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Carina Di Marco negó saber que su hija era abusada y pidió justicia

La madre de Florencia Di Marco, la nena violada y asesinada en 2017, declaró en la primera audiencia del juicio en su contra, que sigue este martes. La acusan de ser partícipe necesaria de los abusos.

Por redacción
| 08 de abril de 2019
Ante los jueces. Carina en uno de los pasajes de su declaración. Foto: Martín Gómez/Video: Marina Balbo.

Carina Di Marco, madre de Florencia, la nena de 12 años violada y asesinada por su padrastro hace dos años, aseguró que no sabía que su pareja, Lucas Gómez, abusaba de su hija. La mujer declaró en la primera audiencia del juicio al que llegó acusada de ser partícipe necesaria de los abusos, que habrían comenzado cuando la familia vivía en Mendoza.  

Durante unos cuarenta minutos, Di Marco contó detalles de su relación con Gómez; la relación de él con Florencia y con los tres hijos que tuvieron en común. Además de la nena asesinada el 22 de marzo de 2017, la imputada tuvo tres hijos con Gómez; uno de 11 años, otro de 5 y la última, de 2. Esta última nació en la maternidad provincial “Doctora Teresita Baigorria”, de San Luis. Mientras Carina daba a luz, Gómez cometió el último ultraje contra su hijastra y luego la ahorcó. Cargó el cuerpo en su auto, condujo hasta la localidad de Saladillo y lo tiró a un arroyo, desde un puente.

 

Ante la Cámara Penal 2 de San Luis, Carina contó que conoció a Gómez en un pub de Mendoza cuando ella tenía 21 años y Florencia, dos y medio. Dijo que comenzaron una relación y que a los tres meses se quedó embarazada de su primer hijo con él. A partir de allí decidieron irse a vivir juntos a la casa de la madre de su pareja. Vivieron atrás de la vivienda, en un salón, hasta que Florencia cumplió 5 años. 

La madre de Lucas declaró tiempo atrás, durante la primera etapa de la investigación, que Carina mandaba a Florencia a llevarle la ropa a Gómez cuando él salía de bañarse. El Tribunal le recordó ayer ese testimonio a la imputada y ella dijo que eso no era así, que antes de que él se fuera a bañar ella le dejaba la ropa lista sobre la cama.

Señaló que la relación de ella con su suegra no era buena, por lo que decidieron irse a vivir a la casa de los abuelos de él. 
 

 

 


Florencia tenía solo 12 años cuando murió a manos de Gómez.

 



Recordó que Gómez la trataba mal y la insultaba. “Era malo. Los viernes tomaba y rompía las cosas. Era agresivo”, dijo. Señaló que en ese lapso la relación no fue buena. Pero que al tiempo decidieron tener otro hijo. Nació el segundo hijo y “estábamos contentos”, recordó.

A partir de allí todo iba viento en popa hasta que Gómez volvió a lo de antes. “Siguió tomando y salía a bailar mientras yo me quedaba en la casa con los chicos. Yo hacía changas para comprarles las cosas a mis hijos”, dijo Di Marco.

En Palmira, departamento de San Martín, Mendoza, Florencia iba a la escuela "Florentino Ameghino". Su mamá contó ante los jueces que la niña era inteligente y educada. Que solamente había repetido primer grado porque no sabía leer. “Iba a la escuela a la tarde. Hacía dos años en uno. Lucas la llevaba y yo la iba a buscar en bici”, recordó.

 

 

Florencia no quería vivir acá 
El tribunal le pidió que contara por qué se habían venido a vivir a San Luis. “Fue porque el padre de Lucas se suicidó y él lloraba todo el tiempo. No quería estar ahí. Vendimos todo”, contestó.

Entre los testigos que deben declarar en las próximas audiencias figuran las maestras que Florencia tuvo en Mendoza. Ellas contaron que la niña les había dicho que su padrastro la acariciaba y miraba mucho. Que ella no quería venirse a vivir a San Luis. Según el relato de las docentes, ellas hablaron con Carina y le comentaron esas inquietudes que les había confiado Florencia sin darles más detalles y la mujer les habría dicho que su hija mentía. Que inventaba.

Los jueces también le preguntaron sobre eso y Carina dijo que nunca habló con las maestras de Florencia y que nunca la citaron a alguna reunión. “Estoy segura que no”, dijo. Además, señaló que su hija tampoco le contó nunca nada sobre Gómez a ella y que nunca notó ninguna situación entre ellos que la hiciera sospechar que algo pasaba. “Si hubiera notado algo mi hija estaría acá y no en un cajón”, aseguró. Asimismo agregó: “A mí nunca me dijeron nada las maestras. Cómo miente la gente. Solo Dios sabe y se lo dejo a cargo a él”.

Di Marco, su pareja e hijos llegaron a San Luis en 2016. Alquilaron un departamento en el barrio Lucas Rodríguez. “Tenía dos habitaciones, comedor y baño”, detalló.

Se mudaron y luego ella regresó a Mendoza a buscar papeles en la escuela para solicitar el pase y anotar a los chicos en una de acá. Contó que ella dormía en una habitación junto a Gómez y los niños, en la otra. Dijo que el hombre trataba a todos los chicos por igual.

Cuando le preguntaron si notaba conductas o algo que le llamara la atención en Florencia, contestó que la notaba distanciada: “Se encerraba a ver películas. Siempre con el celular en la mano”, recordó.

Refirió que, en San Luis, ella junto a Gómez llevaba a Florencia a la escuela “Rosario Mercedes Simón” y que después la iba a buscar él. “Había días en los que yo no iba porque estaba con dolores por el embarazo”, contó.

Ese embarazo era el de su última hija. Dijo que pasó todo el periodo de gestación sola porque “él decía que ese bebé no era suyo”. “Una vez me quiso ahorcar. Al último tiempo consumía cocaína”, señaló.

A partir de allí el relato de Carina comenzó a aproximarse a las últimas horas de Florencia con vida. La mujer contó que el 21 de marzo de 2017 rompió bolsa y Gómez la llevó hasta la maternidad. “Los chicos se quedaron con mi hermana. Después le dije a él que volviera a la casa a cocinarles a los chicos y se fue”, recordó. Dijo que al rato lo llamó varias veces y que él no le contestó. Volvió a la maternidad al rato.  

“El 22 a la mañana me mandó un mensaje una mujer diciéndome que había encontrado una mochila en un descampado. Yo le pregunté cómo era la mochila y de qué color. No era del color de la mochila de uno de mis hijos que iba a una escuela cerca de ese descampado (en el que la mujer le indicaba que la había hallado)”, señaló.

Y continuó: “La mujer me dijo que no era de ese color. Me dijo ‘encontré tu número de teléfono en una de las primeras hojas de un cuaderno que estaba en la mochila’. Y ahí se me vino la Flor”, dijo Carina mientras lloraba.

“Florencia era tímida. Si tenía algún problema o le dolía algo me lo decía. Conmigo hablaba lo normal. Yo le daba consejos sobre la menstruación”, dijo.

Contó que el 21 de marzo, un día antes de la muerte de Florencia, la había llevado al médico. 

“Me decía que le dolían los ovarios y los pechos. Yo pensaba que era porque le iba a venir”, supuso.

También le consultaron si su hija alguna vez le había contado que tenía pesadillas o que le costaba dormirse. Recordó que cuando ella estaba embarazada de siete meses, de su última hija, Florencia le dijo que había soñado con gente muerta.

 

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