, porque hay chicas que por ahí no pueden tenerlos", teorizó Sofía sobre la razón de la prohibición. Su compañera, Nazarena disintió con ella y dijo: "Yo pienso que es porque hay que cumplir con el uniforme, y tienen razón de que no deberíamos ir con las uñas pintadas y todo eso. Igual voy así, no le dan tanta importancia al reglamento".
En la escuela que funciona en mismo edificio de la "Bazán" pero a la noche, las razones de un estudiante para no usar ni aritos ni expansores son un poco más ásperas. "Me los saco antes de entrar, porque si me llegan a pegar me pueden lastimar", contó Giovanni de 16 años, alumno de la nocturna. Giovanni luce dos expansores de 31 centímetros y dice que quiere llegar hasta tener un hueco en los lóbulos de las orejas de 40 centímetros, "como una tapita de Gatorade", ejemplificó.
"Por una parte no me gusta que me pidan que me los saque, porque es mi estilo, pero por otra creo que está bien, por si me llegaran a pegar, puede ser peligroso", contó con una normalidad que asusta, el muchacho y continuó: "Me preocupa más que me peguen. Es un tema de protección, porque es una escuela nocturna, entonces van personas más grandes y vos salís de acá a las 23 y en el centro no hay nadie. Ellos aprovechan, te pegan y se van. Entonces te pueden enganchar con una mano el expansor y arrancártelo. Eso puede ser un problemón".
Si bien Giovanni no usa su celular en clases, dijo que algunos de sus compañeros si. "Por lo general no nos dejan estar con el teléfono, pero a veces nos piden que busquemos información en internet. Suele ser en Inglés para traducir algunas palabras", señaló.
En la escuela "Camino del Peregrino", los expansores deben quedar fuera de la institución. "Me piden que me los saque porque resaltan mucho, pero de los piercings no me dicen nada. Los expansores incomodan sobre todo porque se te puede cortar la oreja con algún movimiento brusco, por ejemplo en la clase de gimnasia. Les hago caso porque no quiero que me manden a la dirección, pero si fuera por mi me los dejaría todo el tiempo", manifestó Gonzalo de 16 años.
Con el uso del celular pasa lo mismo que en las demás escuelas. "Lo usamos cuando lo pide la profesora. A veces nos dice que saquemos el teléfono para Ciencias Sociales y buscamos el mapa de Argentina por ejemplo, pero no lo podemos usar para mandar mensajes. Igual eso pasa con algunos profesores, otros no nos dicen nada", indicó el joven.
Facundo de 15 años contó que en la escuela Mitre cuando entran al establecimiento, la directora les llama la atención sobre todo con llevar el uniforme. "Tenemos que ir con la remera del colegio, un pantalón azul o negro. No podemos llevar el pelo teñido, ni con rastas. También nos piden el cuaderno de comunicaciones y nos lo revisan para ver si está firmado por nuestros padres, si no, no podemos entrar", señaló.


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