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Cómo hacer carne y no  morir en el intento

En una charla en Mendoza, el especialista en mercados internacionales repasó las oportunidades y los desafíos que propone el nuevo escenario para las carnes.

Por Marcelo Dettoni
| 29 de septiembre de 2019
Para Tonelli, a diferencia de otros expertos, no hay liquidación de stock.

El remate que brindó Ganadera del Sur en La Paz, Mendoza, tuvo un "bonus" que resultó de gran utilidad para los productores, que en esa zona marginal de la ganadería no siempre tienen acceso a charlas como la que brindó Víctor Tonelli, un invitado de lujo.

 

El consultor agropecuario, quien también forma parte de la Mesa de las Carnes que negocia desde hace un par de años con el gobierno nacional todos los temas que son de interés para el sector, les habló sobre las oportunidades y los desafíos que se presentan en el nuevo escenario del mercado de las carnes. Es un hombre con fuertes vinculaciones con frigoríficos, productores, matarifes y analistas de los mercados internacionales, por lo que sus datos y opiniones son siempre para tener en cuenta, ya que es una fuente de consulta de grandes accionistas, inversores internacionales y productores ganaderos de gran escala.

 

En un país tan cambiante como la Argentina, con una economía volátil, inflación indomable, sectores que están en pugna permanente por defender sus privilegios o ganar nuevos espacios, conocer cómo está la situación, tanto nacional como internacional, es una información vital a la hora de tomar decisiones.

 

 

Todo es a largo plazo

 

Lo primero que hizo Tonelli fue bajarle la ansiedad a los casi cien asistentes a la charla, que se realizó en la carpa donde un rato después del almuerzo se iba a desarrollar el remate: “Tengan en cuenta que sobre las decisiones que puedan llegar a tomar hoy, recién tendrán resultados certeros dentro de dos o tres años. Esto es a largo plazo, certezas no hay. Y menos en la Argentina”, aseguró.

 

“La producción de carnes se diversificó en los últimos tiempos. Hoy la vacuna ocupa el 50% de ese espacio, la de pollo el 37%, la de cerdo el 12% y la ovina es marginal, apenas el 1%. Otra gran diferencia está en los volúmenes: 10 años atrás eran 3,5 millones de toneladas y la vacuna representaba el 75% del total, mientras la de cerdo casi no existía. En cambio ahora son 6 millones de toneladas, con otra composición”, desglosó Tonelli, quien destacó que “todo esto no es un dato menor a la hora de establecer políticas públicas”.

 

Como se mostró receptivo con el público y pidió que hicieran preguntas en cualquier momento, sin tener que esperar al final de la disertación, rápidamente un productor, que no hizo caso a aquello de esconder la ansiedad, planteó cómo sería el escenario ante un eventual triunfo de Alberto Fernández y el kirchnerismo, que en su momento cerró las exportaciones.

 

 

Engorde a corral. Fue la salida que encontró la Argentina para aumentar su volumen.

 

 

“Hoy la Argentina consume 5 millones de toneladas de las tres carnes al año, son 115 kilos por habitante, por lo que hay resto para enviar afuera sin perjudicar lo que (Guillermo) Moreno, el exsecretario de Comercio, llamaba ‘la mesa de los argentinos’. Por eso creo que no amerita volver a darle la espalda a los mercados externos, ni aún con un triunfo kirchnerista. Todos los candidatos prometieron no volver a cometer los errores de 2006 y hoy no hay riesgo de que falte carne para los argentinos ni para lo que nos pide el mundo”, contestó para tranquilizar a los más nerviosos.

 

También pidió darle una mirada atenta al sector porcino, al que calificó como de gran potencial por características propias y por lo que está pasando en el mundo. “La carne de cerdo crece casi dos kilos por habitante y por año, ahora los argentinos están consumiendo unos 16. Son 60 mil toneladas más por año que se vuelcan al mercado. Eso implica inversiones, nuevos emprendimientos. El cerdo tiene un potencial superior al de la vaca, cada madre produce 3.500 kilos, mientras que un bovino está en 120 kilos por madre. Es una diferencia enorme”, analizó.

 

 

En zonas marginales para la ganadería como el este mendocino, tener a Tonelli es un lujo que nadie se quiso perder. Los productores le preguntaron de todo.

