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Cuando la perspectiva de género atraviesa la salud mental

La agrupación busca que sus terapias sean integrales e incluyan los aportes de los estudios de género, la teoría queer, los estudios trans y las masculinidades. De esta manera, tienen una mirada más amplia sobre las fuentes de padecimiento humano.

Por Romina Oddone
| 09 de mayo de 2020
Ilustración: Mailén Escudero.

Un grupo de psicólogos, que trabajaban ad honorem con sobrevivientes de maltrato y abuso sexual en la infancia, vieron que abundaban las situaciones de revictimización, patologización y culpabilización que sus pacientes habían vivido en sus espacios terapéuticos. “Advertimos la imperiosa necesidad de agruparnos quienes consideramos que la perspectiva de género y feminista debe ser fundamental para el ejercicio de la profesión”, expresó Liset Castro, coordinadora y cofundadora de la Red de Psicólogxs Feministas. Esta asociación civil fue fundada en mayo 2016 y tiene 250 miembros concentrados en CABA, conurbano bonaerense (Zona Sur, Norte, Oeste) y La Plata (donde este año inauguraron otra sede). También se encuentran en Mar del Plata, Tandil, Chivilcoy, Rosario, Córdoba, Mendoza, La Rioja, San Juan, Neuquén, Río Negro y Ushuaia.

 

“Actualmente damos formaciones a profesionales, talleres y cursos abiertos a la comunidad, hacemos campañas de prevención y sensibilización. En CABA contamos con una Consejería Psicolegal gratuita que realizamos con la Asociación Civil Abofem Argentina”, manifestó.

 

 

—¿Cómo atiende unx psicólgx feminista? ¿Cuáles son las diferencias con otros colegas?

 

—Nuestra particularidad radica en que la perspectiva feminista desde la cual interpelamos las teorías psicológicas clásicas, patriarcales y cisteheteronormativas nos permite visibilizar y desnaturalizar las relaciones de poder y desigualdad fundadas en las categorías de sexo, género y clase que se sostienen y reproducen en la cultura patriarcal en la que vivimos. Introducimos esta mirada transversal para comprender la constitución subjetiva, los modos y expresiones del padecimiento psíquico y ofrecemos una escucha respetuosa de la diversidad humana. Sostenemos un posicionamiento ético y político que la persona conoce al momento de acudir al espacio, a diferencia de otrxs terapeutas que se proclaman “neutrales” y que por la falta de problematización de los atravesamientos patriarcales, incurren en prácticas iatrogénicas, discriminatorias y patologizantes.

 

 

—En el último mes, ¿cuáles fueron las consultas más frecuentes con las que se encontraron en la red?

 

 —Desde que comenzó el aislamiento social preventivo y obligatorio disminuyeron notablemente las consultas para iniciar nuevos tratamientos, pero la mayoría de personas que estaban en un proceso terapéutico pudo adaptarse a la propuesta virtual. En general, lxs pacientes se encuentran muy tomadxs por la cuarentena.

 

 

—¿Quiénes sufren más el aislamiento y por qué? 

 

—En sociedades patriarcales y capitalistas como la nuestra, las crisis económicas, políticas, sociales y sanitarias afectan mayoritariamente a los grupos en históricas condiciones de vulnerabilidad: niñxs, adolescentes, mujeres y disidencias, ancianxs, personas de escasos recursos económicos, con padecimiento mental y todas las minorías discriminadas y excluidas que produce este sistema hiperproductivista y opresor. En la gente de la tercera edad la falta de familiaridad o acceso a las tecnologías que comúnmente utilizamos para conectarnos y entretenernos produce una significativa reducción de su vida social. El confinamiento obligatorio como grupo de riesgo aumenta su dependencia con otrxs (cuidadorxs, familiares y vecinxs) y eso afecta su autonomía. Las personas de la tercera edad vieron cercenadas las pocas actividades que dotaban de sentido sus días, como hacer las compras y conversar con lxs vecinxs, lxs vendedores o compartir momentos con familiares, hijxs y nietxs. El aislamiento para ellxs se traduce en una significativa disminución de su calidad de vida. Otro grupo que ha perdido sus espacios de socialización por fuera de la vida familiar es el de lxs niñxs, ya que el principal  intercambio con sus pares es a través de la expresión lúdica y el movimiento. Quienes tienen la posibilidad de encontrarse de manera virtual con sus amiguitxs lo hacen con el control o monitoreo de unx adultx, lo cual limita su intimidad en el relacionamiento con sus pares.

 

 

—¿Creés que el confinamiento genera más violencia intrafamiliar? ¿Por qué?

 

 —Genera más, pero sobre todo la recrudece. Cuando hablamos de violencia de género en las relaciones de pareja hablamos de que también es violencia revisar el celular, controlar o limitar las amistades, las salidas, las actividades laborales o el estudio. Todo esto tiene el objetivo mayor de aislar a la víctima, minar todo lazo social y posibilidad de desarrollo por fuera del ámbito doméstico, generando dependencia económica y emocional, terreno listo para  ejercer todo tipo de violencias sobre sus víctimas. Entonces, el aislamiento es el contexto perfecto para el recrudecimiento de la violencia, incluso las posibilidades de pedir ayuda se restringen e incrementan la vulnerabilidad de las víctimas.

 

En este sentido, sabemos que la escuela es el principal actor en la detección de las violencias y abusos de las que son objeto lxs niñxs, junto con el control médico de rutina en donde muchas veces se advierten signos de maltrato y abuso. En este contexto, la indefensión y vulnerabilidad de lxs niñxs encerradxs en sus casas las 24 horas con sus maltratadrxs aumenta exponencialmente.

 

 

—¿Cuáles son las emociones que más se experimentan en este momento de pandemia y qué herramientas recomendás para poder calmarlas? 

 

—Las emociones más experimentadas son la ansiedad y la angustia, y aparecen como respuesta frente a esta situación sin precedentes, que genera mucha incertidumbre sobre los futuros cercano y lejano. En personas que presentan previamente alguna sintomatología de ansiedad, esta puede verse aumentada. Lo importante en estos casos es entender que es normal que esto suceda, que no implica un agravamiento de su situación o un retroceso, sino que es parte de una respuesta ante esta situación en particular. Para el manejo de la ansiedad las redes sociales e internet pueden ser aliados, pero también pueden aumentarla. Por eso, recomendamos cuidar el contenido que se consume y utilizar el acceso a internet para conectarnos con nuestros vínculos o realizar clases online. No obstante, alertamos sobre los peligros de la sobreexigencia de productividad. En líneas más generales, desde la Red de Psicólogxs Feministas recomendamos armarse una rutina; establecer y diferenciar horarios de trabajo, estudio y ocio; y diferenciar los espacios físicos de trabajo y esparcimiento, simplemente moviéndonos de una mesa a otra, al sillón, etc. En nuestras redes sociales podrán encontrar estas recomendaciones para cuidar la salud mental en tiempos de cuarentena.

 

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