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Las dos caras de la Luna

Pasaron 49 años desde que el hombre se atribuyera la hazaña de haber llegado a la luna. Pero un sinfín de teorías, algunas aceptadas por la ciencia, y otras que al entendimiento común suenan descabelladas, orbitan alrededor de lo que pasó el 20 de julio de 1969. ¿Es realmente un satélite natural? ¿Existe información oculta sobre el primer alunizaje? aquí un compendio de las teorías más conocidas.

Por Romina Oddone
| 23 de julio de 2018

Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad", con esa frase Neil Armstrong se convertía en el primer hombre en poner un pie sobre la Luna. O eso cuenta la historia oficial. Porque alrededor de este acontecimiento, el 20 de julio de 1969, que fue comparado con el descubrimiento de América, giran varias teorías que algunas hasta ponen en duda el origen natural del satélite.

 

La carrera por lograr conquistar el espacio comenzó justo después de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos y la Unión Soviética se sumergieron en una contienda sin violencia, pero extremadamente competitiva. La “Guerra Fría” (1947 - 1991) tuvo entre sus grandes batallas el ser los primeros en poner un hombre sobre la superficie lunar. En 1957 la Unión Soviética lanzó con éxito el primer satélite que orbitó la Tierra, el Sputnik. Esto provocó que los norteamericanos aceleraran sus planes espaciales, por temor a quedarse muy por detrás de sus enemigos. Un año después, el ex presidente de EEUU, Dwight Eisenhower, fundó la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) y en mayo de 1961, su sucesor, John Kennedy, propuso acelerar el programa espacial e incluir la meta de alunizar antes de que termine la década del 60. En 1969 la misión Apolo XI despegó con éxito de la Tierra y luego de varios meses de viaje logró llegar a destino lunar. A la primera pisada de Armstrong en el satélite la vieron 530 millones de personas en todo el mundo, en vivo por televisión. Sin duda este hecho marcó la superioridad del país del norte por sobre sus contrincantes. Hasta 1972 se enviaron 6 misiones tripuladas a la Luna: los Apolo XI; XII; XIII, que tuvo problemas y no logró llegar; XIV; XV; XVI; y el último, el Apolo XVII, que llegó en diciembre del 1972.

 

“Ese fue el último viaje exitoso, que trajo un montón de información sobre la Luna y también mucho material para analizar. Piedras lunares que son completamente distintas a las que hay en la Tierra, porque la composición química de esas rocas es diferente, tienen un gran cantidad de ‘tierra rara' que se llama, y aparte se dejaron instrumentos montados sobre la superficie lunar como cámaras y estaciones meteorológicas que permitieron monitorear el clima, es decir llegar y volver con elementos de la Luna. Eso seguro que ocurrió. De hecho, la Luna se conoce mejor que algunas partes de África en este momento", comentó el astrónomo y astrofísico sanjuanino y uno de los ideólogos del Parque Astronómico de La Punta (PALP), Hugo Levato. Sin embargo, y pese al prestigio de la NASA, muchos científicos, investigadores y hasta ex empleados de esa dependencia del gobierno norteamericano, denunciaron irregularidades entre sus reportes oficiales y la realidad. La primera vez que alguien se atrevió a contradecir a la agencia espacial fue en 1974 cuando Bill Kaysing denunció en su libro “Nunca fuimos a la Luna" que la filmación de 1969 no era original, sino que se habría hecho en un set de televisión. Kaysing era técnico y jefe de publicaciones de una subsidiaria de la North American Aviation, contratista primario del proyecto Apolo - Saturno, que se especializaba en el desarrollo y fabricación de motores de cohetes. Por este trabajo tenía autorización para leer documentos calificados como secretos.

 

Sobre la falsedad de la filmación, una de las teorías más contadas afirma que fue el cineasta Stanley Kubrick quien habría dirigido el falso alunizaje mientras realizaba la película “2001, Odisea en el espacio". Sin embargo, años más tarde, la hija de Kubrick, Vivian, se encargaría de desmentirlo una vez más.

 

Las diferentes teorías suelen asociarse generalmente con algunas particularidades de las fotos tomadas por la expedición Apolo XI. Son cuatro detalles, aunque muchas otras fotos también han levantado polvareda en el asunto, por ejemplo que la bandera que clava Armstrong parece moverse aunque la ausencia de atmósfera en la Luna hace que no haya viento. Una huella dejada por el astronauta que, para algunos, no es posible dada la sequedad del suelo del satélite. Otro detalle es que no se pueden ver las estrellas en las fotos y que no se observa ningún cráter bajo el módulo de descenso cuando alunizó.