 

 

Ya volvería al sector porcino más adelante, cuando se refirió a los mercados internacionales y la delicada situación que vive China, pero antes dejó algunos números interesantes sobre la carne bovina. “Las exportaciones crecieron de manera exponencial. Fueron 200.000 toneladas en 2015, el último año de Cristina; y 750 mil van este año, eso representa un crecimiento del 260%, mientras el mercado interno, producto de la crisis económica de la población, se retrajo un 9%. Por suerte está la exportación para desagotar todo ese stock”.

 

 

Evolución de stock y de faena

 

La evolución de ese stock, según el analista ganadero, tuvo sus altos y bajos en la última década. Era de 58 millones de cabezas en 2008, “una cantidad no compatible con el forraje disponible” para Tonelli. La sequía de 2011 y ciertas políticas restrictivas llevaron a una liquidación que dejó el total en 48 millones de cabezas, lo que produjo una oferta insatisfecha. “Después volvió a llover, apareció el forraje en los campos para alimentar al ganado y se recuperaron 6 millones de los 10 que se habían perdido”, contó, para evaluar que el recuento de marzo de 2020, que se hace siempre en base a la campaña de vacunación que lleva adelante Senasa, dará que hay “unas 54 millones de cabezas en la Argentina.

 

Eso en cuanto a stock, pero muy distinto es analizar la evolución de la faena. “En 2009, en plena liquidación, fueron 19 millones de animales, ahora son 13 millones los que pasan por los frigoríficos.

 

“No hay ni crecimiento, ni caída, porque la relación con stock se mantiene en el 24%, es una tasa compatible”, dijo, para asegurar, a diferencia de otros analistas, que “no hay riesgo de liquidación, lo dice claramente la tasa de reposición, que mide la faena contra la cantidad de terneros que ingresan al stock. En 2009, cuando sí hubo liquidación, era del 80%, o sea que había un 20% menos de terneros. En cambio ahora es del 110%, un 10% más de terneros respecto de la faena. Otros opinan distinto y los respeto, pero para mí no hay liquidación”. Con la tasa de extracción pasa lo mismo: “En 2009 era del 30%, insostenible; hoy estamos en el 24%”.

 

Un tema siempre candente en la ganadería argentina es el de los novillos, una categoría que no puede recuperar su esplendor debido a la falta de fomento a través de políticas oficiales, a pesar de que es la que demanda el mundo, “por precio, calidad y reconocimiento”, dice Tonelli, quien cree que es necesario que vuelva a ser el mascarón de proa de las exportaciones de carne. “Es carne que va a los restaurantes, no a los supermercados, cortes Premium, los más caros. En los países del primer mundo piden el lomo, que pesa 1,6 kilo (3,5 libras), que es un sello argentino. Son medias reses de 120 kilos, animales con un peso vivo de 450 kilos a la salida del campo”.

 

El analista fue unos años atrás, cuando mandaba el kirchnerismo. “Fue cuando comenzó a caer la faena tras la intervención de los mercados. En 2007, el 37% de la matanza lo explicaban los novillos, en 2009 ese número bajó al 32% y hoy está en 20% porque no hay. Yo sé que cuesta mucha plata, que el mercado local quiere hacienda liviana y que los costos y los tiempos no dan, pero les aseguro que hacer novillos es una gran oportunidad. Es clave llevarlos a una estructura ósea y de músculos que nos dé 280 kilos antes de ingresar al corral. Eso se puede lograr con un sistema pastoril o con una dieta con mucha fibra”, los alentó, aunque quizás el árido este mendocino no sea el lugar ideal para intentarlo. Allí las lluvias escasean y el forraje es una rareza, por lo que los productores se desprenden rápido del ternero y no sueñan con hacer novillos. Pero el dato vale.

 

 

Oportunidad. Con la peste porcina que asola a China, Argentina puede exportar más.

 

 

Este cronista lo consultó sobre las posibilidades de San Luis para hacer novillos con calidad de exportación y aseguró que las condiciones están dadas. “Es una provincia que en su zona más ganadera, de Villa Mercedes al sur, tiene un régimen de lluvias de unos 500 o 600 milímetros anuales. Con eso hay buen forraje y además cuenta con un frigorífico habilitado para faenar y comercializar en el exterior, como Marfrig. Es una situación mucho más beneficiosa que la de Mendoza”.

