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La eficiencia del feedlot se gesta desde el comedero

Ante un gran grupo de productores, el especialista Pablo Guiroy disertó sobre la necesidad de implementar un manejo de la alimentación que respete los hábitos y la higiene del corral.

Por Juan Luna
| 07 de abril de 2019
Costumbristas. Los vacunos son animales de hábitos, que necesitan una rutina fija para nutrirse mejor y sin ningún tipo de estrés.

“Estamos a la espera de una gran cosecha de granos, pero también necesitamos una gran cosecha de carne en Argentina”. Con esa frase arrancó su charla en Villa Mercedes el especialista en feedlots Pablo Guiroy. Es que mientras la actividad agrícola afina cada vez más detalles en búsqueda de la precisión, la ganadería todavía tiene una cuenta pendiente con la eficiencia, para que como sucede con los cultivos, cada kilo de carne cuente y valga en el resultado final.

 

Ese fue uno de los objetivos que motivó a la empresa Provimi a organizar una jornada técnica en la ciudad de la Calle Angosta ante una gran cantidad de productores, ingenieros y hasta estudiantes de la región. Para la convocatoria contaron con las influencias del equipo de Sánchez Agronegocios, representantes en la provincia de los productos y servicios de la compañía dedicada a la nutrición animal dentro de la multinacional Cargill.

 

 

La jornada fue organizada por los representantes en la provincia de Provimi, una compañía especializada en la nutrición de los animales.

 

 

Los invitados para disertar fueron Juan Elizalde y Guiroy, ambos avalados por su amplia experiencia en el engorde a corral y en la ganadería en general. Pero aquí nos centraremos en la charla que dio el segundo de ellos, que se enfocó en el manejo de los comederos como una estrategia fundamental para mejorar la rentabilidad y la eficacia de los confinamientos.

 

Con gráficos y ejemplos de sus propias experiencias en Estados Unidos, Brasil y otras partes de la Argentina, el ingeniero en Producción Agropecuaria se encargó de dar algunas pautas y tips prácticos para aplicar en los establecimientos. La necesidad de no alterar demasiado las dietas ni los hábitos de los vacunos, mejorar la higiene de los comederos y hacer lecturas del “plato” de comida de los lotes, fueron los puntos principales de una charla que se extendió por casi una hora en el Centro Ganadero de Villa Mercedes.

 

Ahora bien, "¿por qué es importante un manejo de los comederos?”, preguntó ante un amplio y respetuoso público.

 

"El engorde a corral está acá para quedarse, porque sin lugar a duda es la forma más eficiente de agregarle los últimos cien kilos a un animal, mucho más eficiente que un pasto por la densidad energética que le podemos dar. Ahora, después del costo de la compra de animal, el activo más importante es el de la alimentación. Y normalmente vemos que los productores se enfocan mucho en comprar el ejemplar correcto y a un buen precio, se esmeran también en tener la estructura adecuada, los corrales, la manutención del equipo, los tractores, los mixers, etc. Pero muchas veces vemos que no reconocen el impacto que tiene el manejo de la dieta y sus ingredientes en el día a día", explicó luego, en conversación con la revista El Campo.

 

Estadísticamente, los gastos de sanidad, los de reparación y mantenimiento de la estructura y los de administración representan alrededor del 20% de los costos fijos del feedlot. Mientras que los alimentos influyen en un 80% en la ecuación final.

 

Pero Guiroy aseguró que en muchos casos es posible lograr la misma cantidad de kilos de carne, utilizando entre un 10% y un 20% menos de comida, siempre que se mejore la administración de las raciones. De hecho, hizo un cálculo rápido en el que demostró que con cada kilo que disminuya la conversión energética, el costo total de la producción se incrementa en un 17%, un número altísimo, sobre todo si se tiene en cuenta que el año pasado los márgenes del engorde a corral estuvieron más que estrechos por el elevado precio del maíz y el impacto general de la sequía en la producción.

 

 

 

El concepto fundamental es pensar no solo en el peso que gana el animal, sino también en el porcentaje del alimento que logra convertirse en energía. De esa manera, se puede definir un mínimo que los vacunos necesitan para mantenerse. De ahí en más, todo lo que consuman será ganancia.

