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Cuando la historia del tren vuelve a surgir a través de los recuerdos

Rieles, telégrafos, una campana y fotos, son algunas de las piezas que se pueden ver en el viejo galpón. 

Por Natalia Torres Villar
| 16 de septiembre de 2019
Legado. El lugar conserva trozos de la historia del tren en Santa Rosa. Foto: Marianela Sánchez.

El sol brillaba a pleno alumbrando cada rincón de Santa Rosa del Conlara, haciendo que el viejo galpón de la estación de trenes, ubicado en medio de las antiguas vías y casi en la entrada de la localidad, se destaque como en tiempos de antaño. Un grupo de nenas de un club de hockey había terminado su práctica y jugaban en los terrenos que hay alrededor y en las escaleras del edificio, que hasta hace tres años permanecía abandonado entre yuyos, escombros y basura.

 

Muda y silenciosa, la antigua estación del ferrocarril en su época supo ser la más importante del noreste sanluiseño, es testigo del avance de la localidad, la cual pareciera olvidarse de su existencia y de la vida que fluía cuando el tren era el motor que marcaba el ritmo del pueblo. Pero hace tres años Jorge Francisco Kosar y su hijo Fernando, decidieron que esto cambiara. Su anhelo más grande era volver a rescatar la historia del ramal que unió por décadas Villa Mercedes y Villa Dolores, en el sur de Córdoba. Por esa razón, con mucho esfuerzo lograron crear el Centro de Preservación Histórica Ferroviaria y así recuperar, al menos el viejo galpón, que ahora guarda en su interior antiguas piezas ya oxidadas de lo que algún día fue una próspera estación de tren.

 

Jorge tiene 81 años y cuenta que siempre fue un apasionado de los trenes desde muy chico, cuando desde su casa, en Villa del Parque en Capital Federal, los veía pasar. Por eso la creación del Centro es muy importante para él. “Cuando logramos obtener el galpón, lo limpiamos, pintamos las paredes, arreglamos las puertas y tratamos de rescatar lo más que pudimos de la vieja estación”, comentó mirando lo que con esfuerzo lograron realizan en estos años.

 

El hombre, junto a su hijo y familia, viven en Merlo desde 2004, pero recién en 2005, Jorge comenzó a viajar a Santa Rosa para recorrer las vías muertas del ferrocarril. Fue en ese momento que empezó a soñar con crear un lugar donde pudieran rescatar la historia ferroviaria y transmitirla a las nuevas generaciones que no han tenido la posibilidad de ver un tren, saber lo importante que fueron para la economía del país y el crecimiento de las provincias y pueblos del interior de la Argentina.    

 

 

Jorge, de mirada tranquila y paso lento, invitó al equipo de El Diario de la República a recorrer el lugar y descubrir los secretos que guardan en el viejo depósito, que en antaño sirvió para almacenar la mercancía que era cargada en los vagones del tren. Sus dos grandes puertas corredizas de doble hoja de madera estaban abiertas para permitir el ingreso de la luz y así apreciar su contenido.

 

En el lugar se puede ver un telégrafo, un teléfono antiguo, fotos, la campana original de la estación, además de otras piezas que fueron encontrando al costado de las vías cuando las limpiaron, como viejos rieles, durmientes y herramientas que se utilizaban para instalarlos y repararlos.

 

Uno de los objetos que más cuidan y le tienen mucho cariño, es una dresina, también conocida como “zorra de vía” o “zorra de rieles”, que encontraron guardada en un pequeño tinglado abandonado. “La hicimos andar y la colocamos en las vías. Fue un momento memorable para nosotros porque además atrajo la atención de los vecinos, en especial de los niños, que aprovecharon para subirse y recorrer un tramo del tendido ferroviario”.

 

En este punto, Jorge contó cuál es su sueño: “Me gustaría que en algún momento el tren volviera a andar por estas vías. Nos gustaría unir Santa Rosa con Concarán y utilizar un coche de tren autovía para el recorrido, que podría andar los sábados como atractivo turístico, pero principalmente para los chicos de nuestras escuelas, para que conozcan lo que fue y es un ferrocarril. Si se logra hacer, sé que no lo voy a ver, pero sería ¡tan lindo!”, finalizó suspirando.

 

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