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Hugo Ledesma: un señor jugador

Tiene 73 años y su vida pasa por la número cinco. Fue uno de los mejores jugadores que dio el fútbol de San Luis. Debutó en Pringles y jugó en Instituto de Córdoba. Lo quisieron Las Palmas (España) y Sporting Cristal (Perú). Una breve reseña de su vida.

Por Johnny Díaz
| 07 de enero de 2019
Hugo Arnaldo Ledesma: "Naci y me crié en el mejor sector de San Luis, el Barrio Norte, cuna de grandes futbolistas, en su cancha jugaron los mejores". Foto: Marianela Sánchez.

Hugo Arnaldo Ledesma es uno de los mejores jugadores que dio el fútbol de San Luis en los últimos 50 años. Alto, de un buen porte,  fornido, con mucha agilidad para desplazarse en zonas difíciles, gambeteador, hábil con las dos piernas, de fuerte pegada y mucho dominio de su físico. Eso le permitió jugar con sus brazos abiertos, marcando claras diferencias con quienes le intentaran quitarle la pelota. No faltó de pibe quien le augurara un buen futuro. 

 

Debutó a los 14 años en Deportivo Pringles, pasó a Estudiantes de San Luis, Independiente de General Cabrera, Instituto de Córdoba, Independiente Rivadavia, San Martín y Godoy Cruz de Mendoza, volvió a Córdoba para jugar en Levalle y en Estudiantes de Río Cuarto. A los 31 años, vino a Juventud Unida Universitario, luego Boca de la Paz, Mendoza, y se retiró en Huracán de San Luis.  

 

Hijo de Blanca Rosa Alcaraz y de Humberto Esteban Ledesma, Hugo, uno de los siete hijos del matrimonio, nació el primer día del año 1946. Fue fichado en Pringles a instancias de su padre y de su hermano Humberto, a quien todos conocen como “El Cogote” Ledesma. 
Nacido en el viejo y querido barrio Rincón del Diablo, popularmente conocido como Barrio Norte, tiene seis hijos: Gabriela, Carina, Vanessa, Yesica, Aldo y Yamila. Además, 14 nietos. “Nací, fui criado y vivo en el mejor barrio de San Luis, el Barrio Norte o Rincón del Diablo, cuna de destacados jugadores de fútbol. Chicos que engrandecieron y llenaron de trofeos las vitrinas de varios clubes argentinos”.

 

En la legendaria canchita de El Brete lo vio Cayetano Zabala, DT del equipo de la calle Colón, y lo catapultó a primera. Allí compartió vestuario con Agustín Lagos, su hermano Humberto, “El Goyo” Ibarra (Huracán), “El Milico” Marín, los hermanos Viera, Bulla, “Licho”,  "Jancho” y “El Ratón” Miranda, “El Toro” Gómez, (padre de Hugo Esteban), “El Chacho” Miranda y Marcos “El Conejo” Guzmán. “Debuté en primera reemplazando al 'Pelado' Sáez, que estaba haciendo el servicio militar y para ese día no le dieron permiso, jugué de ocho", recuerda. 

 

"Ese año, 1964, salimos campeones y fuimos a jugar el Torneo Argentino, que se hacía en Boca. Fue el único equipo de San Luis hasta el día de hoy que ha jugado en la mítica 'Bombonera”, se ufana Ledesma. 

 

La participación de Pringles en ese campeonato está marcada por la historia de la revista “Así es Boca” de 1965, que dice que el equipo puntano mostró algunas falencias producto de su amateurismo, pero que también dejaron una buena impresión dos jugadores: Ledesma y Viera, que interesaron a Estudiantes de La Plata. 

 

Ledesma tenía un problema, la edad y su madre no estaba muy de acuerdo en dejarlo partir tan joven; a lo que se sumó una urgente operación de apendicitis tras el viaje de regreso.

