Con la agudeza de una serpiente

La serpiente”, la serie que narra la historia del asesino serial Charles Sobhraj, estuvo entre las más vistas de Netflix. Su protagonista, interpretado por Tahar Rahim, demostró tener la frialdad necesaria para matar a jóvenes viajeros y robarles sus pertenencias; y también los dotes de simpatía óptimos para ganarse previamente la confianza de sus víctimas.

Si bien al principio lo llamaron “el asesino bikini”, porque a los primeros cadáveres los encontraron con esa prenda puesta, luego lo apodaron “la serpiente”, por la magnífica forma que tenía de escabullirse de la Policía. Las víctimas eran jóvenes viajeros que recorrían Tailandia en la década del 70, en el famoso “sendero hippie” y se topaban con Charles, un hombre que a simple vista parecía generoso y les ofrecía hospedaje. Pero su plan era en realidad robarles su dinero, hacerse de sus pasaportes y así continuar con el comercio de piedras preciosas que había armado. Para eso tuvo la ayuda de dos cómplices fundamentales: Ajay, un viejo amigo de la India y Marie-Andrée Leclerc, su novia, a quien también conoció y reclutó mientras ella estaba de viaje.

En la serie se alcanza a divisar un profundo resentimiento, alimentado por la discriminación que había vivido de joven, por su color de piel y su nacionalidad, vietnamita. A lo largo de ocho capítulos la historia muestra cómo avanza y se hace más oscuro, pero también a través de unos flashback el televidente puede conocer el pasado de Charles, siempre caracterizado por una personalidad psicópata. La misma que utiliza para manejar y convencer a Marie.

Los capítulos tienen un ritmo lento, acompañan casi en tiempo real la mente del asesino, que planifica y evalúa cada paso a dar. “La serpiente” es fría y despiadada. De hecho Charles no asesinaba rápido, sino que envenenaba a los jóvenes que estaban de vacaciones en el complejo de departamentos que él rentaba y simulaba darles medicinas para curarlos. Por lo tanto, primero disfrutaba de ganarse su confianza para después matarlos.

Su primera víctima fue Teresa Knowlton, una mochilera de Seattle que fue encontrada ahogada en las orillas del Golfo de Tailandia, en 1975. Luego una seguidilla de nombres: Vitali Hakin, un hippie de origen turco; Henk Bintanja y Cornelia Hemker, dos estudiantes holandeses; la novia de Vitali, que viajó a buscarlo; dos mochileros en Nepal y varias personas más. Se calcula que asesinó a unos 30 jóvenes.

Los crímenes comenzaron a tomar mayor relevancia y Sobhraj fue interrogado y detenido por la Policía, pero de una manera u otra lograba quedar libre. En la serie se ve que fue capaz de fingir una peritonitis de una manera tan real que los médicos tuvieron que operarlo y él tomó eso como una oportunidad de escapar. Finalmente lo condenaron a 12 años de prisión en India por intento de robo y escapó a dos años de cumplir su condena. La razón fue para que le dieran más años en la cárcel y así evitar enfrentar los cargos por asesinato en Tailandia, crímenes penados con la muerte. Estuvo preso 10 años más.

En 1997 fue liberado y vivió en París. La serie comienza con una entrevista que le hacen en la televisión francesa en la que le consultan por las muertes ocasionadas, pero él ni lo afirma ni lo desmiente. Disfrutó su mala fama.

En 2003 hizo un viaje a Nepal donde, teóricamente y según relatan en la historia de Netflix, buscó que lo arresten a propósito. Aunque otras versiones aseguran que no fue así, sino que fue capturado por la Policía tras llegar a ese país para hacer unos negocios. Los cargos por los que lo acusaban eran el asesinato de una mochilera estadounidense y una pareja canadiense. Una confesión escrita de su amante Marie, quien murió de cáncer en 1984, ayudó a ponerlo tras las rejas, ya que él aseguraba que no se encontraba en Nepal al momento de esos crímenes. Actualmente continúa preso por esos delitos.