20°SAN LUIS - Martes 30 de Abril de 2024

20°SAN LUIS - Martes 30 de Abril de 2024

EN VIVO

Según una especialista, Carina Di Marco naturalizaba la violencia

Dijo que la imputada "no se pudo interpelar" ni cuestionar a su pareja, autor de las violaciones a la nena de 12 años. 

Por redacción
| 10 de abril de 2019
Foto: Marianela Sánchez.

Carina Di Marco naturalizaba la violencia y el dominio que en la casa ejercía su pareja, Lucas Gómez, aseguró este miércoles Gladys Noemí Amieva, jefa del Departamento de Trabajo Social del Poder Judicial. La profesional refirió que tuvo indicios de que la mujer “no pudo atender” y "le restó importancia” a ciertas vivencias de su hija mayor, Florencia Di Marco, de 12 años. 
El testimonio de la profesional fue uno de los nueve que se escucharon en la tercera audiencia del juicio a Di Marco, acusada de haber sabido de los ultrajes perpetrados por Gómez a Florencia y no haber actuado para impedirlos. La nena fue violada y asesinada por su padrastro entre las últimas horas del 21 y las primeras del 22 de marzo de 2017. 
Amieva contó que intervino en el caso a solicitud del juzgado de Familia. Lo hizo el 24 de marzo de 2017, tras la detención de Gómez, que se concretó durante el allanamiento en la casa que la familia alquilaba en el barrio Lucas Rodríguez. Amieva fue junto a otros dos profesionales del Poder Judicial. Uno de ellos era el pediatra Darío Villarroel. 
Ella se ocupó, puntualmente, de entrevistar a Di Marco para conocer cuál y cómo era la dinámica de esa familia, que se había instalado en San Luis hacía 9 meses. El grupo estaba integrado por la pareja y los tres hijos que tienen en común– dos varones y la beba que acababa de nacer– y Florencia, fruto de una relación que Di Marco tuvo antes de conocer a Gómez. 
Según explicó Amieva, Florencia vivía el desarraigo de su provincia natal, Mendoza, donde habían quedado tres personas que eran referentes afectivos: su abuelo materno, Carlos Di Marco; la madre de su padrastro, Ester Manzo, a quien quería como una abuela; y Carla, su mejor amiga. Dijo, además, que la pequeña sentía celos de su hermanita que acababa de nacer, y que era una niña cerrada, que poco hablaba de sus intereses. Testigos comentaron que la criatura solía sentarse cerca del ingreso a la casa, en una piedra, sola, con su celular en la mano, dado que en la calle había una antena de wi fi y podía usar internet.  
En el hogar había una relación desigual, asimétrica, entre Di Marco y Gómez, que cumplía un "rol afín" al de padre respecto a Florencia. Él imponía las reglas en la casa, “decía quién sí y quién no”, aseguró Amieva. La especialista contó que durante la entrevista, la acusada le dijo que no sabía cuáles eran los ingresos que manejaban para solventar los gastos de la familia, ya que quien manejaba el dinero era Gómez. Era él quien trabajaba –presuntamente se dedicaba a comprar comestibles en Mendoza, que luego revendía en comercios de aquí– y la mujer se ocupaba de las tareas hogareñas y los niños. 
Advirtió la profesional en el discurso de Di Marco una contradicción muy fuerte, presente en la respuesta que le dio cuando la interrogó sobre cómo se llevaban su pareja y Florencia. “Re bien se llevan, chocan mucho, porque los dos tienen carácter fuerte”, dijo la profesional que le respondió la mujer. 
La profesional hizo un análisis de este contrasentido, que para ella habla claramente de cómo era el vínculo entre la nena y el padrastro, y, más ampliamente, la dinámica familiar. “Era una relación conflictiva, (la niña era) desafiante (...). Ella contó que Florencia no se levantaba a comer, que solía quedarse toda la noche despierta con el celular ¿Dónde estaban las figuras de autoridad, de cuidado, de protección?”, se preguntó. 
Di Marco “dijo (Gómez) ‘me ha querido levantar la mano’", contó la trabajadora social. 
Las diferencias, según le explicó Di Marco, surgían porque Gómez se alcoholizaba –fundamentalmente los fines de semana– y, en lo reciente, también consumía cocaína. A Amieva le llamó la atención la cantidad de botellas, de bebidas caras, que había en la casa. Y contó que uno de los niños le dijo “a mi papá le gusta coleccionar botellas”, y que Di Marco intervino inmediatamente para aclarar que era bebida que su marido compraba “a pedido” de los clientes. 
Según lo que la acusada le relató a Amieva, los problemas entre ella y su marido surgían porque “él salía, le gustaba salir solo, se iba con los amigos a pescar, ella se lo recriminaba, y él reaccionaba agresivo”. Di Marco refirió que Florencia fue testigo de reacciones violentas de Gómez, de discusiones. 
Así y todo, según Di Marco, en su casa, “todo era normal”. Naturalizaba la violencia verbal, psicológica, simbólica y hasta física que había en el seno familiar, interpretó la testigo. Di Marco “es un ‘te digo, pero no te digo’”, dijo. 
Si bien indicó que al momento de la entrevista la acusada atravesaba por un estrés socio-emocional –habían asesinado a su hija, acababan de detener a su marido como presunto autor del femicidio y había dado a luz hacía días–, consideró que ella “no se pudo interpelar sobre la detención de él; no pudo relacionar esos dos momentos, la muerte de su hija y el arresto de su pareja. No lo cuestionó a él”. “Si bien dijo que iba a sepultar a su hija en Mendoza y que después iba a volver para hacer justicia, no se quebró en ningún momento, no hubo desborde de llanto ni nada, no dijo ‘la entrevista no sigue’”, recordó. 
 

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo