Hallaron huesos en un dique e investigan a quién pertenecen

El agua del dique Cruz de Piedra descendió en lo reciente entre 10 y 15 metros o quizás más, calculó una fuente policial. La baja fue tal que algunas zonas de la superficie del embalse quedaron a la vista. Eso también hizo visible lo que había en lo profundo de la represa: los restos óseos de una persona. Uno de esos huesos, el del cráneo, tiene una lesión. La primera en advertirlos fue una vecina. Luego, policías y bomberos rastrillaron el dique en busca de otras piezas del esqueleto. Si bien encontraron más huesos, aún no saben a quién corresponden ni cuándo y cómo murió. Las pericias que harán podrían arrojar luz sobre estos últimos puntos.

La mujer, de apellido Amieva, avistó los restos el viernes alrededor de las cuatro de la tarde. Estaban a unos seis metros de la vera del dique, sobre el lodo de la superficie del embalse. La presencia del cráneo no le dejaron dudas a Amieva: lo que había descubierto eran restos humanos y llamó a la Policía de inmediato.

Una hora después, personal de la Comisaría 34ª y de Criminalística comenzaron a trabajar en la zona del hallazgo, contó el subcomisario Cristian Lucero, subjefe de la seccional actuante. Encontraron lo que a simple vista parecía ser un fémur y una tibia, además del cráneo.

En medio del rastrillaje, los peritos notaron que ese último hueso estaba dañado. Ahora intentarán establecer qué pudo causar esa lesión.

Una vez que los efectivos le comunicaron el hallazgo a la jueza de instrucción Penal 3, Virginia Palacios, la magistrada ordenó preservar la zona y hacer un rastrillaje exhaustivo el domingo a la mañana.

A las 8 de la mañana de este domingo, los efectivos regresaron al dique. Esta vez, además del personal de la Comisaría 34ª y de Criminalística, fueron los bomberos de la Policía, equipados con trajes de buzo.

"Desde el lugar donde se encontraron los primeros restos, hicimos un rastrillaje de cincuenta metros a la redonda, sobre agua y tierra", señaló Lucero. Los primeros 30 metros fueron en el dique y estuvieron a cargo los buzos, que no tuvieron que sumergirse demasiado, puesto que cuando mucho el agua les llegaba a la cadera en ese sector del embalse.

En esa búsqueda, a escasos metros de donde avistaron los primeros restos, encontraron otras "dos o tres piezas", dijo el subcomisario. Pero, a diferencia de los primeros huesos, no se pudo establecer a qué parte del cuerpo corresponderían.

A las 13, el rastrillaje terminó. "Todos los elementos levantados fueron entregados a los peritos y llevados a la morgue judicial, donde harán los exámenes" para determinar la data de muerte, entre otros puntos, aclaró.

Si bien hasta el momento no hay ni un indicio que les permita a los investigadores saber a quién pertenecen los restos, ya hay un hombre que se contactó con ellos porque tiene especial interés en saber la identidad de la persona a quien corresponden los huesos. Se trata de Jorge Balbo, quien desde hace más de seis años busca a su hijo, Javier, desaparecido en Juana Koslay.