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Agricultura Familiar quedó en manos puntanas en Cuyo

Asumió con objetivos claros, entre los que están rearmar los cinturones hortícolas locales, trabajar en conjunto con la provincia y estar cerca de los pequeños productores.

Por Marcelo Dettoni
| 31 de enero de 2021
Un técnico del SAF recor5re una construcción hecha en Dónovan. Foto: Prensa SAF.

El nombre del campo ya invita a sumergirse en los agitados 70, aunque estemos ya entrado el siglo XXI y la gesta política haya quedado atrás. "La Montonera" se llama el campo que tiene Daniel Sosa, que exhibe ese nombre en un cartel de madera bien trabajado que cuelga entre dos árboles. No es un campo como los que este cronista está acostumbrado a visitar, acá no hay grandes extensiones de soja o de maíz, tampoco muchos animales, más allá de alguna vaca que se pasea buscando sombra para combatir la inclemencia del verano puntano y un par de cabritos que juega con entusiasmo, ajenos al ajetreo que hay a su alrededor.

 

Sosa también cría conejos, que vende vivos o faenados, tiene algunas ponedoras que le dan huevos para comercializar y la majada de cabras pide pista, pero a veces es víctima de los depredadores nocturnos, por lo que todavía no pudo despegar con esta actividad. “Los sachacabras se comen todo”, asegura, aunque no baja los brazos, también apuesta por una huerta comunitaria y una máquina para fabricar bloques, en un nuevo emprendimiento que manejan los “compañeros”, como todos se llaman en ese ámbito.

 

En "La Montonera" se respira trabajo y hay un espíritu renovado, fruto de que su dueño fue designado por el gobierno nacional como el nuevo delegado regional para la zona Cuyo de la Secretaría de Agricultura Familiar. Una distinción para San Luis en general, ya que será el encargado de regir los destinos de esta movida interesante y cooperativa tanto a nivel local, como para San Juan y Mendoza. A futuro, es posible que también la Patagonia se sume a Cuyo en una región única, lo que ampliaría muchísimo los márgenes de maniobra.

 

Sosa es técnico forestal y profesor de historia, dos tareas que se entrecruzan en ese predio que luce algo desordenado, pero donde todos tienen claro sus tareas. Vive en un micro escolar algo desvencijado y con paciencia fue reu-niendo material ferroviario en desuso para darle un espíritu extraño, atrapante al lugar. Uno de los vagones que logró llevar hasta este rincón que está a la vera de la ruta 147, pasando la entrada al aeropuerto, ya camino a San Juan, es la sede de un museo con una colección de objetos que remontan sobre todo al primer peronismo y a Evita en particular, que sigue siendo la guía emocional del movimiento.

 

 

 

Es uno de los orgullos del anfitrión, a quien rodea mucha gente, hombres y mujeres del Movimiento Evita que están ansiosos por iniciar con la nueva tarea de ampliar los márgenes de la agricultura familiar en San Luis y alrededores. Sosa ya cuenta con dos laderos para los trabajos de campo, uno es Roberto Fernández, de Villa Mercedes, quien se encargará del departamento Pedernera y parte del sur y el centro provincial; el otro es Máximo Márquez, de San Martín, quien será el coordinador para todo el norte. “Habrá un tercero, pero lo tiene que nombrar el gobierno provincial”, anticipa el flamante delegado regional, quien quiere tener una relación aceitada y de cooperación con la provincia, aprovechando la buena sintonía política que existe hoy con la Nación.

 

El Movimiento Evita tiene una fuerte ligazón con Agricultura Familiar, incluso ya había manejado esa secretaría clave para los pequeños emprendedores durante la última etapa del gobierno de Cristina Kirchner.

 

“Después vino Macri y desarmó toda la estructura, hasta eliminó los registros del Renaf, que es el Registro Nacional”, se queja Sosa, quien sabe que tiene una ardua tarea por delante porque los fondos nunca son abundantes y sí los reclamos de los agricultores de subsistencia, que necesitan de este soporte político.

