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Vientres subrogados: una realidad que divide al país

Un proyecto de ley presentado hace dos semanas en la Cámara de Diputados de la Nación apunta a incorporar la gestación solidaria. Del otro lado, feministas comparan el método con la prostitución.

Por redacción
| 01 de agosto de 2020
De quién es. Una mujer pone a disposición su útero y dos donantes, óvulo y semen. Luego viene la filiación. Foto: Internet.

No es legal, pero tampoco se prohíbe con firmeza. En ese vacío profundo, la gestación subrogada es una realidad en la Argentina. Aunque —por ahora— solo alcanza a quienes pueden pagar los gastos de gestación y luego los de filiación.

 

A grandes rasgos y en lenguaje llano, la gestación subrogada plena es una técnica de reproducción asistida en la que una mujer pone a disposición su útero para que otras personas o parejas sean padres. Para llevarla adelante, se necesitan además un donante de óvulos y otro de semen. Suelen recurrir a esta técnica parejas heterosexuales que no han logrado tener hijos por otros métodos, hombres solteros y parejas homosexuales. 

 

En muchos países este método de fertilización está permitido. Algunas gestantes suelen recibir dinero para concebir al hijo o hija de otros padres. Por eso, maternidad y subrogación son dos palabras que, unidas, levantan las voces y la temperatura en la Argentina.

 

La diputada nacional por Córdoba (Frente de Todos), Gabriela Estévez, presentó hace dos semanas un proyecto de ley para incorporar la gestación por sustitución, como técnica de reproducción asistida, al Código Civil y Comercial.

 

“Trabajamos con la abogada Marisa Herrera, quien es nada más y nada menos una de las redactoras del Código Civil. Es un proyecto vinculado a la gestación solidaria, en el que debe probarse el vínculo entre las personas intervinientes, que haya un vínculo afectivo preexistente, de amistad, familiar. Así se descarta cualquier duda que pueda llegar a existir sobre la posibilidad de una situación de explotación o de comercialización, a lo que muchas veces se le llama 'alquiler de vientre'. De ninguna manera esto estaría permitido, sino todo lo contrario a partir de este proyecto”, dijo Estévez. Y opinó que “la única manera de que este tipo de planificación familiar, de técnica de reproducción humanamente asistida, pueda llevarse adelante es que exista un vínculo previo entre las personas y que pueda probarse a partir de la intervención del Estado”.

 

Del otro lado de la vereda está Carmen Capdevila, parte de Kasandrxs Feministas Libertarias, un grupo abolicionista de Neuquén e integrante de la Campaña Abolicionista Nacional “Ni un mujer víctima de trata”. Su postura es un rotundo no. “La subrogación de vientre se relaciona con la prostitución, la pornografía, la trata de personas, el alquiler de vientres y la venta de niñas y niños. Es todo parte del mismo combo: la utilización del cuerpo de las mujeres para satisfacer deseos”, enfatizó.

 

Con un porte radical, Capdevila expuso que el modelo es el mismo: alguien que se ve beneficiado económicamente a costa de la explotación de una mujer que pone su cuerpo, tal como sucede en el sistema prostituyente. “En este caso se ven beneficiadas las empresas que venden este servicio, las clínicas, la medicina mercantilista, los lugares donde se alojan las mujeres y niños. Por ejemplo, en la India hay como granjas de mujeres para gestar”, detalló.

 

Y tampoco dejó espacio para los vientres solidarios. Opinó que en Argentina el proyecto presentado apela al altruismo, algo que según la activista representa otra gran mentira: “No existe el altruismo. Sigue habiendo una negación de derechos. Porque cómo hacés para decirle que no a un familiar. Es perverso, es muy peligroso. Es chantaje emocional y manipulación. Nadie queda bien después de eso, es un desgaste emocional tremendo”.  

 

Estévez aseguró que el proyecto redactado por Herrera y presentado por ella busca llenar un vacío legal en la Argentina. “Acá existen fallos de filiación por situaciones que se dan y después la Justicia tiene que intervenir en el proceso posterior. Es decir, cuando ya ha nacido el niño, niña, niñe, la Justicia tiene que intervenir para generar las relaciones de filiación. Pero en realidad existe un vacío legal: no está aprobado ni prohibido y se terminan dando este tipo de situaciones. Es de conocimiento público que muchos famosos viajan al exterior y llevan adelante estas técnicas de reproducción. Lo hacen en situaciones de alquiler de vientres, algo con lo que nosotras no estamos de acuerdo. En este caso, lo que estamos intentando es generar un marco legal que ponga las condiciones”, resaltó.

 

Para Capdevila, el caso es tema cerrado. “Las leyes hablan de 'persona gestante', están instalando palabras claves, ya no hablan de mujeres. Las españolas fundaron el movimiento 'No somos vasijas', que firmamos quienes estamos en contra de esto, y allí retoman el concepto de vasija de Aristóteles, para quien las mujeres estábamos para parir y el placer era entre varones”, expresó.

 

La diputada nacional por Córdoba sostiene que el nuevo proyecto tiene una mirada que “prioriza los derechos, tanto de la persona por nacer, como de la persona gestante, y de quienes aportan su material genético”. Y que con Herrera consideran que es esencial “el resguardo del Estado y la participación que este debe tener en este tipo de planificaciones familiares”. Además, destacó que al sumarse a los tratamientos de reproducción asistida incluidos en el Código Civil, les correspondería a las obras sociales (o al Estado) hacer la cobertura.

 

Fertilidad, maternidad y paternidad son temas sensibles. Argentina aún debate algunos puntos. Mientras lo hace, debería agilizar y mejorar el proceso de adopción.

 

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