19°SAN LUIS - Lunes 29 de Abril de 2024

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No somos impostoras

Hace unas semanas, la periodista Aldana Vales publicaba una interesante columna en el diario La Nación, que hacía hincapié en la importancia de empezar a comunicar los logros. Claro, hablamos de los logros de las mujeres en los distintos ámbitos donde se desempeñan, juzgados siempre dentro del contexto de un mundo desigual, donde todo cuesta un poco más.

¿Nos merecemos el lugar adonde hemos llegado? ¿Estamos capacitadas? ¿Estamos a la altura de las expectativas que hay sobre nuestro rol? Nos preguntamos casi boicoteándonos. Vales contaba que nos hacemos estas preguntas porque tenemos constante duda de nuestras capacidades; es, incluso, un fenómeno que ha sido estudiado y hasta tiene nombre: el "síndrome del impostor" lo llamaron en 1978 las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes.

Estas manifestaciones que sufren en su gran mayoría las mujeres consisten en dificultades para internalizar diferentes logros y un miedo persistente de ser expuestas como "fraudes".

Volviendo a la idea original de reconocer los logros de las mujeres y romper con este síndrome de desvalorización que acarreamos desde la cuna, es que celebro (y recomiendo) la llegada al mundo del primer libro de María Florencia Freijo, politóloga feminista que a través de “Solas (aun acompañadas)” de la editorial El Ateneo busca brindarnos herramientas para salir de ese demérito en que nos ponemos.

Freijo señala que las mujeres transitamos este mundo cargando mandatos patriarcales: ser buena esposa, buena madre, buena hija y exitosa en nuestros trabajos. “Desde siempre cargamos con una enorme cantidad de exigencias sobre nuestro cuerpo, nuestro comportamiento o lo que se espera de nosotras. Estamos solas porque crecemos alejadas de nuestro propio deseo; separadas unas de otras; exigidas al máximo para encajar en los moldes que la sociedad nos impone”.

¿En dónde recaen en nuestro cuerpo emocional las distintas reglas que hay para ellos y para nosotras desde temprana edad? ¿En dónde quedan esos enojos que no podemos expresar mientras estamos tratando de ser ‘buenas hijas’ o ‘buenas mujeres’? ¿Cuál es la consecuencia de no serlo?, se pregunta en su libro y busca responderse a través de un repaso por la cultura, la política y la industria del entretenimiento. Todo con el único fin de ayudarnos a tomar conciencia, como un primer paso, hacia la liberación de esas pesadas mochilas.

 

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