SAN LUIS - Domingo 29 de Junio de 2025

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Honor, honor al gran Baigorria

La historia lo dejó de lado y la marcha no lo nombra. La vida olvidada de uno de los tantos verdaderos soldados puntanos desconocidos.

Por Gustavo Luna
| 03 de febrero de 2020

Cabral, soldado heroico, cubriéndose de gloria, cual precio a la victoria, su vida rinde, haciéndose inmortal”. Esos versos y la historia son acertados, pero parciales. Y tan justos con Juan Bautista Cabral como injustos con otro partícipe importante en aquel episodio del combate de San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813: lo que salvó la vida del coronel José de San Martín y la libertad naciente de medio continente fue el arrojo, no solo del soldado correntino, sino también el de un puntano, Juan Bautista Baigorria. Sin embargo, la Marcha de San Lorenzo —letra del docente mendocino Carlos Javier Menielli— y la historia han cubierto de gloria e inmortalizado solamente la memoria del correntino.

 

Lo de que Baigorria salvó la vida del libertador es literal. Y por añadidura, con su acción también puso a resguardo todo el proceso de emancipación de Argentina, Chile y Perú liderado por el llamado Padre de la Patria.

 

El hecho que Cabral diera su vida por socorrer a San Martín justifica las loas a su sacrificio. El correntino sufrió dos heridas y murió unas horas después de la batalla, mientras lo curaban en el hospital improvisado en el refectorio del convento de San Carlos Borromeo, de San Lorenzo, el monasterio que el libertador había elegido antes de la batalla para alojar a su ejército.

 

Mas el hecho de haber sobrevivido Baigorria al combate no justifica el ninguneo a su intervención en el resultado de ese enfrentamiento concreto y de lo que vendría después.

 

La cosa fue así. Según se ha ido reconstruyendo a partir de distintos aportes, cuando San Martín encaraba al frente de una de las dos columnas, que se había adelantado pese a que su plan original era que cargaran ambas al mismo tiempo, su caballo fue derribado por una descarga de metralla y aplastó la pierna derecha del comandante.

 

 

 

 

Un soldado realista, al ver caer al jefe patriota, lo encaró a sablazos. Aprisionado, el coronel alcanzó a esquivar un par de golpes reclinando el cuerpo, aunque uno le dio de refilón en la mejilla izquierda y le causó una herida de la cual llevaría la cicatriz el resto de su vida. Al ver en apuros a su jefe, Cabral arremetió para ayudarlo a librarse del aprieto, tirando del caballo del coronel con el suyo, y lo consiguió, pero fue herido de muerte.

 

No hubiera bastado la heroica intervención del correntino, porque otro soldado español, viendo a San Martín aún sin posibilidades de defenderse, estaba a punto de matarlo con su bayoneta. En eso apareció otro granadero a caballo: era Baigorria, que encaró al realista y lo traspasó con su lanza.

 

“Para orgullo de los puntanos, voy a consignar los nombres de algunos de sus hijos (…); el soldado Juan Bautista Baigorria, que en la acción de San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813, en el momento que San Martín, muerto su caballo sobre el cuadro enemigo y con una pierna apretada en el suelo, un soldado iba a pasar o con la bayoneta, Baigorria se lanzó como un tigre sobre él y lo levantó en su lanza, salvando así a su jefe…”, relataba Manuel de Olazábal en una carta que le envió al historiador Ángel Carranza en 1870.

 

Si bien Olazábal, soldado del Regimiento de Granaderos a Caballo desde enero de 1813, no participó en el combate de San Lorenzo, recopiló memorias más tarde en su obra “Episodios de la Guerra de la Independencia”. Y fue el primero en nombrar en forma completa, con sus dos nombres de pila, al puntano Baigorria, señalan los historiadores Nora Costamagna y Roberto Colimodio. Ellos son autores de “Juan Bautista Baigorria. Mitos y verdades sobre el heroico puntano que salvó a San Martín en San Lorenzo” (2015), una de las últimas investigaciones sobre la vida del soldado de San Luis cuya valiente intervención en aquel combate es desconocida por muchos.

 

San Lorenzo, a orillas del río Paraná, en el sur de la provincia de Santa Fe, fue el escenario de la épica intervención del puntano, en la única batalla que libró San Martín en territorio argentino en su lucha por la independencia.

 

 

Una vida oculta

 

Para esa fecha, Baigorria tenía muy poca instrucción, si se piensa que había sido reclutado en San Luis el 21 de agosto de 1812 por el capitán de milicias Tomás Baras y fue incorporado al cuerpo de granaderos, en el cuartel del Retiro, en Buenos Aires, el 14 de septiembre de ese año, pero tres días después fue internado por una enfermedad y pasó casi dos meses en esa condición.

 

Si nació, como suponen algunos historiadores, en 1790, Juan Bautista Baigorria o Baigorry tenía 22 años entonces. Pero no hay certeza sobre su fecha y lugar de nacimiento. Tampoco sobre el lugar y la fecha de su muerte.

 

Una tradición oral conservada por descendientes de una familia Baigorria asentada en Córdoba asegura que el granadero puntano se radicó en esa zona y murió poco antes de cumplir 96 años, en el paraje Bañado de Pajas, cercano a Villa Dolores. Pero los historiadores Colimodio y Costamagna resaltan varias incongruencias en esa versión y la descartan.

 

Señalan que, con certeza aportada por documentos, es posible rastrear la permanencia de Baigorria en el Ejército de los Andes solo hasta junio de 1818, cuando acompañó a San Martín a Buenos Aires, como parte de su escolta.

 

El historiador José Villegas, en cambio, da por probado que el puntano hizo toda la campaña libertadora —incluso al mando de Bolívar luego de que San Martín le dejara su ejército al venezolano— y volvió al país en 1826.

 

El derrotero final del granadero Baigorria se pierde en la bruma de la incertidumbre, seguramente alimentada por el hecho que su actuación trascendental en la batalla de San Lorenzo no fue tenida por tal por la historia ni los cantares de gesta que celebran los fastos nacionales.

 

En San Luis, Baigorria tuvo su monumento en un lugar expectable, la esquina de las avenidas Quintana (hoy Illia) y Lafinur. Fue inaugurado el 27 de noviembre de 1937. Años después, durante un gobierno de facto, un militar venido de Buenos Aires ordenó bajar el busto porque un simple granadero no era merecedor, según él, de tener una estatua. La figura fue instalada en un monolito en la plazoleta rodeada por las calles Chacabuco, Balcarce y Mitre, frente al cementerio San José, la cual lleva el nombre del puntano que, aunque muchos no lo sepan, le salvó la vida, nada más y nada menos, que al libertador San Martín.

 

 


Hubo otros héroes puntanos en San Lorenzo y tres de ellos murieron en ese combate: Januario Luna, Basilio Bustos y José Gregorio Franco Fredes. Sus restos están en el Monumento al Pueblo Puntano de la Independencia, en Las Chacras, Juana Koslay.

 

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