Sentimientos en construcción sobre una pared
Dos grupos muralistas de Villa Mercedes se reunieron para dejar su testimonio de la pandemia.
En tiempos de pandemia las paredes gritan, lloran y exudan libertad. El mural que realizan los colectivos Sitio Baldío y Punto de Fuga no es la excepción. Cinco jóvenes de Villa Mercedes expresan su frustración ante el encierro, y la angustia y la incertidumbre que genera el virus que ataca a todo el mundo, con pinceladas de óleo y acrílico.
Juan García y Carolina Daiyub, de Sitio Baldío, invitaron a Ara Martínez, Alex Rivarola y Facundo Davila, del colectivo Punto de Fuga, a sumarse al mural que pintan en la calle Juan Llerena, a metros de la avenida Sargento Baigorria, en el barrio mercedino Las Mirandas.
“Queríamos mostrar con una imagen lo que nos genera el encierro. Empezamos a buscar ese sentimiento que teníamos en común, esa idea que se potenció con la cuarentena de no saber qué va a pasar”, explicó Carolina sobre los motivos que los llevaron a reunirse, de manera virtual, para hacer los primeros bocetos.
A través de fotos que se enviaban de dibujos que hacían a pulso y en lápiz, guiados por sus emociones, los chicos concretaron la imagen de una mujer con su caja torácica expuesta y que desde dentro de ella brotan llamas de rebelión. Además, tiene su corazón en la mano y por el cuello la rodean, la aprietan y asfixian pesadas cadenas. En las partes sanas de su cuerpo la cubre un vestido rojo y sobre él cientos de ojos negros la miran, quitándole el aliento. En el mural, el rostro de la mujer permanece inmutable, mientras que a su alrededor un cabello negro, que parece más una bruma, la invade.
“En realidad no nos propusimos hacer una mujer como la figura principal, pero cuando nos pusimos a dibujar fue saliendo lo que íbamos sintiendo. Eso es lo más lindo del arte. La imagen de ella es muy simbólica”, narró la joven de Sitio Baldío.
La protagonista de la obra no está sola: a las espaldas de la figura principal están Los Filos, que representan a la ciudad y en ambos costados la rodean edificios de color rosa y celeste pastel. En la parte inferior hay pequeñas sombras negras de personas que están sujetas también por cadenas.
“La mujer del dibujo se está abriendo a todo esto que está pasando y mostramos cómo cada uno lo va aceptando como puede”, explicó Carolina la obra de arte que refleja una oscuridad enceguecedora y, a su vez, enciende una luz de esperanza y autodescubrimiento.
Durante tres semanas, los realizadores se turnaron y, con barbijos de por medio, plasmaron el dibujo completo, pero la Fase 1 villamercedina los agarró en plena etapa de pintado. La artista lamentó: “Estamos muy frenados, pero tenemos paciencia porque creemos que lo que está pasando ahora es mucho más importante que todo lo demás. Sabemos que tenemos que cuidarnos”.
MM


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