Le vendió una bicicleta robada y después le saqueó la casa

Jonathan “El Gringo” Ferrer le vendió una bicicleta a Adrián “El Chueco” Castro. Hizo negocio con él por la módica suma de tres mil pesos. Y, además, le dio facilidad de pago: abonarla en dos cuotas. Según trascendió de un conocido en común, para el gusto de “El Gringo” su cliente demoró demasiado en cumplir con la última cuota y, aunque el joven la pagó apenas se lo pidió, el vendedor del rodado habría decidido cobrarse intereses. Entró a lo de la madre de “El Chueco”, en el barrio Obras Sanitarias de Villa Mercedes, y le robó artefactos y ropa, presumen los policías de la Comisaría 30ª.

El robo a lo de Ángela Ochoa fue el miércoles. Hacía tres días que la mujer de 56 años no estaba en su domicilio de la manzana L. Cerca de las once y media de la noche ella y su marido llegaron a la casa. Desde la calle ella vio que la puerta principal estaba abierta. Creyó que su hija la había dejado así. Cuando entró, lo primero que notó fue que el led de 29 pulgadas ya no estaba en su lugar. “Mi hija se lo llevó a la pieza”, pensó.

Cuando fue a revisar en el dormitorio comprobó que la joven ni siquiera estaba en la vivienda. Fue ahí cuando su esposo advirtió que la puerta de chapa, la entrada principal, había sido forzada, les dijo Ochoa a los investigadores.

Les habían robado. Así notó que, además del televisor, le faltaban una plancha, una campera con capucha y un jean. Tanto el led como el otro artefacto eran nuevos, hacía poco los había comprado, aclaró en la denuncia.

Extraña forma de cobrar

Pero a los efectivos de la Comisaría 30ª no les tomó casi nada ubicar al principal sospechoso. El dato que los guió fue el de un vecino que un rato antes del robo había visto a dos jóvenes en frente de la casa de la víctima. Uno estaba a bordo de una moto 150 roja.

Ese testigo dijo que uno de los chicos llamaba a un tal “Chueco”. El hombre les preguntó qué necesitaban y uno le contestó que buscaban a “El Chueco” porque le debía plata. Cuando los investigadores hablaron con Ochoa, ella les aclaró que la persona que llamaban esos extraños era su hijo.

A los pocos minutos, Castro llegó a lo de su madre. Les explicó que hacía unos días le había comprado una bicicleta, que por el precio sospechaba era robada, a un tal Jonathan, por tres mil pesos. Pero eso era lo único que sabía del vendedor, no conocía dónde vivía ni siquiera su nombre completo.

Ese dato, de todas formas, no tardó en llegar. Dos informantes les dijeron después a los policías que el Jonathan que buscaban era de apellido Ferrer y que vivía en Bolivia 93. También les comentaron que lo habían visto con un tal Luis, en una moto roja 150, ofertando un televisor "a muy bajo precio". Ese amigo del sospechoso vive por calle Uruguay.

Con la autorización del juez instructor Alfredo Cuello, los investigadores allanaron lo de "El Gringo". Allí encontraron el led, la plancha y la campera, que le habían sustraído a Ochoa. En la casa de Uruguay, en cambio, no hallaron nada vinculado al robo. También secuestraron una moto Corven 150. Desde entonces, Ferrer está detenido, informó Mirna Vargas, jefe de la Comisaría 30ª.