La pelea del radicalismo tiene un aire a la lucha mexicana. Parece que todos quieren pelearse, pero enmascarados. En este rincón, un Walter Ceballos desprovisto de careta lanza un mensaje a través de Twitter como una especie de patada voladora. El dirigente da un rodeo enorme para decir que no quiere un candidato que busque otro cargo mientras no haya concluido con su actual mandato. El circunloquio tiene nombre: Alejandro Cacace, el postulante del radicalismo que es diputado provincial y que quiere ser diputado nacional. Pero no da nombre, es como atacar a un enmascarado muchacho joven del radicalismo, una especie de superhéroe con el enorme poder de cambiar el objeto de su admiración. Antes detestaba a algunos políticos con los que hoy se saca fotos esbozando su sonrisa de publicidad de pasta de dientes.
Ceballos también lanza otro golpe, nuevamente contra un enmascarado al que le dice que “se cree que juega a la mancha con los aviones” usando el dicho como metáfora de velocidad, pero remata con una llave de sumisión que expresa: “Nunca ganaron ni una carrera de embolsados”.
Picante el radical que tranquilamente podría compararse con el luchador “El Solitario” de México lanzó sus ataques contra otros enmascarados. El joven “postulante”, sonriente, de ideología flexible, recibió la embestida. Otro grupo de luchadores también fueron víctimas de sus ataques, correligionarios que piensan que juegan a la mancha con los aviones, pero que, según él, nunca ganaron ni una carrera de embolsados. La arena está caliente. Hay otros luchadores que se están preparando. Se viene el segundo round.
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