La hija de Mafalda dijo que entraron a robarle a su madre y no salió como esperaban
La mujer fue la primera en entrar al departamento de la víctima y hallar su cadáver. Dijo que, en un primer momento, pensó que el o los delincuentes aún permanecían en la casa cuando ella llegó.
La única hija que tenía Mafalda Sánchez declaró este miércoles en el juicio en el que tratan de determinar la culpabilidad de Guillermo Páez, el único acusado por el asalto en el que mataron a la vecina del barrio La Rioja. Con la voz quebrada y con lágrimas, relató lo que sucedió el 4 de septiembre pasado, cuando entró al departamento de su madre y se topó con su cadáver. Primero creyó que se había descompuesto y luego entendió que la habían asaltado y hasta pensó que el o los ladrones seguían en el domicilio porque las puertas estaban cerradas.
La testigo narró que ese día, como a las 10, su madre le había enviado un mensaje y un audio para saludarla por el Día de la Secretaria. Luego hablaron por teléfono y ella le preguntó qué quería almorzar.
Como todos los días, la mujer saldría de trabajar e iría hasta lo de su madre a comer junto a su hijo. El chico solía salir del colegio e ir hasta lo de su abuela. De hecho ese día, a las 10:20, Mafalda le había enviado un mensaje encargándole que pasara antes por un kiosco y comprara agua saborizada y pan.
Cerca de las 13 el chico le avisó a su madre que estaba en lo de su abuela, pero nadie le abría puerta. Apenas llegó, la mujer supo que algo extraño sucedía porque la llave había quedado puesta del lado interno del departamento.
Para entrar le pidió ayuda a una vecina e intentó abrir la puerta con un escobillón. Corrió el vidrio de una ventana y allí vio a su mamá tendida en el suelo, boca abajo. Estaba al lado de la mesa del comedor, junto a una silla tirada.
Empezó a gritar porque pensó que su madre estaba descompuesta. Después, con una patada, una vecina logró abrir la puerta y entraron.
Relató que se arrodilló, voltearon a Mafalda y le quitó un pañuelo que tenía en la boca. Tenía sangre en la mano derecha, en la nariz y un golpe en un pómulo.
Vio si respiraba, revisó sus pulsaciones y si latía su corazón y, desesperada, le hizo maniobras de RCP (reanimación cardiorespiratoria). Y no, su madre no respondía.
La vecina se dio cuenta, por el grado de desorden en la casa, que habían entrado ladrones. "¡Andá, porque el tipo está acá adentro todavía! Acá está la gorra", le gritó la hija de la víctima a la otra mujer. Tomó la gorra y la lanzó cerca del baño.
"Andate tranquila porque R. (su hijo) no llegó", le susurró a su madre, cuando vio que no respondía. Le manifestó eso porque el chico ese día arribó a lo de su abuela un poco más tarde de lo habitual, por una demora en la escuela. Si hubiera llegado a la hora que lo hacía siempre tal vez también lo hubieran atacado los delincuentes.
"Mi teoría es que obviamente entraron a robar y no salió como esperaban", manifestó cuando el fiscal Néstor Lucero le preguntó sobre qué cree que había pasado.
Una botella de Coca con unos 50 mil pesos
La mujer dijo que, al momento, no notó que el o los ladrones se hubieran llevado algo de la casa. De hecho el celular de la víctima estaba en un dormitorio, sobre un colchón.
Advirtió luego, cuando revisó más detalladamente el lugar, que en el departamento faltaba la botella de medio litro que Mafalda usaba de alcancía y le había dicho que le entregaría ese día a ella.
Contó que su madre solía llenar las botellas de Coca Cola con billetes de mil, que después le daba a ella para que depositara el efectivo en un plazo fijo que había abierto en un banco. Ese dinero era para pagar el viaje de egresado de su nieto. Tenía unos 50 mil pesos, estimó.
Antes declaró un policía que acudió a la casa de la víctima, luego de recibir el aviso de que en un monoblock del barrio La Rioja había una persona fallecida. El inspector señaló que cuando llegó al domicilio de calle Chacabuco ya trabajaba en el lugar una médica del Sempro.
Aclaró que no entró al departamento de Mafalda, pero se cruzó con su hija. Recordó que la mujer, quebrada en llanto, le dijo: "Me mataron a mi mamá. Los médicos me dijeron que no tiene signos vitales".
Habló también una amiga policía de la mujer asesinada. Apenas llegó al barrio indicó que el comentario era de que "la habían matado y supuestamente eran dos masculinos". Refirió que conocía a Malfada desde hacía unos 20 años y era un tanto confiada porque no cerraba ventanas y no tenía miedo de que pudiera sucederle algo.


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