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Mejoran la estructura del suelo con desechos avícolas

Un equipo del INTA asegura que reciclar los residuos de las granjas de producción intensiva permiten incrementar en la superficie hasta un 20 % de carbono a corto plazo.

Por redacción
| 11 de abril de 2021
Epígrafe. Luego de un año de aplicación de cama de pollo hubo notables mejoras en el suelo que favorecieron el ingreso de agua.

La cama de pollo se compone de restos de cáscara de arroz, aserrín o virutas de pino o eucaliptus, a los que se le suman los restos de alimento, plumas y deyecciones de aves”, detalló Emmanuel Gabioud, investigador del INTA Paraná, Entre Ríos, y agregó que por su alto contenido de nutrientes, es utilizada históricamente por los productores agropecuarios locales como una enmienda orgánica tendiente a suplir los requerimientos nutricionales de diversos cultivos y pasturas, siendo una fuente de fósforo muy importante, entre otros nutrientes.

 

Por esto, para los especialistas resulta una “oportunidad de valorización a partir de su reciclaje y a su vez una alternativa para mitigar la degradación de los suelos mejorando su fertilidad en el corto plazo”.

 

Gabioud agregó que  “luego de aplicarle un tratamiento térmico o de compostaje, para reducir el contenido de microorganismos y el riesgo potencial de transmisión de enfermedades, puede ser utilizada para mejorar la fertilidad física de lotes agrícolas degradados”.

 

Indicó que en sus investigaciones, documentan los efectos benéficos que puede promover la aplicación tanto de cama de pollo como de yeso, una enmienda química de generación regional y su combinación, y que especificamente modifica las condiciones físicas del suelo, su estructura y el movimiento de agua.

 

“Los suelos limosos de la costa del Paraná tienen tendencia a compactarse, bajo siembra directa generan estructuras laminares superficiales que limitan la infiltración de agua y favorecen el escurrimiento superficial”, explicó Gabioud.

 

Un ensayo del INTA realizado durante dos años, con cuatro momentos de muestreo, mostró un incremento significativo del carbono en el suelo en los primeros cinco centímetros de profundidad.

 

Las muestras fueron tomadas antes de la aplicación de las enmiendas, otro después de la aplicación de las enmiendas y antes de la implantación de un cultivo de soja, un tercero luego de la cosecha de soja y antes de la implantación de maíz y, por último, luego de la cosecha del maíz.

 

“Veinte meses más tarde de la aplicación de 7,5 toneladas por hectárea de cama de pollo, se registró un incremento del 20,5 % del carbono en el suelo, respecto a nivel inicial”, señaló Gabioud.

 

“En los primeros dos meses de aplicación de cama de pollo no se registraron cambios en el suelo, pero luego de un año de uso hubo notables mejoras”, expresó el especialista del INTA. Asimismo, detalló que, al cabo de veinte meses, se registró una disminución de cinco centímetros en el espesor de la estructura laminar (inicialmente tenía un espesor de 10 centímetros) con el agregado de cama de pollo sola o combinada con yeso, con incrementos de una estructura granular favorable para el ingreso de agua.

 

La investigación se enmarca en la búsqueda de estrategias a corto plazo para la regeneración estructural de suelos agrícolas.

 

La aplicación de cama de pollo en superficie mostró una mejora significativa de materia orgánica en suelo y otras mejoras físicas asociadas en la porosidad, la estabilidad de la estructura y la resistencia a la compactación.

 

 

Fuente: INTA informa

 

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