 

En busca de reordenar la tarea y saber con qué estructura va a contar, estuvo la semana pasada en Buenos Aires, en la sede de la Secretaría, recabando datos sobre los técnicos y sus zonas de influencia. “Hay que reorganizar todo y maximizar los recursos, cada uno tendrá su tarea para cumplir. Ya visité Mendoza hace unos días y estoy planeando un viaje a San Juan, para conocer a fondo la realidad de cada región”, cuenta Sosa.

 

Mientras algunos acompañantes están trabajando la tierra de la huerta y otros se abocan a la bloquera, alguien llama a la mesa, porque está listo el asado, que se va a comer a la sombra de unos árboles, detrás del micro-vivienda. Allí, con la tranquilidad que brinda el mediodía de verano, el delegado cuyano puede ampliar sus proyectos, sin dejar de lado la realidad que impuso el coronavirus, que fue clave para alejar la gestión de la gente durante 2020. Y eso es algo a recuperar rápidamente.

 

“La pandemia cambió el proyecto de la Agricultura Familiar. Tenemos que apuntar a una nueva cultura del trabajo, a una alimentación más saludable y a aprovechar la tierra de una manera distinta, más sustentable. Están las herramientas para lograrlo y hay un secretario nacional, Miguel Gómez, que quiere que la actividad se oriente más a lo campesino y lo indígena”, agrega Sosa.

 

 

Quieren cerrar acuerdos con ingenieros agrónomos de la FICA para recorrer el territorio y también hacer un censo de tierras disponibles.

 

 

Cada vez que recuerda que “San Luis produce solo el 3% de las verduras que consume su población”, se lamenta y quiere cambiar esa ecuación. “Hay casi 1,3 millón de kilos que ingresan de San Juan, Mendoza y Córdoba solo por la casilla sanitaria de la capital”, repite como un mantra. Su compañero Fernández asegura que eso puede ser modificado: “Sabemos trabajar la tierra, Villa Mercedes, que es lo que yo conozco a fondo, perdió el cinturón hortícola que tenía en los 80 y es posible recuperarlo”.

 

El gobierno provincial, consciente de esta realidad, se abocó en los últimos años a recuperar esa cultura hortícola a través de planes de fomento, con los que otorgó por ejemplo parcelas de dos hectáreas para que trabajen familias bolivianas y criollas en Sol Puntano y en Villa Mercedes. También armó huertas en escuelas, centros de salud y comedores comunitarios; y entregó semillas y plantines a familias interesadas en tener su propio espacio verde para alimentarse de manera más sana. Son pasos en la misma dirección que los que dará Agricultura Familiar en 2021 si la situación sanitaria lo permite.

 

Otra colaboradora en el nuevo esquema que armó Sosa es Carolina Obon, una médica veterinaria que divide su tiempo entre el trabajo de fiscalización en el frigorífico de San Jerónimo y la delegación. Asegura que la idea es “trabajar en conjunto con la provincia, bajar la política a los municipios e intercambiar información con Senasa y el INTA, con los que ya tuvimos contacto para mostrarles nuestros planes”.

 

El delegado cuenta que la Nación está haciendo un censo de tierras disponibles para ampliar el espectro de la agricultura familiar de subsistencia. “En San Luis ya tomaron nota de que hay terrenos que pertenecen al ferrocarril y a la V Brigada que podrían ser de utilidad, ahora hay que hablar con sus dueños”, reconoce, a la vez que hace una apuesta a un nuevo plan, el Potenciar, y a las cooperativas de trabajo, un aspecto en el que el Movimiento Evita tiene amplia experiencia.

 

“Queremos llegar a un acuerdo con ingenieros agrónomos de la FICA (la facultad de la UNSL) para que acompañen a nuestros técnicos en el territorio. Nosotros debemos llegar a los quinteros y no esperar a que ellos nos golpeen la puerta”, impone Sosa como punto de partida, lo que promete más salidas a campo y contacto permanente con los futuros beneficiarios.

