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Matías Balmaceda: radiografía de un enamorado

El cantante dice que con su trabajo, su mujer, su pequeña hija y su música está viviendo el mejor momento de su vida.

Por redacción
| 07 de septiembre de 2020
Yo, Matías. Balmaceda en su estudio, donde prepara el segundo disco, todavía sin nombre. Foto: Gentileza.

Como una especie de contradicción, el silencio impera en la casa del músico y compositor Matías Balmaceda. Un rincón lleno de juguetes perfectamente acomodados indica que su hija, la pequeña Emilia, de solo un año y medio, estaba descansando y era por ella el sigilo de la tarde. Luisa Valencia, la compañera de Balmaceda, acompañaba los silenciosos modismos con una sonrisa sutil y tranquila.

 

En un rincón personal, la música se percibía al detalle. Tres guitarras, un equipo de sonido, algunos discos de Fito Páez, unas fotos familiares y un cartel antiguo de Los Watussi jugaron a ser un resumen de la vida de Matías.

 

“Mi abuela Justa era una cuyana de ley a quien le encantaba cocinar y en su casa hubo encuentros folclóricos permanentes”, recordó el artista de 41 años respecto a su primera vinculación con la música.

 

En la familia paterna de Matías hubo guitarristas de sobra y su padre, “Lucho” Balmaceda, integró una de las tantas formaciones de Los Watussi, pero hasta ese momento él no mostraba demasiado interés en la música. “Prefería jugar a la pelota con mis primos. Cantaba porque mi papá insistía en que yo tenía aptitudes, pero no me interesaba”, dijo el artista con algo de picardía.

 

Un problema de salud grave de “Lucho” acercó a Matías a la música. “En mi familia hablaban de la posibilidad de que mi papá no pudiera salvarse. Él me regaló su guitarra con un recitado y yo me puse a tocar para acompañarlo”, dijo y destacó que en la situación de salud de su padre —quien, como consecuencia de ese mal momento, perdió gran parte de su audición— y el hecho de que la madre de Matías decidiera realizar su vida en otra provincia fueron los motivos por los que el artista fue criado por su tía “Negrita”. “Ella es como una madre para mí. Cuando mi mamá se fue ella se preocupó por qué a mí no me faltara nada. Sigue siendo así hasta el día de hoy”.

 

Su adolescencia en la casa de sus abuelas, su padre y los amigos fue marcando la vida del artista. Él destaca que la composición llegó a su vida como consecuencia de la música y de su amor por la lectura. “Siempre escribo desde la ficción, pero formo parte del personaje directamente. Siempre estuve muy vinculado con las historias de amor, aunque lo central creo que fue el propio desencuentro de distintas situaciones de mi vida”, agregó.

 

Al finalizar la secundaria, las posibilidades de que Balmaceda pudiera cumplir su sueño de ser médico eran muy pocas. En San Luis, por aquellos años, no existía esa carrera y él tampoco tenía el respaldo económico y familiar para poder irse a otra provincia. “Una prima que ya se había recibido me dio una mano para que pudiera irme a Córdoba. Me dijo que si me iba bien podía conseguir un trabajo y seguir estudiando... y eso hice”, recordó el cantante quien, a su vez, es Licenciado en Producción de Bioimágenes y actualmente se desempeña como jefe de Radiología en la Maternidad "Teresita Baigorria".

 

El espíritu inquieto de Balmaceda lo llevó a nunca detenerse. Durante sus años en Córdoba trabajó en distintos rubros para subsistir y fue esa provincia testigo de varias de las composiciones musicales que integran su primer trabajo discográfico, llamado “Chinita pelos al viento”.

 

“Yo veía que los domingos a mis compañeros los llamaban todos sus familiares y para mí era tristísimo, porque no me llamaba nadie. Mi papá no podía por su sordera y mi mamá no estaba. En esos momentos me refugiaba en la música”, recordó.

 

Su primer trabajo discográfico es un recopilatorio de composiciones que produjo Matías a lo largo de su vida. Está compuesto por 12 canciones que varían entre el folclore, el tango y las baladas. Actualmente está trabajando en su segundo disco, aunque reconoció que aún no tiene nombre para el nuevo material.

 

El retorno de Matías a San Luis fue por cuestiones laborales y con mucho orgullo destacó que proyecta su trabajo con intención de devolverle a la provincia su oportunidad de aprendizaje. 

 

Además del arte, Balmaceda combina la paternidad, el trabajo y su vida en pareja con una nueva posibilidad de cumplir su gran sueño de ser médico, ya que el año pasado retomó los estudios en San Luis. 

 

“Siento que estoy viviendo el mejor momento de mi vida. Tengo un trabajo que amo y defiendo, una hija maravillosa, una mujer hermosa y estoy muy enamorado de la faceta artística. Creo que esos cuatro frentes están en equilibrio y yo estoy muy feliz con eso”, cerró Balmaceda con una sonrisa, mientras de fondo se escuchaban las primeras señales de que la siesta de la pequeña Emilia estaba por terminar.

 

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