 

En definitiva, “si estamos en la etapa de terminación, tenemos que tratar de que el animal coma lo más posible para tener más energía y que gane más peso”, sostuvo.

 

Pero para lograrlo hay que generar las mejores condiciones de alimentación para el vacuno en cuestión. Al igual que las personas, las vacas comen mejor cuando están más cómodas y a gusto. Y para ello se requieren pautas de manejo.

 

 

La importancia de la rutina

 

Así, el primer gran consejo del especialista a los productores fue que no modifiquen demasiado las rutinas de la hacienda. “El vacuno es un animal de hábitos. Antes de entrar a los corrales, estaba en las pasturas y comía lo que quería, sabía que podía estar tranquilo porque el pasto iba a estar ahí. Entonces formaba sus propios hábitos”, dijo.

 

En cambio, en un sistema como el feedlot, los humanos son quienes modifican y establecen las costumbres que adquirirán los bovinos. Es fundamental, por lo tanto, respetar la naturaleza del animal, porque cualquier cosa “fuera de lo común” les causa estrés, les cambia el comportamiento y genera agresividad. Hace, entre otras cosas, que consuma menos y que, por lo tanto, baje la eficiencia del engorde.

 

 

 

Entonces, en la administración de las raciones es clave establecer ciertos patrones que se repitan todos los días. Por ejemplo, hacerlo siempre al mismo horario (la fórmula dice que solo puede variar en más o menos de quince minutos) y en el mismo orden: empezar por los mismos corrales.

 

Otro factor importante es no hacer transformaciones bruscas en las dietas. “Lo ideal para el vacuno sería que la comida nunca cambie, pero la comida va a cambiar, es algo inevitable, ya sea porque estoy probando una nueva mezcla, estoy buscando ajustar gastos, lo que sea.  Pero lo que tengo que lograr es que esos cambios sean graduales, tanto para el animal como para el rumen”, insistió.

 

Guiroy dijo que existen diferentes formas de concebir el reparto de la comida en los corrales. Una, la convencional y probablemente más utilizada, tiene como premisa básica que los comederos nunca deben estar vacíos para que el bovino siempre tenga alimento disponible cada vez que lo quiera. Sin embargo, la desventaja es que se desperdicia mucho de la ración, no sólo porque los vacunos vuelcan fuera del comedero, algo inevitable, sino también porque las sobras que quedan en los recipientes no puede volver a utilizarse cuando empieza a envejecer: la vaca siempre buscará la parte más fresca.

 

En cambio, el método que aconseja el ingeniero es el conocido como "limpio" o "justo". "Mejora las conversiones y evita el desperdicio, pero requiere manejo, lectura y precisión", aclaró.

 

Por lo tanto, lo que aconseja es hacer evaluaciones constantes del estado de los comederos y en base a eso establecer qué cantidad de alimento se dará.

 

Es un trabajo arduo que variará en base a las posibilidades y el tamaño de cada establecimiento. Mientras más corrales y cabezas de hacienda tenga el confinamiento, más personas tendrán que destinarse para hacer esas lecturas. En feedlots muy grandes de otras partes del mundo, contó Guiroy, se utilizan sistemas digitales que reemplazan la subjetividad del personal humano.

 

Es que en cada corral hay que analizar las características de los animales, su comportamiento y motivación.

 

Con una mirada a las sobras (lo que se conoce como inventario) que hay en los comederos y los lamidos que han hecho las vacas, es posible diagnosticar si el animal está comiendo bien, pero también si prefiere algunos componentes de la ración sobre otros, si ha logrado acostumbrarse a la dieta y a las condiciones del corral, si el horario de reparto es el indicado, entre otros aspectos.

 

Con todos esos datos, se puede prescribir la alimentación de los corrales: la composición de la dieta, la cantidad de las raciones, la frecuencia, si hay que aumentar el porcentaje de energía, entre otras cosas.

 

De hecho, el expositor señaló que las heces son una buena fuente de información. Por más asqueroso que parezca, mirar la composición de la bosta que queda en los corrales es una forma casera de conocer lo que sucede en cada lote, sobre todo para detectar posibles casos de acidosis, uno de los problemas más frecuentes en los feedlots y que hace que los consumos caigan.

