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Estudiar en otra provincia puede costar más de $50 mil

Los datos surgen de entrevistas a estudiantes que viven en Córdoba, Mendoza y Capital Federal. El monto incluye el alojamiento, los impuestos y la comida.

Por redacción
| 21 de noviembre de 2021
La UBA, una de las Casas de Estudios más atractivas para los estudiantes. Foto: Internet.

Atrás quedó aquella época en la que cientos de estudiantes migraban hacia otras provincias en busca de la carrera de sus sueños. Apoyados por sus familias, las y los egresados tenían la completa libertad de elegir qué estudiar e ir adonde estuviera esa oportunidad. Hoy el panorama es muy diferente y poder aspirar a una universidad fuera de San Luis significa un esfuerzo económico al que pocos acceden, por lo menos no sin tener que trabajar para ayudar a costear los gastos de vivir en otra ciudad.

 

A través de un sondeo a cuatro estudiantes de San Luis que se fueron a vivir a las ciudades de Córdoba, Mendoza y Capital Federal, El Diario recopiló los valores que, al día de hoy, pagan para llevar adelante sus estudios. Entre alquiler, expensas, luz, gas y gastos de comida, un estudiante en Córdoba paga entre 40.000 y 57.500 pesos. Si la carrera universitaria es en Mendoza, pueden desembolsar entre 43.000 y 52.000 pesos, y en el caso de querer vivir en Capital Federal, los costos tienen un valor de aproximadamente unos 58.000 pesos, siempre y cuando asistan a una universidad pública.

 

Durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19, muchos estudiantes comenzaron a cursar de manera virtual, por eso algunos decidieron volver a sus casas en San Luis para abaratar costos. Ese fue el caso de Juan Cruz Rodríguez, quien hace poco más de un año estudia su carrera de Ingeniería en Electromecánica a distancia. “Ahora no estoy gastando casi, porque vivo con mi hermano, pero ya estoy empezando a ver alquileres o de irme con algún amigo, porque el año que viene vuelve la presencialidad”, aclaró.

 

El joven de 23 años contó que el costo de los alquileres depende de la zona, pero que generalmente los estudiantes se instalan en el barrio de Nueva Córdoba, por su cercanía a la Ciudad Universitaria, que es donde se encuentra la universidad nacional. “Un alquiler de un departamento de una habitación —en esa zona— puede estar entre los 18.000 y los 20.000 pesos; las expensas están desde 2.500 hasta 6.000 pesos, depende del edificio”, especificó.

 

 

 

“En cuanto a los gastos en comida, Nueva Córdoba es caro, entonces siempre conviene irse a otro barrio más alejado; yendo al centro donde está el mercado sur podés conseguir carne y verduras más baratas, pero te queda alejado. Si querés más variedad, te vas al mercado norte, que queda a unas 20 cuadras de Nueva Córdoba”, explicó Juan Cruz.

 

Aseguró que una gran ayuda que tienen los estudiantes allá es el comedor universitario. “Está abierto al mediodía y tiene un precio simbólico de 4 pesos; está subsidiado por el gobierno. Esa es otra forma en la que ahorramos”, afirmó y agregó: “Creo que entre impuestos, internet, alquiler y si hacés una actividad como ir al gimnasio, no debés gastar menos de 40 mil pesos. Si es que vivís solo y dependiendo la vida que lleves”.

 

El joven sostuvo que muchos de los chicos que habían empezado a estudiar con él, eventualmente se tuvieron que volver a sus provincias, porque no podían costear la vida allá.

 

María Durán envió a su hijo más grande a estudiar Psicología a Córdoba, también. Por un departamento de dos dormitorios paga 23.500 pesos, más 6.000 pesos de expensas, 3.000 de luz, 2.000 de gas, 3.000 en internet y le da 20.000 pesos más para sus gastos diarios y la comida. Además, viaja una vez al mes a San Luis para visitar a su familia por un costo en pasajes de 6.000 pesos entre ida y vuelta.

 

“El departamento tiene ascensor, cámaras de seguridad, un living comedor amplio y una cocina grande separada. No tiene portero fijo en la puerta, aire acondicionado ni calefacción, pero lo elegí por la zona, Nueva Córdoba”, comentó.

 

Manifestó que la carrera no tiene demasiados gastos más que algunas fotocopias, pero si fuera a una privada, a los costos mencionados se les sumarían entre 15.000 y 20.000 pesos mensuales. En 2023 partirá su hija a tierras cordobesas, por lo que amortizará un poco los costos, ya que compartirán alquiler. Ella estudiará Odontología  y prevé que, por la carrera elegida, tenga más gastos adicionales.