 

Para todos estos “peros" la NASA dio su respuesta y afirmó que la bandera se mueve por la inercia; que el polvo lunar es bastante parecido a la ceniza volcánica, por lo que se puede dejar huellas en él. Las estrellas no se ven porque la luz era demasiado débil para ser captada por la cámara. Y no se formó un cráter porque el módulo descendió a una velocidad tan lenta que sólo levantó polvo.

 

 

 

No estamos solos

 

Algunos denunciantes van un poco más allá y, lejos de negar que el hombre llegara a la Luna, afirman que sí lo hizo, pero algunos años antes. Y que el montaje se realizó porque la gente no debía saber lo que realmente encontraron cuando llegaron allí.

 

Hace algunos años hubo científicos que trabajaban para la NASA que fueron despedidos por la agencia por revelar datos incómodos sobre la Luna. Denunciaron fotografías de edificaciones, cráteres que parecen artificiales y ruinas que parecían corresponder a antiguas ciudades. Uno de ellos fue el investigador y ex consultor de la NASA, Richard Hoagland, quien habló sobre el posible encubrimiento de vida en Marte y en la Luna. Y no es el único, un ex piloto de la CIA (Agencia de Inteligencia Central), John Lear, ya había denunciado estas irregularidades, como por ejemplo que en la Luna y en Marte hay millones de habitantes.

 

Lear es uno de los pilotos más expertos y premiados de la aviación de los Estados Unidos, su currículum incluye la participación en el desarrollo de más de 150 prototipos de vehículos aéreos. Ostenta 18 récords de velocidad; ganó casi todas las distinciones que otorga la Administración Federal de Aviación y es el hijo del creador de los Lear jets, Bill Lear. Como capitán de las Fuerzas Aéreas y agente de la CIA, Lear tenía acceso a información interna confidencial. Por ejemplo, asegura que las misiones Apolo y Mercuri fueron sólo señuelos para distraer al gran público de los proyectos secretos que iban realizando en la Luna y en Marte.

 

El piloto afirmó además que desde 1962 la NASA ha vuelto a la Luna sin parar, y que en colaboración de razas alienígenas, han construido ciudades en su lado oscuro. También señaló que en 1966 empezaron a colonizar Marte, y que a partir de ese año exploraron todos y cada uno de los planetas del sis - tema solar. Para probar algunas de sus denuncias, Lear manifestó que en los años 70 la NASA dejó cabos sueltos: en las fotos que se tomaron con el Apolo VIII, X y XI, y se publicaron en 1971 en un libro, el “NASA SP-246 ‘Lunar Photographs From Apollo VIII, X & XI'", aparecían bases, ciudades, rutas, y hasta vegetación, también rastros de minería e incluso un reactor nuclear. Lear dice que estas fotos fueron eliminadas poco después de su publicación.

 

El origen de la Luna

 

La teoría sobre el origen de la Luna más aceptada por los científicos se llama “El gran impacto". Fue presentada en 1974 en una conferencia sobre satélites y se publicó en una revista científica al año siguiente. Teoriza, a través de una simulación por computadora, que la Luna fue producto del choque entre una Tierra joven y un protoplaneta del tamaño de Marte llamado Theia. La coalición dio como resultado el desprendimiento de un pedazo de la Tierra y la posterior formación del satélite.

 

Entre 1969 y 1972, las misiones Apolo, aparte de alunizar (algunas) y caminar sobre la superficie lunar, debían poner, cambiar o reparar sismógrafos. Estos tenían la misión de enviar datos a la Tierra para su investigación. La misión del Apolo XII debía configurar los sismógrafos y hacer estrellar intencionalmente el módulo lunar sobre la superficie del satélite. El impacto fue el equivalente a una tonelada de dinamita y superó con creces la bomba atómica que se lanzó sobre Hiroshima. Los científicos de la NASA dijeron que la Luna resonó como una campana durante más de una hora.

 

El supervisor de los datos y fotografías de las misiones Apolo de la NASA, Ken Johnson, fue más elocuente: “La Luna no sólo sonó como una campana sino que se tambaleó de forma tan precisa que daba la sensación que había unos gigantescos amortiguadores hidráulicos en su interior”. Maurice Ewing, un geofísico estadounidense y oceanógrafo, manifestó que “preferiría no hacer una interpretación, pero es como si alguien hubiese golpeado una campana”.