 

Sin embargo, lo ideal es contar con curvas de consumo que arrojen datos precisos para tomar las decisiones, aún cuando dentro de cada corral varíe el comportamiento individual de los vacunos. La otra gran regla que dejó el especialista para los productores en Villa Mercedes tiene que ver con la higiene, algo que puede parecer obvio pero que no siempre se respeta en los encierres. La comparación que hizo fue clara: "El comedero es el plato de comida del vacuno" y, por lo tanto, debe estar limpio para que pueda alimentarse mejor. Es decir, que tiene que estar libre de bosta, de escombros u otras suciedades que pueden generarse en el uso cotidiano. Y también debe estar despojado de restos de comida cada vez que se incorpora una nueva ración. El vacuno siempre tratará de alimentarse de lo más fresco que encuentre, y si hay sobras pueden terminar impregnando y afectando con su olor y sabor a los alimentos nuevos. "Son detalles, pero muy importantes y hacen la diferencia", resaltó.

 

Al finalizar la exposición, Guiroy remarcó la necesidad de que los engordadores crezcan en eficiencia, para que los niveles de encierre de los feedlots no dependan exclusivamente de aspectos externos, como el precio del maíz. "Los factores circunstanciales del año afectan sin duda a las decisiones. Pero creo que con el tiempo, el productor se va a hacer más profesional en el engorde y va a invertir más en manejo, equipamiento e infraestructura. Entonces, tener parado ese aparato un año es mucha inversión perdida. Por eso es muy posible que empiecen a buscar alternativas para años en los que la cosecha no es buena. Y en ese sentido, hay mucho por hacer", expresó.

 

 

El pulso de la ganadería

 

El especialista está convencido de que el engorde a corral es el mejor método para terminar la carne argentina y hacerla mucho más competitiva para los mercados externos.

 

En ese aspecto, señaló que ve con buenos ojos el presente y el futuro del feedlot en el país. "El año pasado fue muy difícil. La seca impactó la producción de granos y la exportación está creciendo, pero todavía no es lo que fue. Este año es distinto, primero porque vamos a tener una cosecha récord de maíz, con lo cual va a haber mucho alimento e incentivo para que el productor pueda hacer los encierres", comenzó.

 

Pero además, agregó, "la exportación sigue creciendo, estamos con un dólar completamente diferente al año pasado, un 100% más caro, y eso empuja a las ventas al exterior".

 

Aún cuando el porcentaje de la producción que se destina a la exportación es ínfimo si se lo compara con el de otros países, el ingeniero cree que es fundamental para beneficiar a toda la cadena cárnica en la Argentina. "Brasil está exportando casi el 20% de lo que produce, eso lo hace el principal exportador del mundo de carne en toneladas. Uruguay exporta el 80% de lo que produce, y Paraguay el 75%. En Argentina todavía no llegamos al 10% pero nos ayuda porque, en muchos casos, son cortes que valen más en el exterior que acá, entonces es otro ingreso de divisas genuino", sostuvo.

 

Más allá de los análisis de Guiroy, fue el consultor Juan Elizalde quien se ocupó de dar una panorama claro de cómo está el pulso de la ganadería hoy por hoy en el país, y también regaló algunos consejos para los productores en un año que puede ser bisagra en la actividad.

 

El rosarino, que hasta tiene una mezcla patentada por Provimi con su nombre y el de su socio (Elizalde y Riffel), estableció una comparación entre los números del mercado de carne de 2005 con los del año pasado, y el resultado es sorprendente: en trece años no se han incrementado ni los volúmenes de producción ni la cantidad de exportaciones. Lógicamente en esa casi década y media ha habido muchos vaivenes, con una caída muy pronunciada durante los gobiernos kirchneristas y el cierre de las fronteras. Pero lo que sí ha disminuido es el consumo interno, aún cuando la densidad poblacional se ha incrementado significativamente.

 

Con esa mirada, el especialista repasó las distintas aristas del negocio en la actualidad, como por ejemplo que si bien hay nuevos mercados para la carne argentina, aún son para cortes de baja calidad y, por lo tanto, de menor precio. Eso, "por ahora es bueno porque no compite con el consumo interno", dijo.

 

Además anticipó que no se esperan grandes modificaciones en el stock nacional, y remarcó que existe una suerte de equilibrio entre los precios y la inflación, pero que los costos son más altos.

 

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