Investigan a una pareja por la violación sufrida por su hija
El hombre no es el padre biológico, pero le dio su apellido a la chica. La mujer está imputada como partícipe necesaria del abuso.
Fue entre los 6 y los 7 años, según contó la víctima, cuando su padre comenzó a manosearla, inclusive en las partes íntimas. Dijo que, a medida que crecía y su cuerpo tomaba la figura de una mujer adulta, los abusos se agravaron: la obligaba a sacarse la ropa y a sentarse encima de él y le pedía que lo tocara en los genitales, entre otras prácticas. A poco de que la chica cumpliera 16 años, cuando se enteró de que ella había empezado a tener contacto con un muchacho de su edad, la violencia del padre dio un zarpazo brutal: la violó. "Yo no creo que mi mamá no haya escuchado", afirmó la víctima en tribunales, a mediados de este mes. Hace tres días, tanto el padre como la madre fueron detenidos por orden de la jueza que investiga el caso, Virginia Palacios.
Los ataques sexuales fueron, en realidad, la manifestación más extrema de los maltratos que padecía, según surge del relato que la muchacha de 20 años, vecina del barrio Eva Perón de San Luis, ha hecho ante los investigadores.
Aseguró que desde muy pequeña ha sufrido severos castigos. Narró que el padre la golpeaba con el cinto y que inclusive cuando empezó a revelarse ante las mortificaciones, tras sufrir la violación, fue privada de sentarse a comer en la mesa con sus hermanos menores, fue echada de la casa y obligada a buscar trabajo. El padre le decía que ella no iba a comer de su plata, que no iba a mantenerla. En alguna ocasión, según recordó, hasta tuvo que acarrear escombros. Los maltratos sucedían con el conocimiento y acuerdo de la madre, aseveró la denunciante.
El acusado no es, en verdad, el padre biológico de la damnificada. Pero ella lleva su apellido, ya que la reconoció, por lo que, legalmente, ella es su hija. Dado que tanto la joven como el imputado tienen el mismo apellido, El Diario no dará la identidad de él, para mantener en reserva la de la chica.
Tanto él como la madre de la víctima fueron citados en febrero a declarar en el juzgado, como imputados por la violación. Él es investigado por "Abuso sexual con acceso carnal, agravado por la condición de guardador y el aprovechamiento de la convivencia preexistente, siendo la víctima menor de edad". Ella es sospechosa de "Abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo, la condición de guardador y el aprovechamiento de la convivencia preexistente en calidad de partícipe necesaria en comisión por omisión, siendo la víctima menor de edad".
En la indagatoria, ellos se abstuvieron de declarar. Al momento de ese acto procesal, ellos estaban libres, y en esa condición estuvieron hasta el pasado jueves 28, cuando, por orden de la jueza Palacios, fueron detenidos.
Pero la pareja sospechosa tuvo en claro que si había sido citada al juzgado, es porque había sospechas suficientes. Eso motivó que repitieran una conducta que ya habían adoptado anteriormente: la de la amenaza. En esta última oportunidad intimidaron a un tío materno de la víctima y a la esposa y la suegra de él, que son los parientes que recibieron a la chica en su casa en 2015, cuando ella decidió irse de su hogar, aproximadamente un mes después de la violación.
No quería volver con los padres
En 2015, estos familiares acompañaron a la joven a la Justicia. Ella habló de los suplicios que vivía en el Juzgado de Familia 2, y expresó claramente su voluntad: no quería volver con sus padres. La jueza Viviana Oste otorgó la tenencia al tío materno.
La revelación de la violación llegó poco después, cuando la tía advirtió una conducta extraña en la adolescente. Ella se orinaba en la cama. La tía empezó a preguntarle qué sucedía, y la chica le contó que había sido sometida por su papá. La pariente la acompañó al Hospital Escuela de Salud Mental, en donde hizo terapia durante un tiempo con una psicóloga.
La Justicia de Familia y Menores tomó conocimiento de la acusación de la menor. Pero, al parecer, hubo lentitud en el envío de las actuaciones al juzgado penal, para que iniciara las averiguaciones para establecer si hubo delito sexual.
Tras recibir las amenazas, en febrero de este año, estos allegados hicieron la denuncia por estas intimidaciones, que posteriormente fue ratificada.
El tío materno contó que la acusada, es decir, su hermana, fue a su domicilio, tomó a la víctima de los cabellos y la increpó preguntándole qué había hecho, si había ido a la Policía.
Su esposa y su suegra intervinieron y lograron hacer entrar a la chica a la casa, para ponerla a resguardo.
El hombre refirió que días después, su hermana lo llamó y le dijo que, de no ser por ella, que frenaba a su marido, las cosas ya se habrían resuelto de otra forma, dando a entender que él quería solucionarlo con alguna acción violenta. "Siento que podemos correr peligro (...) Siempre tenemos temor por los chicos cuando salen del colegio (...) Tratamos de evitarlo, es un tipo desequilibrado que en cualquier momento puede hacer algo", manifestó el tío de la víctima.
Cuando le corrieron vista, el fiscal de instrucción 3, Esteban Roche, opinó que, con su comportamiento, los sospechosos entorpecían el avance de la investigación y que había riesgo procesal, por lo que le pidió a la jueza que ordenara su detención. La magistrado consideró que había razones suficientes para hacerlo, y dispuso que los arrestaran, el pasado 25 de marzo.


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