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Atropelló y huyó: dijo que está arrepentido

Emiliano Muñoz chocó la moto de Daniel Miranda en mayo. El joven aún se repone de las heridas.

Por redacción
| 06 de diciembre de 2019
Frente a frente. Muñoz (centro), su padre (der.) y el hermano de la víctima.

Fue una jornada importante en este caso, no solo por esta novedad judicial. Y es que fue, además, la primera vez que familiares de la víctima y del acusado hablaron cara a cara. Por parte de Daniel Miranda estuvieron en tribunales su hermano Gastón y su mamá, Rosa Graciela Del Valle. Emiliano Muñoz estuvo acompañado por su padre y una joven. El 30 de mayo chocó, estando alcoholizado, y le causó lesiones al motociclista. Luego escapó y denunció que le habían robado el auto.

 

Hubo dos momentos. El primero, muy tenso, se dio antes de las 10, en el pasillo del primer piso de tribunales. Mientras las partes y el fiscal de instrucción 3, Esteban Roche, estaban en audiencia en una oficina, afuera, en el pasillo, comenzó un fuerte intercambio de palabras que, por fortuna, no pasó a mayores.

 

Después, más sereno, Gastón le explicaría a El Diario que cuando vio al acusado sentado en un banco del pasillo le fijó la mirada y no se la quitó, y que cuando Muñoz levantó la vista y se la sostuvo, en lo que entendió como un gesto desafiante, él no pudo contenerse y empezó a hacerle reproches en voz alta.

 

Gastón le dijo que debía agachar la cabeza, ya que por su culpa tanto Daniel como su madre habían estado en terapia (la señora tuvo problemas al corazón, por el estrés que vivió al ver a su hijo en grave estado). También le reclamó haber huido dejando a su hermano tirado en el lugar del choque, en Bolívar  y Maipú, y cuánto les afectó la vida. Lo sucedido impactó en varios los aspectos, entre ellos el económico, ya que Daniel estuvo internado largo tiempo y aún está en rehabilitación.

 

Muñoz, por su parte, le respondió “no sabés”. “Nosotros no estuvimos en el lugar, pero hay testigos que sí saben”, le retrucó Rosa, la madre de la víctima.

 

Tan fuerte fue el intercambio verbal que los empleados llamaron a los policías de la guardia de tribunales. Cuando los agentes llegaron, los ánimos estaban más calmados, y se retiraron después de aclararles que debían guardar las formas, por el lugar en el que estaban.

 

El segundo momento se dio ya concluida la audiencia, frente a tribunales, en la vereda este de la Plaza Independencia. Muñoz y su padre y la joven que iba con ellos se acercaron a Rosa y Gastón. El padre de Muñoz se presentó, les expresó que lamentaba lo ocurrido, que se ponía a disposición para lo que necesitaran y les dio su número de teléfono.  “Pero esto tendría que haber pasado hace mucho tiempo, después del choque”, les hizo ver Rosa. 

 

El joven procesado habló menos. Solo les pidió perdón y dijo que estaba mal por lo ocurrido y que si debe pagar con encierro, lo hará. El resto del tiempo se mantuvo con la mirada hacia el piso y la mano derecha cerca de la boca. Después de ese breve diálogo, Muñoz y sus allegados se fueron.

 

“No voy a aceptar ni a perdonar nunca que haya dejado a mi hermano muriéndose como un animal, literalmente. Si a alguien le tiene que pedir perdón es a mi hermano y a Dios. Más  allá de que puede haber estado en shock o alcoholizado, hay otras maneras de actuar”, aseguró Gastón.

 

 

Ya camina solo

 

Gastón, el hermano de la víctima, contó que Daniel hace poco volvió a caminar, todo un hito en su recuperación. De la silla de ruedas pasó al andador y de éste a desplazarse solo, practicando en el pasillo de su casa. 

 

“Él está bien entre comillas. Sigue con la colostomía que le hicieron meses atrás. En marzo, si Dios quiere, le volverán a reconectar el intestino. Aun tiene una hemiplejia en la parte izquierda del cuerpo, que con el tiempo se irá, según lo que los médicos nos han dicho. Hace rehabilitación en el Hospital San Luis y además, tiene rehabilitación en casa, un refuerzo que hemos puesto nosotros”, detalló.

 

“A la mano izquierda la sube y la baja con dificultad, pero lo importante es que se está moviendo y se ven avances. Ahora tiene mejor postura en las piernas. A nivel neurológico, está en un noventa por ciento”, comentó. 

 

 

Ebrio y a alta velocidad

 

Según una proyección, a la hora del choque, Muñoz tenía 1,87 gramos de alcohol por litro de sangre. Y, por lo que surgió de pericias, iba a casi 79 kilómetros por hora cuando cruzó en rojo el semáforo de Bolívar y Maipú.

 

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