 

Por su experiencia con los pequeños productores, Sosa pretende no mezclar: “Una cosa es la agricultura familiar, otra hacer bloques para las viviendas o la infraestructura básica y una tercera la cría a pequeña escala. Cada una tiene sus particularidades”, dice con firmeza, y reconoce que el gran problema que enfrentan es “la propiedad de la tierra, que casi nunca es de quien la trabaja”. Cree que hay una paradoja en todo esto, ya que “la verdadera reforma agraria la hizo el capitalismo, Holanda tuvo éxito en ese aspecto y no Cuba”.

 

Después de asegurar que “sin agricultura familiar el desabastecimiento es un peligro latente”, el flamante funcionario nacional contó que planea dar charlas sobre economía popular, porque hay mucha ignorancia sobre cuestiones básicas de la historia de San Luis. “Les caemos a los jóvenes, pero no sé cuántos mayorcitos saben lo que es la mazamorra, el arrope o la sopa seca, comidas regionales que se pueden preparar con los insumos que salen de la tierra en cada casa. Ahí está el secreto de una alimentación balanceada y saludable. Otra tradición a recuperar es la del parral en cada casa para que todos tengan uvas de mesa”.

 

Antes de irse a Mendoza y a reordenar la planificación en Buenos Aires, también hizo varias giras por el interior de San Luis para charlar con los intendentes, conocer de primera mano sus necesidades y darse a conocer para poder trabajar juntos en el futuro, ya que los considera como resortes vitales para llegar a la gente. “Estuve en Quines con Paco Macías, en Villa Mercedes con Frontera, en Potrero con Orlando y en La Punta con Olivero, desde donde no me volvieron a llamar, por lo que no sé si le interesó mi mensaje”, repasa Sosa, quien tiene agendadas charlas con monseñor Gabriel Barba para sumar el esfuerzo social de la iglesia y ver cómo están las huertas de Cáritas, y con las autoridades del credo evangelista, ya que está seguro que “conocen mucha gente de la base de la pirámide social, donde tienen mucha llegada”.

 

Y la lista sigue, porque quiere entrevistarse con los legisladores de San Luis en el Congreso nacional y en la Legislatura local para charlar sobre leyes que apoyen la producción agroecológica, ver cómo se puede introducir la agricultura familiar en las escuelas  a partir de una modificación a la Ley de Educación y tratar cuestiones ambientales y que hacen a la soberanía alimentaria. “Es importante que estos temas se traten en los niveles primario y secundario directamente en la currícula oficial, que los chicos conozcan que las familias pueden producir sus alimentos con respeto por la ecología, y luego transmitir esos conocimientos a sus padres y hermanos, son los mejores para esa tarea porque le ponen entusiasmo”, asegura.

 

Además de convocar a expertos en clima para ayudar a los huerteros, “porque ellos no acceden al satélite”, otro proyecto que lo tiene motivado está referido a la pesca artesanal. “Queremos entregar tanques de un metro por 0,60 para que las familias críen peces autóctonos como el pejerrey y la carpa en sus casas. Tenemos que aprovechar las estaciones de piscicultura que tiene la provincia, sobre todo la de La Florida, para que el alevín que sale de allí termine de formarse en los hogares. Misiones ya está desarrollando algo parecido, hay que capacitar a la gente sobre la forma de cuidarlos y sobre cómo preparar el alimento”, detalla.

 

Vialidad provincial también está en su agenda, ya que quiere cerrar algún tipo de acuerdo para que se pueda sembrar maíz, sorgo o alfalfa en las banquinas de las rutas de San Luis. “Sería para alimentar los animales de los pequeños productores que hoy tienen problemas para comprar fardos o granos. Había una normativa pero se dejó sin efecto por el peligro que significa para el tránsito. Hay que encontrar la manera, podría ser armando una zona de escape”, dice en la despedida, con el mismo entusiasmo con el que abrió las tranqueras de "La Montonera" para mostrar que no todos los campos son iguales. 

 

 

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