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Día de las Madres: diversas formas de maternar

El Diario habló con seis familias que viven la maternidad de diferentes formas. Descubrí sus historias en este festejo.

Por redacción
| 18 de octubre de 2020

Por adopción, con muchos hijos, una madre que perdió una parte de su corazón, una pareja de mamás, otra que cría sin estereotipos y una que decidió hacerlo por sí sola. Maternidad no es una sola.

 

 

 

Madres que luchan desde el dolor de la ausencia

 

Graciela González - Presidenta de la Fundación Madres del Dolor

 

“La maternidad para mí era algo maravilloso, era lo más lindo que le podía pasar a una mujer en su vida. Pero en un día todo cambia, todo se vuelve tristeza”. Graciela González es la presidenta de la Fundación Madres del Dolor. Este 27 de octubre se cumplirán 10 años de la muerte de su hijo Agustín, víctima de un accidente de tránsito en el centro de la ciudad de San Luis. Desde ese día, ser madre para ella se transformó en un motor de lucha y fortaleza por la memoria de su hijo.

 

“Cuando tuve a Agustín, la maternidad para mí era lo más lindo que me podría haber pasado. Yo ya tenía un hijo de 13 años, lo había tenido siendo joven, y en ese momento la ayuda de mis padres fue fundamental. En ese entonces fue un proceso de crecimiento junto a mi primer hijo. Pero cuando quedé embarazada de Agustín me dije 'ahora yo soy la mamá' y me sentí la mujer más feliz del mundo. Tener a mis dos hijos juntos, más un tercer hermano, que es hijo del papá de Agustín, era para mí la felicidad”.

 

“Luego llega el día fatal y la vida cambia para todos. Todo se vuelve triste. Agustín era la alegría de la casa, era cómplice y compinche de sus hermanos, era muy compañero mío, mimado, él dormía agarrado de mi mano, yo ponía los dedos como una cuevita y el metía su manito dentro. Era un sol”.

 

“Nunca una como madre está preparada para luchar como yo lo hice. Nunca pensé tener la fortaleza que tuve. Jamás me imaginé tener esta energía para luchar por la pérdida de mi hijo, pero prefiero luchar y que mis hijos vean que lucho, y que Agustín vea, donde sea que esté, que tiene una madre que lucha por su memoria”.

 

Graciela encabeza la Fundación Madres del Dolor con más de 7 mil integrantes de todo el país, mujeres que atraviesan la tristeza de la pérdida de un hijo o hija desde el acompañamiento, la contención, la lucha diaria por la justicia y por la palabra de esperanza.

 

“A las madres que han perdido hijos en hechos viales siempre les digo que se tomen unos días, unos meses de duelo, no más, y después empiecen la lucha. Es la única manera de vivir y encontrarle sentido a la vida. Porque yo, si no reaccionaba, me moría”.

 

“Hoy transito la vida acordándome de Agustín con alegría. Mi mayor homenaje es recordarlo todos los días con alegría, trato de celebrar el Día de la Madre para que él no sienta la ausencia de mi alegría”.

 

 

Criar sin estereotipos

 

María Florencia Bilat - Médica de la Maternidad "Teresita Baigorria"

 

María Florencia Bilat tiene un objetivo en la vida: quiere que sus hijas sean felices, como sea. Tiene 40 años, es médica de la Maternidad "Teresita Baigorria" y cría a Lua (10 años), Sol (6 y medio) y Aimé (3 y medio) sin estereotipos de género.

 

"Yo vengo de una familia bastante estereotipada, a pesar de que éramos 3 hermanas, en la que los roles estaban muy presentes: mamá en casa, papá en el trabajo. Cuando decidí estudiar Medicina fue todo un desafío para mí", admite.

 

La crianza de sus hijas le genera muchos miedos y le provoca ansiedad porque reconoce que no sabe a qué se va a enfrentar el día de mañana. "En casa intentamos corrernos de los estereotipos de género, partiendo de la base que les niñes vienen como una 'hoja en blanco' que pueden llenar y adquirir capacidades de lo que sea. Entonces incentivamos mucho la autonomía de las niñas y que ellas decidan qué es lo que quieren saber y hacer. Nosotros las apoyamos plenamente en todo. Una de las cosas que más nos cuesta es elegir juguetes, hacer algún regalo, porque uno va a la juguetería y lo primero que te preguntan es si es nena o nene. En casa jugamos con los juguetes independientemente de si es una herramienta o si es una muñeca", explica. Para esta familia el ejemplo es clave y de esa manera crean lazos. Con su pareja, en casa comparten todas las tareas, hasta las de construcción, por ejemplo.

 

"La maternidad, las nuevas maternidades son todo un desafío, es un aprendizaje continuo. Aprendemos mucho de las propias niñeces que nos van enseñando y nos van guiando el camino por donde seguir", confiesa Florencia. Y agrega: "Con mi pareja tenemos que aprender muchísimo de eso, porque los dos venimos de una generación que quedó allí en la 'transición' del asunto, tenemos un bagaje previo muy signado por el patriarcado y nos damos cuenta de que eso no está bien. Es un camino de continuo aprendizaje, todos los días aprendemos algo nuevo y nuestras pequeñas nos van guiando".

