Hernán Silva
Jefe de Noticias de El Diario de la República
Donación: buenas cifras y un espejo
Concentrada, posó el estetoscopio en el pecho del hombre, quien se había desabrochado la parte superior de su camisa celeste y permanecía inmóvil y en silencio, en un gesto que mezclaba respeto y agradecimiento. Luego sucedió el milagro, tan sencillo como conmovedor. Silvia Almada volvió a escuchar los latidos del corazón de su hijo, asesinado en el 2016 en Bahía Blanca. El órgano le salvó la vida a Sergio Rivarola, un vecino de La Toma de 53 años. El encuentro, que desafió tiempos y distancias, ocurrió el lunes en la Ediro y su resonancia fue mundial. Fue un símbolo de la trascendencia que tiene la donación de órganos.
Las estadísticas exhiben que los sanluiseños están cada vez más convencidos sobre la importancia de donar. Según el Centro Único Coordinador de Ablación y Trasplantes de San Luis (Cucai), en el 2019 la provincia alcanzó una tasa de 22 donantes por millón de habitantes, duplicando los valores logrados en el 2018 y por encima de la media nacional. Estos buenos vientos coinciden con el primer año de aplicación de la Ley Justina, una norma que establece que en el país todos los mayores de 18 años son donantes salvo que en vida hayan expresado lo contrario.
En total, 55 puntanos recibieron órganos y tejidos el año pasado, período en el que se practicaron 60 ablaciones (32 de órganos y 28 de córneas). Los centros de salud habilitados para realizar ablaciones son el Hospital San Luis, el Policlínico "Juan Domingo Perón" y el de la Villa (ambos en Villa Mercedes), y el Centro Ontológico Integral. La edad de los donantes en la provincia llega hasta los 77 años.
La tendencia es positiva, pero aún hay terreno para mejorar. Un espejo puede ser España. El país ibérico se convirtió en los últimos años en un auténtico ejemplo en la donación de órganos. La tasa es de 43,4 donantes por millón de habitantes, lo que implica que por año se realizan 5 mil trasplantes, o 13 por día. Hace 25 años que lideran las cifras en esta rama de la medicina a nivel mundial.
El modelo español basa sus resultados en la confluencia de varios factores. Los principales son que existe una preocupación continua del sistema de salud para designar los profesionales adecuados; identifican rápidamente a los donantes potenciales; aceptan que estos puedan ser personas que hayan superado los 65 años (este grupo representa el 10%, cuando en otros países desarrollados no llega al 7%) y contemplan la donación no solo en los casos de muerte cerebral, sino cuando el deceso es por muerte circulatoria.
La concientización es clave para que cada vez más personas decidan donar sus órganos en esa nación europea. Las autoridades sanitarias realizan constantes campañas en los medios y eso ha quedado inculcado en la población, que ha hecho de la donación prácticamente una rutina, una decisión que prevalece más allá de la causa y de las circunstancias en las que falleció el donante.
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