 

Su destino estaba marcado. Pablo Rodríguez, Jorge Funes Gez y Pedro Benoza, dirigentes de Sportivo Estudiantes, no tardaron en sumarlo al conjunto “Albiverde”. Debutó en el torneo Regional de ese año frente a Sportivo Belgrano de Río Tercero anotando tres goles. En la cancha había dirigentes de Instituto de Córdoba, que lo compraron en unos siete mil pesos de aquella época. Los cordobeses habían vendido a Hugo Curioni a Boca en 18 mil y necesitaban urgente un buen 8 o un 9 de área, y el puntano podía jugar en esas posiciones. 

 

Ramón Maders, presidente de “La Gloria”, lo llevó a los mejores lugares, conoció a su familia en el barrio Cofico, cenó en restaurantes del Cerro de las Rosas y lo presentó al periodismo cordobés.

 

“Todo me parecía un sueño, me vistieron de pies a cabeza, nunca había usado zapatos mocasines, ni me había puesto un traje. Tenía ropa deportiva de primera línea, vivía en un departamento, me hacían hasta la comida. Vivía a un par de cuadras del club, en un complejo municipal. No lo podía creer, estaba deslumbrado y asombrado”, cuenta hoy, después de muchos años. 

 

Hugo Ledesma fue parte del plantel que integraban Balverdi, Taranto, “Meco”  Gutiérrez, Juan José Moyano, Miguel Ángel Roca, Reyes Lima, Ardiles, Beltrán, Ceballos, Saldaño, Lavessi, Carlos “La Perla Blanca” de Córdoba ,Lovera, Moreno, Luis Galván, Beltrán, Pirro, Mario Kempes y Ricardo Cherini.

 

“Debuté frente a Las Palmas y ganamos dos a uno, pegué dos tiros en los palos, y la gente se volvía loca, teníamos un equipazo. En Instituto estuve dos años, en la liga local salimos terceros, y a nivel nacional tuvimos una buena actuación. Pedro Benoza me arrimó un dinero y según me dijo ‘era lo que correspondía’, así pude comprarles un Fiat 600 a mis padres, fue algo inesperado”. 

 

Había llegado el final de un ciclo y correspondía la depuración del plantel. Con tres jugadores por puesto, Ledesma volvió a San Luis. "Fue una gratísima experiencia, ya en esos años estaba todo profesionalizado”.

 

Hugo se emociona al recordar a sus hermanos. Norma Judith, Mirtha y Felipe (fallecidos), Humberto, Olga, Elva y Aldo Jorge. Pero rápidamente retoma el hilo de los recuerdos: “Vinieron dirigentes de Independiente Rivadavia de Mendoza encabezados por su titular, don Bautista Gargantini. El poder adquisitivo lo tenían, pero les faltaban hombres y nombres para levantar el alicaído fútbol doméstico y aspirar a jugar un Nacional de aquellos años. Por eso los mendocinos contrataron a Adolfo y Juan Carlos Soto, a Cavalleri, que venía de ser suplente del "Tano" Roma en Boca, Traverso, Vergara,

 

Russo, Osorio, Memoli. Era un equipo contundente y estábamos bajo las órdenes de Miguel ángel “El Cholo” Converti. Obviamente salimos campeones provinciales y segundo fue Gimnasia y Esgrima", agrega orgulloso.
 “Ese plantel se desmanteló por diferentes causas y  contrataron a Reynaldo ‘Mumo’ Viviani Orsi como DT, quien armó un gran equipo, pero salimos terceros después de una gran campaña, pese a las lesiones y suspensiones de algunos jugadores”, agrega. 

 

Ledesma dice que apareció la posibilidad de jugar en San Martín de Mendoza. Entonces Esteban Constantini se contactó con los dirigentes de “La Lepra” y el pase se hizo, pese a que el jugador tenía grandes chances de viajar Desamparados de San Juan, Las Palmas de España o Sporting Cristal de Perú, donde Juan Carlos Oblitas estaba interesado en llevarlo vía un intermediario, el doctor Lépori, hermano de Luis.

 

“Finalmente, por razones económicas recalé en San Martín de Mendoza, donde estaban Gustavo Enrique Reggi, Tamagnone, Zubialdi, Pereyra, Rolando Gramari, Eduardo Maryllak, José Antonio Tebez, Teodoro Fernández, ‘El Gauchito’ Guzmán, 'Pocho' Barroso, Rubén Ambrogui, que luego brilló en Brasil, y Forti. Tras esa temporada me vendieron a Godoy Cruz Antonio Tomba, estuve un año y pasé a Levalle de Córdoba”.

