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Las mujeres están al frente de la obra más grande de San Luis

Unas 10 profesionales trabajan en la construcción del Hospital Central "Ramón Carrillo".

Por redacción
| 08 de julio de 2019
Fotos: Martín Gómez. Video: Alejandro Lorda

La obra del futuro hospital “Ramón Carillo”, que se construye en el predio contiguo a Terrazas del Portezuelo, cuenta con al menos diez mujeres especialistas en arquitectura, Higiene y Seguridad del trabajo, Recursos Humanos y administración. El Diario de la República entrevistó a Mabel Krieger, Ana Paula Bettoni y Cintia Britos en plena jornada laboral y dijeron estar felices de participar del proyecto que será trascendente para la provincia.  

Mabel Krieger (52 años), coordinadora de Higiene y Seguridad, es la más experimentada del equipo. Empezó a trabajar cuando arrancó la obra pero, además, tiene una vasta trayectoria, ya que cuenta con 20 años en esa actividad. “En San Luis ya he participado de obras tan grandes como esta, por ejemplo, cuando se construyó Terrazas del Portezuelo y cuando se hicieron los diques de Estancia Grande y Saladillo”.

 

 

"Cuando me dijeron que iba a trabajar en esta obra fue una gran felicidad y un gran orgullo para mí", Ana Paula Bettoni.

 



Contó que su tarea “es coordinar todas las acciones que tengan que ver con el cumplimiento de la ley de Seguridad e Higiene, y exigirles a quienes trabajan en la obra que cumplan con los protocolos, que utilicen los elementos necesarios para cuidar su seguridad como cascos, zapatos especiales, arnés para los que realizan tareas en altura; pero también hacer cumplir las conductas adecuadas para que los operarios puedan producir sin tener un accidente”.

Ana Paula Bettoni (30 años) es una de las noveles arquitectas y le toca inspeccionar la obra diariamente para el Gobierno. Hace dos años entró en el Programa Grandes Obras de Arquitectura como inspectora. Ya trabajó en la construcción del Anfiteatro de Nueva Galia, en obras que se realizaron en varios clubes y permanentemente controla la mayoría de las trabajos que el Gobierno lleva a cabo en toda la provincia.

“Cuando me dijeron que iba a trabajar en esta obra fue una gran felicidad para mí y un gran orgullo porque es impresionante estar acá, es muy importante para nuestra provincia. Es muy grande, pero además muy particular porque todo el tiempo va cambiando y aprendemos mucho. Además, nos relacionamos con arquitectos especialistas en la construcción de hospitales. La verdad es que me encanta estar acá”, dijo Bettoni.

Explicó que su trabajo “es inspeccionar que la obra se ejecute como lo establecen los planos, que los trabajadores tengan las medidas de seguridad correspondientes, confirmamos el avance y velamos para que la obra llegue a ser lo que el Gobernador prometió: un ícono de la Salud Pública para San Luis”.

 

 

"Acá se trabaja de manera interdisciplinaria, con muchos profesionales que tienen distintas especialidades", Cintia Britos.

 



Su compañera, Cintia Britos (39 años), también es arquitecta e inspectora. “Fue muy gratificante cuando me dijeron que tenía que venir a trabajar acá porque el aprendizaje es importante. Acá se trabaja de manera interdisciplinar, con muchos profesionales que tienen distintas especialidades y todos aportan algo para al proyecto”, expresó Britos.

 

También señaló que, “si bien estamos para controlar cómo se ejecuta y a la vez estamos fijándonos en todo el proceso que va teniendo el proyecto, es bueno entender que este plano nació de una idea base, que de a poco va mutando a medida que los profesionales de las distintas disciplinas van aportando las necesidades que requiere la obra final”. Britos destacó que  “esos cambios hacen que estemos constantemente viendo que se cumpla con el plano y que se atiendan las futuras necesidades. Nuestra misión es observar la forma, el tiempo, la calidad y lo que dice el pliego de licitación”.

 

 


Bettoni, Krieger y Britos trabajan de lunes a viernes durante ocho horas en la obra del futuro Hospital Central.  

 

 



Krieger indicó que su trabajo lo desarrolla de manera “totalmente normal. La única diferencia es que cuando esta tarea la hace una mujer, los hombres son más responsables y cumplen con todas las medidas que yo les indico. Porque a una mujer no la van a tratar mal ni le van a contestar en malos términos. En eso tenemos un punto a favor. Siempre tratan de cumplir y, cuando no lo hacen, me dicen 'discúlpeme, lo voy a hacer otra vez'”.

Entre sus tareas, resaltó que “al momento en que ingresan a la obra se los induce a la seguridad, después se les brinda una capacitación específica dependiendo de la tarea que van a realizar, como por ejemplo el trabajo en altura, armado de andamios, utilización de herramientas y maquinaria o talleres de soldadura”.

 

 

"Ya he participado de obras tan grandes como esta, por ejemplo, cuando se construyó Terrazas del Portezuelo", Mabel Krieger.

 



Las tres profesionales dijeron que trabajan a la par de los hombres, y la arquitecta Bettoni aclaró que “se nos facilita la tarea y nunca hemos sentido diferencias. Además, en el equipo de inspectores de Gobierno somos cinco mujeres y siempre se nos respetan nuestros derechos. Nunca hemos tenido problemas en las obras, ni tampoco en la oficina del Programa. Nos sentimos parte del equipo al cien por cien”.

Britos  dijo respecto a su experiencia: “Cuando somos mujeres las inspectoras hay mucho respeto de parte de los operarios. No hemos tenido ningún tipo de inconveniente, al contrario, cuando una le habla del otro lado nos prestan más atención. Una piensa que en la construcción puede ser más duro el trato con nosotras pero la verdad es que nos manejamos muy bien porque hay buena respuestas de las partes. Yo no he notado ninguna diferencia”.  

 

 


Las inspectoras Bettoni y Britos controlan la ejecución del plano.

 



Y recordó: “Muchos de nuestros colegas, cuando nos juntamos, nos preguntan detalles de esta obra porque les genera mucha curiosidad. Hablando con ellos nos damos cuenta lo importante que es para nosotras formar parte de este equipo.

Asimismo, cuando se lo contamos no es suficiente comparado con lo que se vive estando acá adentro. Hay que estar acá todos los días para darse cuenta de lo trascendente que es: por el nivel de precisión con el que se trabaja, la magnitud de la obra y las medidas de seguridad que se deben cumplir. Es muy impactante”.

Las tres coincidieron en que, en número, “somos menos que los varones pero nos llevamos bien y hacemos un buen equipo de trabajo junto con las administrativas y las responsables de Recursos Humanos”.

 

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