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Gil Russo, un entrenador que no para de crecer en Ecuador

El villamercedino dirige Ambato Soldiers y es director deportivo. Quiere seguir sumando rodaje en el exterior.

Por redacción
| 02 de marzo de 2021
Entre los tres mejores. A finales de 2020 dirigió a Ambato Soldiers en la Liga de Desarrollo, ocupando la tercera plaza en la competencia nacional. Foto: Gentileza Lucas Gil Russo.

Luego de un 2020 para el olvido, marcado por la pandemia de coronavirus, el entrenador de básquetbol Lucas Gil Russo se prepara para encarar una nueva temporada llena de desafíos. El villamercedino, quien hace cuatro años vive junto a su familia en Ecuador, busca seguir fortaleciendo las bases de Ambato Soldiers, equipo que dirige —en las categorías mayores— y programa de punta en la Fundación Cultural y Deportiva Ambato, en donde se desempeña como director deportivo. Lucas también quiere sumar rodaje en el plano internacional, por lo que permanece a la espera de una oportunidad como coach principal dentro de la región.

 

Surgido basquetbolísticamente en Alberdi Club, el entrenador de 38 años tiene una enorme trayectoria en suelo ecuatoriano. En su larga estadía fue subcampeón en la Liga Nacional con Piratas de los Lagos, llevó a LUMS a ocupar la tercera plaza en la Liga Sudamericana Femenina y fue campeón junto a Soldiers en la Liga de Desarrollo (Sub23). Logros muy importantes que lo posicionan como un técnico joven comprometido y dedicado en sus funciones.

 

En medio de un viaje relámpago a la Argentina, que aprovechó para pasar unos días en la ciudad que lo vio crecer, Lucas dialogó con El Diario de la República e hizo un balance del 2020, contando, además, la tarea que se viene y el presente del básquetbol de Ecuador.

 

 

—¿Qué te trajo a la Argentina?

 

—Fue un tema laboral. Trajimos un jugador a Quimsa de Santiago del Estero. Se llama Josep Caicedo, mide 1,96 metro y tiene 16 años. Venía a sumarse en principio a la formativa, pero el profesor le vio condiciones y automáticamente lo pasó al plantel Sub23. Él vendría a ser el primer producto que sale del programa y eso nos abre las puertas a muchos lados.

 

 

—¿Cuál es el rol de la fundación?

 

—Tiene un rol social, educativo y deportivo. En lo social estamos tratando de romper un poco el paradigma de que solamente practican algunos, sino que estamos abriendo el abanico. En la parte educativa está la escuela, y en la deportiva nos dedicamos a la formación. Ahora hay un proyecto de autorrendimiento, donde entran todos los chicos reclutados. Los preparamos en forma individual, educativa y deportiva, y les damos un asesoramiento para cuando les salga una beca universitaria estén preparados de otra manera.

 

 

—¿Cómo fue el 2020?

 

—Estuvimos encerrados por la pandemia hasta noviembre,  cuando la Federación ecuatoriana hizo un esfuerzo muy grande para armar una burbuja y jugar la Liga de Desarrollo Sub23. Nosotros participamos con la intención de defender el título y nos tocó quedar en el tercer puesto. Fue la única competencia (masculina) formal que hubo; después de eso comenzó la Liga Femenina que finalizó un par de semanas atrás. Pero bueno, ha sido un año diferente con capacitaciones, clases virtuales, charlas y ahora con ganas de volver a la nueva normalidad.

 

 

—¿Qué proyectos se vienen este año?

 

—La idea es buscar un socio estratégico que nos permita consolidar el programa, que aporte capital humano y económico para seguir desarrollando a los chicos y poder concretar el equipo profesional. Vamos a participar en la Liga de Desarrollo de este año, que por lo que tengo entendido será Sub24. Eso en cuanto a lo profesional. Y en lo personal, tratar de no quedarme ahí, sino buscar la posibilidad de emigrar a otra Liga competitiva a corto plazo. Después, seguir aprendiendo y mejorando para volcarlo al programa.

 

 

—¿Tenés ofrecimientos?

 

—Hay varias posibilidades. Mi agente ha estado trabajando y me dijo que en el momento que se concrete me va a decir, sería fuera de Ecuador. Hay ofrecimientos para dirigir formativas y la primera, de países que están lejos y cerca.

 

 

—¿Cómo analizas el básquet ecuatoriano?

 

—Si tengo que compararlo con Argentina lo hago con un Torneo Federal o la Liga Argentina, pero está muy lejos de la Liga Nacional. No tiene el mismo marketing ni jugadores para tantos equipos. Hay que desarrollarlos y ahora están haciendo un plan de darle auge a la Liga de Desarrollo, para que en un futuro haya más jugadores de dónde elegir y sea una Liga más fuerte. Creo que tiene muchas cualidades para pelear un cuarto puesto a nivel sudamericano, dejando por encima a Argentina, Brasil y Uruguay. Hoy lamentablemente no está preparado, pero tiene mucho potencial.

 

 

—¿Qué le estaría faltando?

 

—Hacen falta más dirigentes que apoyen el deporte. Hace falta más planificación por parte de la Federación ecuatoriana; estamos en marzo y no sabemos qué competencias habrá y de qué tipo. Después nos encontramos con un correo que nos dice que en 15 días larga un torneo y es imposible. Falta organización y planificación, y más entrenadores que trabajen las formativas.

 

 

—¿Te gustaría dirigir en Argentina?

 

—Siempre está abierta la posibilidad, pero haría la temporada y regresaría a Ecuador. Yo resido allá, tengo mi trabajo estable allá y lo haría más que nada para hacer temporada. Si me preguntás hoy, a corto plazo no está Argentina en mis planes, pero tampoco lo descarto.

 

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