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Allanaron una casa del barrio SCAC por el asesinato de Torres

La Policía fue en busca de ropa y celulares para poder dar con el paradero del presunto autor del crimen.

Por redacción
| 15 de octubre de 2020
16:17. Los efectivos de Homicidios revisaron la casa en la que vive una mujer que tendría vínculo con el sospechoso. Foto: Nicolás Varvara.

“Fue cuestión de segundos”, dijo Silvana Torres, la hermana de José Gabriel Torres, el hombre de 36 años que este miércoles cerca de la 1:30 de la madrugada fue baleado en el barrio SCAC y minutos después murió en la Clínica Italia de San Luis. “Mi hermano estaba acá en casa, con mi mamá, y salió para ir a comprar una gaseosa”, le contó a El Diario. Su vivienda está en 11 de Agosto 1057, en el barrio Los Olivares, unos 100 metros al este de la avenida Fuerza Aérea y del Club EFI Juniors. Fue herido a la vuelta de su domicilio, en el callejón de tierra que configura el barrio SCAC. El agresor, un joven, escapó y es buscado por la Policía.

 

Por la siesta, los efectivos del Departamento Homicidios, a cargo de la investigación, allanaron con la autorización del juez Penal 2, Ariel Parrillis, una casa del SCAC, con el propósito de recolectar pruebas, más precisamente prendas de vestir y celulares, con la expectativa de obtener el paradero del prófugo.  El resultado fue positivo. Trascendió que entre lo que hallaron se cuentan prendas lavadas, que podrían ser las que usó el presunto homicida. En el domicilio viven madre e hija, y esta última es quien tendría vínculo con el sospechoso. 

 

A la mañana, la médica forense del Poder Judicial, Patricia Gallardo, hizo la autopsia. Concluyó que Torres murió por un shock hipovolémico producto de una herida de arma de fuego. “Fue un solo disparo, con orificio de entrada y de salida”, precisó el jefe de Homicidios, subcomisario Javier Sosa. Fue arriba del esternón, por encima de la clavícula, del lado del corazón, indicó otro investigador. La trayectoria del proyectil “fue de adelante hacia atrás (NdP: es decir, le dispararon de frente), de arriba hacia abajo y ligeramente de izquierda a derecha”, detalló Sosa con base en el informe que surgió del examen en la morgue.

 

 

Lo llevaron por sus propios medios a la clínica

 

“Mi hermano estaba comiendo con mi familia. Por lo que me comenta mi mamá, ella le dijo a mí hermano ‘entrá’, y él se fue a comprar a un kiosco que está en el pasillo (NdP: en el callejón de tierra del barrio SCAC). A los diez minutos se escucharon los tiros. Fue todo rápido. No se escuchó que hubiera roña, que pelearan. Apenas lo hirieron, vino un chico de la esquina a avisar. Fueron mis hermanos, lo taparon con un trapo, para que no sangrara”, relató Silvana. Como la ambulancia que llamaron no venía, desesperados al verlo en ese estado, los familiares decidieron llevar a José por sus propios medios a la clínica, el lugar más próximo donde podían atenderlo. Lo trasladaron en el auto de un amigo.

 

José era repartidor y era padre de un niño de 9 años. Según su hermana, no tenía ninguna diferencia previa con el joven a quien en el barrio señalan como el agresor. “Es materia de investigación (si pudo haber un problema anterior, un eventual móvil). No está clara la motivación ni las circunstancias”, refirió Sosa.

 

Según la información que le ha llegado a Silvana, el atacante “andaba con dos chicas que son las que le dijeron que le disparara; estaban empastillados”. “Es conocido en la zona porque roba y se droga. Se fue descalzo. Nos contaron que acá a unas cuadras se encontró con alguien a quien conocía y que le pegó unos palos, le sacó la moto y escapó”, aseguró.

 

Un gomero que vive en el SCAC y que tiene su local por la avenida, justo frente el pasillo, dijo que no escuchó nada durante la madrugada, que dormía, y que recién supo de lo ocurrido a la mañana. “El hombre que murió es del barrio, en cambio el que le tiró viene al SCAC, pero no vive ahí”, aclaró. Otra vecina que reside en una de las viviendas más próximas a la avenida también aseguró que ella no escuchó nada, aunque su casa queda a metros del negocio donde Torres fue a comprar, y más cerca aún del punto donde quedaron manchas de sangre, producto del desplazamiento que hizo el herido por la calle interna del barrio. El jefe del Departamento Homicidios le confió a El Diario que los vecinos “han estado un poco reticentes a aportar datos”. Se presume que prefieren no involucrarse para no tener problemas o sufrir represalias.

 

Según comentó un investigador policial, cuando regresaron a la zona para buscar testigos y recoger información, Torres fue baleado cerca del ingreso al callejón, luego volvió en dirección al kiosco, para pedir ayuda, y allí quedó tendido.

 

El subcomisario Sosa comentó que tomaron intervención en el caso cerca de las dos de la mañana, cuando les avisaron del ingreso de un herido de arma de fuego en la guardia de la Clínica Italia, que había fallecido. A pesar del obstáculo que es que la gente del barrio no se abra a brindar información, los policías estaban dedicados ayer a citar a vecinos, “a los fines de corroborar, de tratar de ver qué pasó y quién fue el autor de los disparos”, refirió.

 

La presunción es que el homicida usó una pistola. Se pudo constatar un reguero de sangre que tiene una longitud de unos 100 metros, que corresponde al recorrido que hizo Torres desde que recibió el disparo hasta el lugar en el que fue auxiliado.

 

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