 

Levalle había armado un verdadero equipazo con Tejoni, Carlos de Lucca, Supichat, los hermanos Comizzo, que después jugaron en River, Ponce, Guardiol, Batalla y “El Negro” Monserrat, hermano de otro destacado jugador de River y San Lorenzo, "El Diablo".

 

“Le ganamos a Talleres, con goles de Tejoni y Monserrat, le quitamos un invicto de 33 partidos. Se querían morir porque eran una especie de 'cuco' con Truccha, Luis Galván, Héctor Ártico, Cortez, Daniel Alberto Willington y Víctor Binello, en ese equipo".   

 

Hugo dice que a esta altura de su carrera ya sentía el desarraigo y la familia le reclamaba más tiempo  –tenía 31 años-. En esas circunstancias apareció en el horizonte Estudiantes de Río Cuarto. Carlos “Pájaro” Garro, que había sido compañero en el servicio militar, fue quien lo invitó a jugar en el sur de Córdoba. Su pase se concretó a regañadientes, pero la plata que pusieron fue muy convincente.

 

“Mi llegada a Estudiantes se produjo cuando era técnico Antonio Ubaldo Rattin. Estaban 'El Muñeco' Madurga, Astudillo, Areco, Aimar y 'El Chamaco' Rodríguez, era para jugar un Regional, perdimos la final con San Martín de San Juan, que clasificó  al Nacional de ese año. Una pena”, aún lamenta.

 

El ex delantero sentía que su tiempo se acortaba como futbolista, pero sabía que tenía mucho para dar, no estaba muy golpeado y el único problema que lo aquejaba era una rodilla rebelde, por lo cual muchas veces jugó infiltrado, pero sin bajar su nivel. 

 

En 1977 se sumó a Juventud Unida Universitario y participó de ese gran equipo puntano como jugador y técnico. San Luis quedó en las puertas de un Nacional, hazaña que un año después lograría con la conducción de Miguel Ángel Guzmán con el éxito ya conocido.

 

“Me sentí útil para el fútbol de San Luis, pero creo que tendrían que haberme dado una oportunidad más. No estoy reclamando nada, solo digo lo que siento. Apareció Miguel Ángel Ubieta, de La Paz, Mendoza, y me ofreció un buen dinero para que jugara en Boca de su ciudad y allí fui. Después vine a Huracán invitado por mi amigo Víctor Sosa, jugando con Mario La Torre, Vico Sosa, Mushmud Uisso y Juan Gilberto Funes que tenía unos 15 años, Nos quedábamos  después de los entrenamientos para que fuera puliendo sus condiciones, enseñarle a cabecear y mejorar su llegada al arco aprovechando su innata potencia.Yo jugaba de cinco como armador, le ganamos a Estudiantes y le amargamos el campeonato”.

 

Con el tiempo, apareció en su vida “su primera novia”, como le gusta decirle al Deportivo Pringles, que lo contrató como DT, aprovechando que ya se había recibido. No defraudó y salió campeón en la divisional B.

 

“Era un equipo sin estrellas. Mencho Jofré, Silas, Sbrigatta, Claudio Bustos, todos obreros del fútbol, así salimos campeones. Cada uno sabía lo que tenía que hacer. Dominamos años seguidos. Los dirigentes no me entendieron, teníamos equipo para jugar en San Luis, no un Regional, no teníamos plata para nada. De las tres plazas, una la ocupó Pringles, las dos restantes se las vendió a Estudiantes y a Juventud”. 

 

Ese fue el final para un lindo proyecto deportivo que hubiera llevado a Pringles a lo más alto. Ledesma dice tener un proyecto de largo aliento  para el fútbol sanluiseño, sueña con volver a dirigir y enseñar lo mucho que aprendió en las canchas argentinas. “Vivo y respiro fútbol, soy un jugador nato de uno de los más bellos deportes. Ojalá pueda enseñar lo mucho que aprendí de grandes maestros del fútbol mundial”. Clarito.

 

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