Una familia perdió sus bienes en un incendio y pide ayuda

Nadie imagina qué es lo peor que puede sucederle, hasta que pasa. Una familia mendocina que desde hace un año y medio reside en el barrio Jardín Aeropuerto de la ciudad de San Luis, sufrió un incendio que le produjo grandes pérdidas materiales. Ninguno de los cinco integrantes que habitan la casa ubicada en la esquina de Marcelino Poblet al 1200,  tuvieron heridas de gravedad en el cuerpo. Sin embargo el susto del jueves a la mañana opacó lo que movilizó a los Barroco: encontrar una mejor calidad de vida. Pero como ocurre habitualmente, los puntanos ya mostraron su costado solidario y colaboran con ropa, colchones y comida. Ahora necesitan calzados y ayuda económica para arreglar la casa. 

Estela Barroco es el sustento de sus hijos y de su nieta de 5 años. Fue quien estaba en la casa cuando se dio cuenta de que una de las habitaciones del fondo se quemaba. A pesar de que en ese momento el agua de los grifos no salía con demasiada presión, intentó inútilmente que no se propagara el fuego. No solo que no logró su objetivo si no que se derrumbó el techo y el incendio continuó en la habitación de al lado. Además explicó que el calor, dañó los artefactos de la cocina que aún no pueden constatar si funcionan ya que por seguridad, no tienen ni luz ni gas.    

"Nos ayudó un vecino hasta que llegaron los bomberos. Ahora personas de diferentes puntos de la ciudad nos ofrecieron ropa, comida y colchones que vamos a buscar a pie. Pero el daño material es grande, sobre todo en la casa y no contamos con los recursos para arreglarlo", destacó y agregó que la dueña de la propiedad que alquilan se ofreció a ayudarlos con una rifa para conseguir recursos. "Desde el viernes mi nieta está con la misma ropa y hasta el momento nadie nos acercó algo para ella.

Además sería de mucha utilidad calzado para mis dos hijas", contó Estela apelando una vez más a la solidaridad de todos.    

Mayra, la contadora

Mayra es una de las hijas mayores. Con solo 21 años llegó junto a su mamá, sus hermanos y su sobrina. Contó a El Diario que apenas tuvo toda la documentación, se decidió a hacer lo que tanto añoró y finalmente consiguió en tierras puntanas, terminar la secundaria. Por el siniestro perdió toda su ropa y también sus útiles, que obtuvo con el trabajo de todo un año. Desahuciada y enojada aseguró que quería dejar la escuela pero gracias al apoyo de sus compañeros y la solidaridad de la gente, hará que siga en busca de sus sueño. Ser contadora. "Le comenté a Raúl Aguilar, un compañero que dejaría otra vez la escuela. Él me dijo que no lo hiciera y me ofreció toda su ayuda para recuperar los contenidos que vimos en el año", explicó. 

Ahora parte de la familia duerme en el comedor. Todos juntos y acompañándose para otra vez, salir de la malaria. Al parecer, ahora la diferencia estaría en que no están solos. Los puntanos saben cómo acompañar a quienes lo necesitan.