 

Cuando le plantearon que la situación económica es lo que tiene frenada a la actividad, reconoció que “las tasas de interés son muy altas, inviables, son el gran problema”. Aunque también dijo que la Mesa de las Carnes dejó propuestas para analizar, ya sea por este gobierno o por el que asuma en diciembre: “Pedimos generar contratos de exportación ya asegurados, que se complementen con una garantía bancaria, con tasas en dólares del 12 o 13 por ciento. Hacen sus costos en dólares para tener previsibilidad, el gobierno homologa el tipo de cambio y procura que sea el mismo cuando cobran ustedes por la venta que luego cuando le van a pagar al banco”.

 

 

Mercado global y oportunidades

 

“Las exportaciones globales de carne vacuna fueron de 6 millones de toneladas en 1998 a 12 millones el año pasado, es decir que aumentaron 127% en las últimas dos décadas, con todo el crecimiento basado en lo que comenzó a comprar Asia, sobre todo China, que pasó de dos millones de toneladas a 6,5 en ese lapso. Ahora la pregunta que se hace todo el mundo es: ‘¿Lo que se subió en porcentaje es todo lo que quería la demanda, o todo lo que pudo mandar la oferta?’ Yo creo que la respuesta es la opción 2, si no hubiera caído el precio. El mundo sigue reclamando carne, todavía estamos lejos de llegar al tope, la producción no da abasto cuando los asiáticos se ponen a importar”.

 

En cuanto al pollo y al cerdo, el analista aseguró que “se mantuvieron los precios, apenas con pequeñas variaciones que fueron de la mano de los commodities”, porque hay una oferta y una demanda en equilibrio. En cambio la carne vacuna subió de precio, un 60%, “porque hay más demanda que oferta”. Eso lo llevó a una reflexión final, al decir que “estamos en el negocio correcto, lástima que el país no sea el correcto” (risas).

 

Claro, todos estos números conducen a China, “la locomotora del cambio”, según Tonelli. Con sus 1.400 millones de habitantes, producen 6 millones de toneladas, el doble que la Argentina, y las consumen todas, pero son apenas 4 kilos por habitante y por año. “Es una mejora enorme, porque en 2012 no compraban carne afuera, pero fíjense lo lejos que están de los 52 kilos que consumimos los argentinos”, reflexionó.

 

Hoy China representa el 20% del mercado global y en 2022 van a importar 3 millones de toneladas según el Rabobank, el banco holandés especializado en estadísticas agrícolas y ganaderas. “En realidad, desde que apareció la fiebre porcina que está acabando con sus cerdos, ya lo están haciendo”, agregó.

 

 

Una peste que impacta en el mundo

 

Justamente la peste porcina africana ocupó un buen tramo de la charla, por sus implicancias para la Argentina y el mundo. “Es un drama mundial”, calificó Tonelli, quien desglosó algunos números que muestran cómo está el sector porcino y lo grande que es China como jugador en ese mercado.

 

“El 50% de la producción mundial les pertenece, la Unión Europea le sigue con el 21% y Estados Unidos tiene el 11%. Con la aparición de la peste, los chinos van a producir unas 20 millones de toneladas menos que en 2018, cuando volcaron para el consumo 54 millones. Es el 37% menos de lo que hacían hasta entonces, un gran golpe para un país que consume un 40% de pescado, un 38% de cerdo, 12% de pollo, 6% de carne vacuna y 2% de carne de cordero”, describió.

 

 

50% de la carne que se produce en la Argentina proviene de vacunos. Ese número se elevaba al 75% hace solo diez años atrás, cuando el cerdo casi no existía en el mercado y el pollo era marginal.

 

 

Basta con saber que las exportaciones mundiales de carne porcina son de 30 millones de toneladas para comprender el drama alimentario que afrontan los chinos. “No hay chance de producir lo suficiente para paliar este desastre. Subieron 58% sus compras de carne vacuna, con un pico de 82% de julio del año pasado a julio de este año. Por eso el precio creció 7% también”, explicó el consultor, quien cree que “si la Argentina logra evitar el ingreso de la peste tendrá una oportunidad irrepetible”.

 

La peste porcina africana la provoca un virus que sobrevive seis meses en un chacinado y para siempre en alimentos congelados. Y lo peor es que todavía no hay una vacuna para evitarla. “Rusia está saneando establecimientos y pone en juego un nuevo modelo de biotecnología, que asegura mayores volúmenes de producción y toma otros recaudos. Así se aprovechan las oportunidades, ellos quieren producir cerdo exclusivamente para China”.