 

Reconoce que en la actualidad hay una "cosa fantástica que son las tribus". Y que si bien en tiempo de pandemia es más difícil la tangencialidad del asunto, "las tribus están ahí para darte una mano y ayudarte. Y si alguna sale con algún concepto nuevo, te quedás pensando en eso, por eso creo que la clave es el aprendizaje continuo", confirma.

 

 

El amor de dos mamás

 

Romina y Verónica - Enfermera y profesora de judo, respectivamente

 

“¿Será que tenemos más amor para dar?”. Esa fue la pregunta que Verónica Fernández se hizo y le hizo a su pareja, Romina Calvo. Y fue el motor de la decisión de atravesar juntas la experiencia de la maternidad. Luego de un proceso de fertilización, Verónica quedó embarazada, y fruto de ello comparten sus días, noches y lo que vendrá con Valentina Zoe Fernández Calvo, su hija de un año y once meses.

 

Verónica, de 32 años, es profesora de judo y trabaja en Laboratorios Puntanos. Romina, de 34, es enfermera, pero ahora está dedicada a cuidar de Valentina y de ella misma, pues cursa un posoperatorio.

 

Empezaron su relación en 2009. Cuatro meses después, se fueron a vivir juntas. “La maternidad es algo de lo que veníamos hablando. Cuando salió la Ley de Matrimonio Igualitario (2010) y luego la de Fertilización Asistida (2013), nos replanteamos el tema. Un día un médico me dijo '¿por qué no aprovechan ahora?'. Nos faltaba el impulso. Le dije a Romina 'ya hicimos todo, ¿qué nos falta?'. Ya convivíamos, hemos viajado. Y empezamos a averiguar con un doctor de San Luis, que nos guió. Fue un proceso de unos dos años, de mucho papeleo. Se nos hizo un poquito densa esa parte, porque creo que no había muchas familias por fertilización en San Luis”, cuenta Verónica, mientras Valentina, con toda la energía que ganó tras una noche de descanso, va y viene por la casa.

 

Las diligencias que emprendieron les demostraron que había —y tal vez perdura— la desinformación, además de la burocracia. Por caso, cuando fue a la obra social a averiguar sobre la cuestión del donante, a Verónica le dijeron en primera instancia que eso no se cubría. A través de la Superintendencia de Salud supieron que, en realidad, sí debían hacerlo, al ciento por ciento. Volvieron con la firmeza que les dio tener en claro cuáles eran sus derechos y comenzaron el proceso. Ya con Valentina en sus brazos, también debieron enfrentar el desconocimiento, en este caso, respecto a la filiación homo-lesbo parental al momento de anotarla en el Registro Civil.

 

En conjunto decidieron que Verónica sería la mamá gestante. “Valentina es la luz de mis ojos. Me muero por ella. Es contención, es verla crecer todos los días. Las locuras que hace”, responde Romina cuando le preguntan qué es para ella ser mamá. “Es enseñarle, es observarla todo el tiempo. Todos los días aprendemos de ella y nos asombramos de las cosas que hace con apenas dos años. Pensamos mucho sobre el futuro, la sociedad. Pero siempre lo dije, la base es la familia. Y si uno tiene una buena familia, después al mundo lo atravesás de la mejor manera. Me pasó a mí, tuve mucho apoyo de mis parientes, y Romina también de los suyos. Si tenés esa contención, ves las cosas de otra manera y no sufrís tanto lo que te puedan decir afuera”, asegura Verónica.

 

 

Cinco hijos, cinco Maternidades

 

Silvia Miranda - Directora del secundario de la EPA 14 "Martin Luther King"

 

Silvia Miranda está casada con Roberto desde el año 83. Son padres de 2 hijos y 3 hijas: Nicolás (34), Clara (32), Ana (31), Tomás (30) y Jacinta (21).

 

"Nos casamos únicamente por civil, muy jóvenes, en ese momento era todo un tema, (ríe), yo todavía estaba estudiando. No casarnos por iglesia fue un tema que incomodó a los abuelos y a algunas tías, no tanto a nuestros padres". Como no son creyentes, tampoco bautizaron a sus hijos. Para Silvia, ser madre cambió muchísimo su vida y ahora que todos se fueron del hogar está retomando cosas que dejó. "Siempre fui una persona que amaba estudiar y era muy lectora. Al nacer mi hijo creí que iba a seguir haciendo esa vida y no era muy práctica. Pero entendí que iba a cambiar mi vida".

 

El primer hijo afortunadamente para esta mamá fue muy tranquilo, pero el lavado de pañales fue inevitable: "Teníamos parvas con Roberto, la mitad del día nos tocaba a cada uno, él llegaba del diario Puntal y pasaba a lavar pañales. Yo seguía estudiando hasta recibirme en el Profesorado en Enseñanza Diferencial. Desde el vamos entendimos que teníamos que compartir todo, si no, hubiera sido una tarea creo que imposible".