 

El astrónomo, astrofísico, cosmólogo y escritor, Carl Sagan expresó en su momento que la Luna es “un satélite natural, de ninguna manera puede ser hueco”.

 

 


 

¿El tamaño de la Luna es normal?

 

Según la ciencia, no hay otro planeta en nuestro sistema que el satélite tenga el cuarto del diámetro del planeta en el que orbita. La Tierra tiene un diámetro de 12.742 kilómetros, la Luna 3.474; o sea es 3,66 veces más pequeña. Pero esto no pasa con el resto de los planetas que tienen satélites donde las proporciones son de entre 22 y 295 veces más pequeños.

 

No obstante, hay un planeta en el cual la proporcionalidad se rompe de manera drástica: Plutón y su mayor satélite, Caronte. En este caso el diámetro de Plutón (2.320 Km) y el de Caronte (1.212 Km) dejan una proporcionalidad de 1,91 veces más pequeño, pero existe un “pero” importante. Los dos orbitan alrededor del centro de las masas de ambos, con lo que se consideran dos planetas enanos y no un planeta/satélite.

 

El testimonio de Isaac Asimov, profesor de bioquímica y escritor, es poco más que inquietante: “No podemos evitar llegar a la conclusión de que la Luna, por derecho, no debería estar allí. El hecho es que es un golpe de suerte demasiado bueno para ser aceptado. Pequeños planetas como la Tierra con campos gravitatorios débiles, deberían carecer de satélites, y si los tiene, son muchísimo más pequeños que el propio planeta. Por lo tanto, si la Tierra tuviese un satélite debería ser muy pequeño, quizás de unos 50 km de diámetro. Pero eso no es así. La Tierra no sólo tiene un satélite, sino que además es gigante”.

 

El astrofísico y ex director del Harvard-Smithsonian Center of Astrophyisics, Irwin Shapiro, expresó al respecto: “La Luna es más grande, al parecer más vieja y mucho más ligera en masa de lo que debería ser. Ocupa una órbita muy poco probable y es tan extraordinaria que todas las explicaciones existentes para su presencia están plagadas de dificultades y ninguna de las explicaciones existentes es totalmente irrefutable”.

 

Más planes en el espacio

 

Mientras tanto la conquista del espacio continúa. Con menos tintes de película de ciencia ficción y más orientada a lo “posible" según la ciencia, el próximo objetivo de las agencias espaciales es llevar al hombre a Marte. Si bien afirman que en 1973 el interés por viajar a la Luna se perdió, Levato señaló que ahora parece que volvió y por varias razones. “Una de ellas es la posibilidad de usarla como base y desde allí lanzar las misiones a Marte por ejemplo, porque como en la Luna hay menos gravedad que en la Tierra, es mucho más fácil despegar y más barato. Se gasta menos combustible".

 

“El amerizaje en Marte va a ser de impacto mundial. Se van a instalar estaciones meteorológicas para medir el ‘clima'. Posee una atmósfera pequeña, con una densidad que es el 5% de la terrestre, tiene vientos, nubes y todo eso se está midiendo desde la Tierra, pero nada mejor que ir al lugar y poner todo para poder recibir la información online. Marte se conoce muy bien, se mandaron muchos vehículos que recorrieron muchísimos kilómetros y mandaron información sobre los mejores lugares para amerizar. Hay cráteres, montañas, llanuras y está el Monte Olimpo que tiene 16 kilómetros de altura, dos veces más alto que el Everest", dijo. El científico radicado en San Luis añadió que hay trajes espaciales mucho más livianos y prácticos que los que se usaron para ir a la Luna y que se calcula que los viajes serán en el 2025.

 

Otra misión que destacó Levato es la exploración de Europa, uno de los satélites de Júpiter. “De acuerdo a los datos que se pudieron obtener desde la Tierra, debajo de la cáscara de Europa, hay un mar con agua a 20 grados. Se sospecha que puede haber vida, aunque sea bacteriana", expresó. Indicó además que con el correr del tiempo “es muy probable que los viajes espaciales se abaraten por el avance de la tecnología. Probablemente en el futuro se puedan hacer viajes espaciales en poco tiempo, aunque va a tener ciertos requerimientos de salud. Por ahora hay empresas privadas que ofrecen dar vueltas alrededor de la Luna como si fuera un viaje turístico por el espacio".

 

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