 

 

Las benditas exportaciones

 

Líneas arriba se dijo que las exportaciones de carne vacuna argentina crecieron 260% en cinco años, con China como el principal comprador, seguida por Rusia e Israel, que compra menos toneladas pero mejor calidad. “En China el garrón, que acá no vale nada, lo pagan 7 mil dólares la tonelada, mientras que la nalga cotiza a 5 dólares. Uruguay integra mejor la res que nosotros, por eso el novillo allá se paga 4 dólares y en la Argentina apenas 2,5”, comparó Tonelli, quien mostró cómo creció la exportación en comparación con lo que se destina al mercado interno desde la era K hasta el presente: “Con las restricciones que ponía Moreno, los ROES y todas esas cosas, el 92% de la producción quedaba en la Argentina. Ahora el 25% de un volumen mayor se va afuera. La exportación pasó de ser la Cenicienta a la princesa de la historia, por eso hoy los frigoríficos que venden al exterior son los que definen lo que llevan y cuánto lo pagan. Es una especie de revancha, porque antes compraban lo que le dejaban”.

 

—¿Qué medidas deberá tomar el próximo gobierno para este sector?, preguntó alguien de público. Y Tonelli contestó que “o hará un desdoblamiento cambiario o un manejo artificial para mantener los precios, que podría ser vía retenciones. De todas maneras algo van a subir. Piensen que la carne tiene una incidencia del 0,5% en el IPC, es mucho. Lo que es seguro es que no va a volver un Moreno, eso se los firmo”.

 

 

El acuerdo UE-Mercosur

 

Tonelli solo tuvo elogios para la negociación con el bloque europeo, ya que “permite el acceso a un mercado de 500 millones de consumidores con ingresos altos, son 28 países con un ingreso per cápita promedio de 36 mil dólares por año. Este acuerdo es lo mejor que le puede pasar a la Argentina, la exigencia nos hará más competitivos. Lo que necesitamos es ser más serios, elevar la vara, crecer en producción. Es cierto que no todos los sectores ven con buenos ojos todo esto, la industria está preocupada, pero para el campo es todo ganancia”.

 

Actualmente Argentina llega a Europa con su carne vacuna a través de diversos canales de comercialización. Está la Cuota Hilton, que tiene un arancel del 20% que dejará de tener vigencia cuando esté aprobado el acuerdo. Otra variante es la Cuota 481, exclusiva para carne de animales engordados en feedlots. También tiene una extra cuota para los que llegan tarde a la Cuota 481, pero ya no pagarán ese 12,8% que abonan ahora. Y además se abrió la posibilidad de venderles a los europeos 99 mil toneladas con un arancel del 7,5%, de las que al país le corresponderían 18 mil toneladas.

 

 

Experto. Víctor Tonelli es uno de los representantes clave de la Mesa de las Carnes.

 

 

“Además el acuerdo habilita a una cuota para vender pollos, son 120 mil toneladas con arancel cero. Y pasó desapercibido, pero no es menos importante, el pacto de libre comercio que la Argentina cerró con el EFTA, que es la unión de Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein. Son 14 millones de habitantes con un ingreso per cápita de 95 mil dólares. Suiza, por ejemplo, hasta ahora aplicaba un arancel del 35% si uno quería venderles cualquier cosa”, agregó el disertante.

 

La apertura de mercados de los últimos años dejó buenas noticias, que a veces se pierden en el marasmo de las malas para la economía nacional. “China comenzó a comprar carne enfriada y congelada, con y sin hueso, para lo cual ya aprobó la habilitación de 16 plantas de procesamiento de carne vacuna, que podrían ser 50 en 2020 si la demanda sigue subiendo, más tres de cerdo y seis de pollo. A Estados Unidos ya hay 10 frigoríficos en condiciones de venderle y está a punto de reiniciar la importación de nichos de valor; Canadá tiene una operativa simultánea a la de ese país; mientras que Japón ya se abrió a la carne patagónica y avanzará con otras compras junto con Corea, ya que ambos siempre miran lo que hacen Estados Unidos y Canadá. Además, hay posibles acuerdos bilaterales, por fuera del Mercosur, con Canadá, Corea y Singapur”, describió en un final rebosante de optimismo por lo que puede pasar a partir del año que viene con las exportaciones de carne.

 

Claro, siempre y cuando la política nacional no depare nuevas sorpresas.

 

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