 

El compartir todas las obligaciones les permitió llegar a tener cinco hijos: uno hacía la cena y otro el almuerzo, de hecho Silvia trabajó como docente mucho tiempo en doble turno, como directora en varias instituciones y como funcionaria del Gobierno. Actualmente es directora del nivel secundario de la EPA 14 "Martin Luther King".

 

"Con mi hija más chica fue un volver a empezar, enfrentaba la decisión de un cambio, había concursado para directiva en la provincia y me enteré que había quedado embarazada, esa maternidad me costó más. Cada maternidad es diferente con cada hijo, ellos son muy diferentes", reconoce. Proveniente de una familia numerosa, Silvia recuerda: "En casa me criaron con mucha austeridad y tenemos la creencia instalada de que es un día comercial, de hecho nosotros somos 10 hermanos y mi mamá nunca quiso que le hiciéramos regalos".

 

 

“Muchas mujeres postergan su deseo de ser madres por no tener un hombre al lado”

 

Marcela - Empleada de una industria

 

Marcela ya estaba decidida a ser mamá y no iba a dejar que ese deseo latente quedara trunco por el único motivo de no tener al lado a un hombre que la acompañara. “Ya a los 35 años me decidí y le comenté a mi familia que si no encontraba a la persona indicada para compartir un hijo, iba a hacer un tratamiento sola, con un donante”, explicó la mujer. A los 41 años, hace dos, viajó a Mendoza con todos los estudios y análisis, y con el apoyo de su médico puntano y una amiga se embarcó en un desafío en el cual, asegura, nunca sintió miedo ya que “las ganas de ser mamá se sobreponían a cualquier temor”.

 

Mucha gente, conocidos y algunos compañeros, se sorprendían cuando contaba el tratamiento que iba a iniciar. “Cuando contaba mi deseo ahí sí escuchaba comentarios sobre 'ser egoísta', porque el 'niño tiene derecho a tener una mamá y un papá', pero esas mismas personas después me han felicitado cuando les conté que estaba embarazada”, relata.

 

Recuerda los “chistes” que en el nombre del humor se utilizan para juzgar y ofender. “Ese humor de decir 'a ver quién es el padre' o 'cuando nazca vamos a ver a quién se parece' en el fondo me dolía, claro, pero yo estaba muy segura y muy feliz de tenerlo a él en mi vientre, entonces no me importaba”, cuenta.

 

A lo largo de estos dos años atravesó prejuicios, temores y el miedo a no poder sola, tener que organizarse con su trabajo y criar en una ciudad donde no tiene a su familia. “Pasan por ahí mis miedos. A no poder sola y al qué van a decir, por salir de la imagen tradicional. Yo creo que mientras se haga desde el amor, todo es válido”, destaca. Y asegura que piensa contarle a su hijo la verdad apenas empiece a preguntar, ya que así se lo recomendaron los profesionales.

 

“Se lo voy a decir, no negárselo, cuando empiece a entender y explicarle que todo fue con amor”, dijo.

 

Marcela reconoce que se ha cruzado con muchas mujeres que aprovechan para hacerle consultas y pedirle información sobre cómo es el procedimiento. “Me ven feliz y se animan a pensar en esta posibilidad que muchas no conocían. Esto nos libera un montón como mujeres”, explica. Y recuerda que las obras sociales tienen la obligación de cubrir el tratamiento que ella se realizó y no hace falta explicar o justificar nada.

 

 

"Ser madre es un gran acto de amor que se puede hacer de diferentes maneras"

 

Francia López - Directora del Centro Educativo Nº 3 "Eva Perón"

 

Hace 6 años que Francia López se convirtió en la mamá de Juan (9). Ella buscaba compartir su mundo y no puso peros al amor que podía llegar a su vida. "Quería vivir la maternidad de una forma natural, que viniera como viniera; no buscaba nada en particular, no tenía ningún condicionamiento al niño en el momento de llegar. Y vino Juan y empezamos nuestra familia", relata.

 

Francia contó que no le costó mucho adoptar, más bien, en sus palabras, "fue bastante rápido".

 

"En 2012, con la sanción de la Ley de Identidad de Género, decidí iniciar los trámites y luego comencé la gestión en el Registro Único de Adopciones. En junio de 2013 quedé como pretensa adoptante registrada y Juan llegó en 2014", cuenta Francia, quien fue la primera mujer trans en concretar una adopción en la provincia. Si bien hay familias que esperan mucho más tiempo, explicó que ella no tenía muchos requisitos y por eso fue más rápido el trámite.

 

Desde la llegada de Juan la vida le cambió por completo. "Una es superindependiente, vive su vida, y la llegada de un hijo te hace correrte del centro y ponerlo ahí. Me dedico exclusivamente a él. Si ser mamá o papá biológico es algo para lo que muchas veces no se está preparado, menos en un caso de adopción, que es de un día para el otro y muchas veces no sabés absolutamente nada, si va a ser varón o nena o cuántos años tendrá", expresa.

 

"Me gusta acompañarlo y estar a su lado en todo, respetar sus decisiones, que tenga una infancia feliz y libre, sin ningún tipo de prejuicios, ningún estereotipo, esa es la filosofía que tengo de vida", resalta.

 

MM

 

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