Daira Antonietti, la artista de las sirenas
La joven, que oscila entre San Luis y Buenos Aires, retrata mujeres de rasgos delicados pero firmes. Son sus diosas.
Las diosas de ojos llamativos y expresivos de Daira Antonietti cautivan a sus espectadores como las sirenas de la mitología a los marineros. La dibujante combina la delicadeza de los rostros femeninos y la fuerza de unos pómulos marcados con elementos como cuernos, un tercer ojo o colmillos, producto de sus fantasías y de la ficción. Características que diferencian a sus protagonistas.
Daira tiene 26 años y su vida se reparte entre sus años de adolescencia en San Luis y su infancia y adultez en Buenos Aires. Sin embargo, la pandemia y sus mujeres endiosadas la trajeron nuevamente a la provincia hace cuatro meses.
“Mis viejos quedaron viviendo acá, entonces siempre vengo y me quedo una temporada. Ahora estoy trabajando un montón el tema de la pandemia, la incertidumbre, y preferí quedarme a acompañar a mis papás. No tengo fecha de retorno, además me gusta la gente de San Luis y valoran mucho lo que hago”, contó Daira.
La artista autodidacta se dedica a dibujar y pintar en lienzos, murales e indumentaria. A veces lo hace por encargue y otras, simplemente, porque es lo que más la hace feliz. “No hay nada que me haga sentir más plena que el terminar una pintura”, fundamentó. Lo que más le gusta hacer es darles vida a animales, en su mayoría felinos y perros, y —obviamente— a sus mujeres que ella define como diosas, reinas o princesas.
“Me llaman mucho la atención las formas de las mujeres, sus rasgos y la delicadeza”, explicó. Y agregó: “Si bien me gusta hacerlas como realistas también les doy ese toque fantasioso, que sus caras transmitan que no son personas comunes y corrientes, sino que tienen un aire distinto como de diosas”.
El canto de sus sirenas, que le piden ser retratadas, la lleva a pasar días enteros, con intervalos de descanso, en un solo cuadro. Su exigencia es el otro plus que la retiene en la silla por cinco o seis horas corridas. Hasta que los rasgos no queden exactamente como ella los imagina, la labor no concluye. Lo que más tiempo le lleva es el rostro, más específicamente los ojos, el punto focal de sus obras. Daira remarcó: “Son mi parte favorita y lo que más disfruto hacer siempre. Me encanta diseñarlos, dibujarlos y pintarlos. En ellos está mi fuerte”.
Ya sea en un mural de dos metros, como el que realizó en el taller de tela Circus de La Joaquina; en la espalda de una campera de jean; en el espacio en blanco de unas zapatillas; o en un lienzo en blanco; Daira, la reina de sus sirenas, sabe cómo llamar la atención y las miradas a sus criaturas.
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