 

 

En la provincia del buen vino

 

Roxana estudia la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración en la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza. Si bien comenzó su carrera en 2011, cuando egresó del colegio secundario, tuvo que dejar en 2014 porque sus padres se quedaron sin trabajo y “era insostenible mantener todo”. Tras varios años trabajando en San Luis, pudo ahorrar el dinero suficiente para volver a Mendoza y terminar sus estudios. “Retomé en 2018, conseguí un trabajo de administración y hago otros laburos más para juntar la plata y pagarme el departamento y los impuestos”, contó.

 

Sostuvo que el alquiler es lo más caro. “Cada dos años me suben un montón. Empecé pagando 7.500 pesos; en 2020, en año de pandemia, tuve que renovar el contrato y se me fue a casi 18 mil pesos. A fin de mes se me vence de nuevo y me va a costar 27 mil, por eso estoy buscando en otro lugar”, indicó.

 

Aseguró que le cuesta irse de ese departamento, porque “el lugar es muy seguro. El colectivo me deja en la puerta de mi casa y me lo tomo en el mismo lugar; entonces una prioriza eso. Queda en

 

Guaymallén, cerca de la terminal de ómnibus. La facultad me queda lejos, tengo que tomar dos colectivos, uno que me deja en el centro y otro que me lleva a la universidad, es decir que hago trasbordo”, detalló.

 

Roxana contabilizó que paga entre expensas, luz, gas y comida alrededor de 45.000 pesos. “Se me hace insostenible, por eso estoy buscando otro alquiler o una compañera para compartir. Encima soy celíaca, por lo que mi comida también es un poco más cara. Compré cuatro tortitas, una factura y dos paquetes de fideos, y gasté 1.500 pesos. Eso me dura dos o tres días, como mucho”, contó.

 

En su trabajo, Roxana gana 25.000 pesos y además hace entre 10.000 y 15.000 pesos extras con otros encargos. “Todo eso me lo gasto en la casa. Mi papá me ayuda con la comida”, dijo y agregó que muchas veces se tiene que privar de las salidas de esparcimiento, porque simplemente no le alcanza. “No salgo, no voy al cine ni nada de eso, porque realmente no me da. Es trabajar para pagar el alquiler y los estudios. Si bien la universidad es estatal, por ahí necesitás una fotocopia o un libro, pero la plata se te va en el alquiler y los impuestos”, remarcó.

 

“Por suerte, en Mendoza hay muchísimos parques y plazas, entonces voy a andar en bicicleta. Además acá hay muchas actividades al aire libre, muchas bandas que tocan, entonces por ahí voy a un recital o me saca la entrada un amigo y se la voy pagando de a poco, como por ejemplo ahora, que viene Divididos. Por suerte me encontré con gente hermosa que me hace el aguante y creo que eso también es importante cuando te vas a vivir a otro lado: encontrarse con personas que cuando necesitás una mano te la dan y que vos, cuando lo necesiten ellos, se lo podés retribuir”, reflexionó Roxana.

 

 

La gran ciudad

 

Tras egresar en 2015, Martina Yeruta se instaló en Capital Federal para estudiar Contador Público en la Universidad de Buenos Aires (UBA). “Los primeros dos años estuve viviendo con mis tíos y cuando se mudó mi hermana, mi mamá nos alquiló un departamento para las dos. Hoy vivimos en San Nicolás, en el microcentro. Es un dos ambientes con un comedor grande, una cocina y un baño chicos, y un dormitorio. El edificio es bastante antiguo, antes era una oficina, pero fue remodelado para hacerlo vivienda”, comentó.

 

Por ese departamento, la madre de Martina paga 25.000 pesos y 9.000 de expensas. En luz gasta unos 2.000, en gas 600 y de agua paga 1.500 pesos. “Hace dos años comencé a trabajar para pagar mis gastos personales, pero a mi hermana, quien todavía no trabaja, le paga una extensión de su tarjeta de crédito, para comprar comida, sobre todo”, contó.

 

“Por mes, solo en comida y lo diario, gastamos unos 20.000 cada una. Es un montón. Yo ahora cobro unos 24.500 pesos y con eso me banco y trato de pagar algunos impuestos o la comida de la gata, para aliviar los egresos de mi mamá”, expresó.

 

Si bien de vez en cuando puede darse algún gusto, aseguró que se priva bastante de salir, sobre todo a fin de mes. “Por ejemplo, hace poco abrieron los boliches y las entradas están muy caras, entonces salgo una vez al mes; en cambio, antes podía salir hasta tres fines de semana. Otra cosa que hacemos es que si necesito comprarme algo, uso la tarjeta y le voy pagando las cuotas a mi mamá”, manifestó.

 

Aseguró que casi no viajan a San Luis, porque al ser dos gastan más en pasajes, “entonces viene mi mamá a vernos, directamente. Viaja en auto y le sale más barato”.

 

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