La travesía de un joven de Villa Mercedes para cumplir una promesa a la Difunta Correa

Fe, esperanza, amor, la certeza de que todo saldrá bien, aún cuando las cosas parecen imposibles. Eso y mucho más representa la Difunta Correa, la santa popular a la que miles y miles de devotos le piden su intersección ante Dios. Esa conexión espiritual que trasciende los ecos del infinito, se traduce en las promesas de los creyentes, que se acercan hasta Vallecito, San Juan, para cumplir con aquello que se juró en la intimidad de la oración. Fernando Barreda, es un joven de 22 años, de Villa Mercedes, que se aventuró en una travesía inolvidable para darle las gracias a la Difunta. Recorrió 430 kilómetros en bicicleta para un encuentro espiritual que quedará grabado por siempre en su alma.

"Soy atleta federado, cicloviajero en tiempos libres. Empecé con la bicicleta a raíz de un problema en la rodilla, hace unos 3 años y medio aproximadamente. Este viaje lo tenía planificado hace un año pero por un motivo u otro no podía hacerlo. Quería cumplir una promesa por un tema de salud. Un día, en una cena con compañeros del colegio, les conté mi deseo y me apoyaron, me animaron a hacerlo. Surgió de la nada. Se ofrecieron a acompañarme", contó Barrera en diálogo con El Diario de la República.

De acuerdo a lo que describió, el viaje fue un desafío muy grande. Tuvo que afrontar etapas muy duras, donde el viento y las subidas tornaban casi inviable el trayecto. En más de una ocasión, estuvo "a punto de tirar la toalla", especialmente en un tramo donde tuvo un calambre muy fuerte. Pero la fe siempre es más grande y su espíritu interior tuvo latente el objetivo; todo "pasa por la mente".

El viaje lo efectuó en tres trayectos. El primero fue de 140 kilómetros, el segundo de 180 kilómetros y el tercero de 110 kilómetros. Justamente la última parte, desde Encón, fue la etapa más desafiante, donde la exigencia física estuvo al límite. En el primer tramo, hizo noche a unos 10 kilómetros más adelante de San Jerónimo. Durmió en carpa. La segunda noche fue en Encón. Lo acompañaron Johana Heredia, Antonela Godoy y Brayan Palma. 

"Cuando me acalambré pensé que me había desgarrado. Gracias a mi compañero, que me hizo unos masajes, continué el viaje. Estuve a punto de tirar la toalla, pero por dentro me decía: 'yo puedo'. Antes de llegar al final, no caía. El recibimiento de la gente fue especial, fantástico, fue una experiencia única. Hubo abrazos, aplausos. Me largué a llorar de la emoción", manifestó.

El mensaje para la gente

Barreda recalcó que lo que puede expresar sobre la Difunta depende de la mirada de la religión y la fe. Pero aseguró que para él es "muy milagrosa". Le ha pedido cosas y la santa le ha cumplido. 

Ahora bien, para aquellas personas que están pensando en algún desafío similar o cualquier aventura que implique salir de la zona de confort, ya sea por una motivación espiritual o personal, Barreda instó a "animarse" y "dejar los miedos".

"Si me hubiese puesto a pensar en los camiones, en las rutas, en armar la carpa, no lo hubiera hecho al viaje. Poder se puede, todo está en uno mismo. Hay que decretarlo, si pensamos que no podemos con algo lo más seguro es que sea así, porque es lo que decreta la mente. Por eso hay que confiar en uno mismo", puntualizó.

"Muchas gracias a las mujeres, fueron dos días y medio que estuvieron fuera de sus casas. Muchas gracias a mi familia, que están todos orgullosos. Muchas gracias a mis amigos y a todos los que hicieron posible esto", concluyó.