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Juicio por homicidio: 4 testigos aseguraron que Velázquez tiró

Son cuatro jóvenes, amigos de la víctima, que estaban en un descampado cuando efectuaron los disparos.

Por redacción
| 27 de octubre de 2021
Otro lesionado. Maicol Molina Becerra dijo que luego de dispararle a Magallanes, Velázquez lo baleó a él en la cara. Foto: Martín Gómez.

De los siete testigos que declararon este martes en el debate oral por el homicidio de Jonathan Luciano Magallanes, dos son médicos y cuatro, amigos de la víctima que estaban presentes la noche del 4 de octubre de 2019 cuando se escucharon varios disparos en un descampado del barrio 200 Viviendas, en la zona sur de la capital. Todos ellos señalaron a uno de los tres acusados, Luciano “Chucho” Velázquez, como el joven que, desde una moto en movimiento, efectuó los tiros que acabaron con la vida del muchacho de 18 años.

 

En rigor, la primera testigo que declaró fue la médica forense del Poder Judicial, Patricia Gallardo. Ella hizo la autopsia y extrajo muestras de orina y sangre del cuerpo, que luego fueron analizadas. La médica dio detalles de las conclusiones de ese informe: refirió que el proyectil entró en la región torácica, del lado izquierdo, y que lesionó el pulmón. La bala quedó alojada cerca de la columna vertebral, en un músculo, entre la novena y décima costilla, y la doctora la extrajo. Era calibre 22. En cuanto a la trayectoria, Gallardo dijo que ingresó de adelante hacia atrás, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo.

 

Por sus características estimó que la distancia entre la boca de fuego y la superficie en la que impactó el proyectil fue superior a 50 centímetros —luego, uno de los testigos oculares estimó que el tirador estaba a unos tres metros de la víctima—. El plomo causó un hemotórax izquierdo, es decir, un cuadro hemorrágico que llevó a un shock hipovolémico. Esa fue la causa de muerte. Unos minutos más tarde, cuando le tocó declarar ante el tribunal, el médico Marcelo Gabriel Platinetti (quien trabaja en el Hospital del Sur, a donde familiares llevaron a Magallanes en su desesperado intento porque lo salvaran) confirmó que el joven llegó sin signos vitales.

 

Los hermanos Víctor Agustín y Maicol Daniel Molina Becerra, Jonathan Calderón y Thiago Ezequiel Rodríguez eran parte del grupo que cerca de las 23:30 de esa noche tomaban una gaseosa en “El kiosco amarillo”, como conocen a un comercio de la zona. Al lado está el descampado en el que ultimaron a Magallanes. Sus testimonios fueron concordantes en varios aspectos: todos conocían y eran amigos de Magallanes, quien en ese momento no estaba con ellos. Explicaron que él había ido a comprar con su novia, que apareció de repente y resultó herido por Velázquez, a quien sindicaron como el joven que iba armado e hizo los tiros.

 

Dijeron que vieron bajar desde el barrio Padre Mugica dos motos. A una, la que iba adelante, de 150 centímetros cúbicos, la manejaba  Rodrigo “Higo” Tejada y atrás iba sentado Velázquez. La otra, que la secundaba, era una 110 que conducía Iván “Chuki” Soria. Indicaron que hicieron una primera pasada frente a ellos, “como relojeando”, en la que no les dijeron ni hicieron nada. Luego los rodados volvieron en dirección a su barrio. Ya en la segunda pasada, Velázquez efectuó los disparos sin mediar palabra, por lo que ellos atinaron a correr para ponerse al resguardo, declararon. Algunos dijeron que se tiraron al piso, otros, que se escondieron tras un poste. Hubo testigos que reconocieron que se defendieron a pedradas de los jóvenes que iban en motos, que pasaron “como cinco o seis veces”. “Iban y volvían”, contaron.

 

Según ellos, Magallanes apareció de la nada y cuando lo vio, Velázquez le gatilló. Ya herido, el muchacho hizo un par de pasos y cayó en el baldío. Después, las motos se fueron de la zona. Ahí estos jóvenes que trataban de zafar de los balazos se acercaron, se dieron cuenta de que quien yacía era Magallanes y que estaba lesionado. Uno de ellos, Maicol Molina Becerra, relató que corrió a avisarle a su madre. Los parientes subieron al herido al auto de su padrastro y lo llevaron al Hospital del Sur.

 

Maicol dijo que unos 15 minutos después de ese hecho, cuando iba a su casa, una de las motos regresó. La conducía Soria y atrás iba Velázquez, quien le disparó en el rostro. Refirió que estuvo como dos meses en tratamiento, con la cara vendada por ese disparo que casi le hizo perder la vista. Su madre —él tenía 16 años en ese entonces— no hizo los trámites correspondientes para que la investigación avanzara. Dijo que fue porque ya habían tenido inconvenientes con ellos. “Nos han roto la moto, no les hacían nada, no tenía sentido” denunciar y/o ratificar, explicó. La madre de ese joven también dio testimonio.

 

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