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Senderistas recorrieron casi 600 kilómetros entre las sierras durante 11 días

Fueron desde Achiras hasta Villa de Soto, en el cordón central. Son de Merlo, Los Molles Carpintería y también de Córdoba. El clima y el relieve pusieron al grupo a prueba.

Por redacción
| 25 de enero de 2024
Selfie. Esteban Strelin se toma un autoretrato en las alturas de las sierras. Foto: gentileza.

Cinco senderistas de la Villa de Merlo y de la zona recorrieron 570 kilómetros a lo largo del imponente filo de la sierra, desde Achiras hasta Villa de Soto, en una travesía que se desarrolló durante once días. La expedición exploró por primera vez la totalidad del cordón. Primero recorrieron las Sierras de los Comechingones, para después "atacar"   las cumbres de Achala, Pampa de Achala, las Sierras Grandes y las Sierras de Gaspar, todas estas elevaciones conforman el Cordón Central.

 

El grupo que realizó la expedición estuvo conformado por Pedro Strelin (55 años) y su hijo Federico Strelin (23) de la Villa de Merlo; su sobrino Esteban Strelin (36) de Guatimozin (Córdoba); Erik Núñez (37) de Carpintería y Romina Bianchi (42) de Los Molles. La travesía llevó el nombre de “Finís Serra”, en homenaje a “Finisterre” del Camino de Santiago (España).

 

Fue una aventura que no solo ayudó a conocer, sino que puso realmente a prueba a los senderistas por la rigurosidad del clima y del terreno. La travesía se pudo realizar a pesar de las advertencias meteorológicas que pronosticaban lluvias intensas, vientos y tormentas eléctricas.

 

Una de las premisas para realizar la caminata fue que la mochila no pesara más de 10 kilogramos y todo el equipo que llevaran fuera lo más liviano posible. “Lo más importante era conseguir equipamiento ultraliviano, las bolsas de dormir y los abrigos. Por eso también elegimos esta época del año para la expedición, en temporada cálida”, precisó Pedro Strelin.

 

Pero el destino les jugó una mala pasada, porque si bien la travesía comenzó a fines de noviembre (finalizó en diciembre) y el calor ya se sentía, en las alturas de las sierras debieron soportar temperaturas de cero grados. “Nosotros estábamos con equipo de verano y tuvimos que aguantar temperaturas bajas. No fue grave, porque nos terminamos abrigando con todo lo que llevábamos. Las bolsas de dormir que teníamos eran súper livianas para esta época y la verdad es que nos morimos de frío durante las noches”, contó.

 

Dos o tres días antes de finalizar, apreté los dientes y dije le doy para adelante y que sea lo que Dios quiera. Pedro Strelin

También la alimentación debía ser liviana para transportarla y práctica para cocinar. Utilizaron la de tipo liofilizada, principalmente para los primeros días porque no había puestos donde poder comprar durante la travesía. “Llevábamos comida deshidratada que mantiene todo el poder vitamínico y calórico, que se coloca en unas bolsas de Ziploc. Se le echa agua caliente recién hervida, se cierra herméticamente y se deja cinco minutos. Luego se abre y se tiene una comida rica con todas las proteínas necesarias para esta actividad en la montaña”, manifestó.

 

Otra premisa fundamental para realizar esta aventura era tener el calzado adecuado. “Tenía que ser un calzado que hayamos probado y cómodo para hacer una travesía como la que hicimos, ya que con condiciones de humedad y calor bastante pronunciadas, los pies se ablandan, se te empiezan a abrir y más cuando uno no está tan acostumbrado a este tipo de caminatas”, detalló.

 

Si bien los senderistas tenían previsto completar la travesía en 14 días, la pudieron realizar en 11, y eso se debió a que el equipo estaba muy motivado y estaban dispuestos a caminar no solo durante el día, sino que por la noche en caso que hiciera falta.

 

“Para ganar kilómetros hubo situaciones en las que estábamos en un lugar determinado en medio de la sierra donde podíamos acampar, pero si seguíamos tres horas más caminando sabíamos que íbamos a llegar a un refugio, donde podíamos comer comida caliente, dormir en un lugar cómodo y darnos una ducha. Los refugios fueron muy útiles para nosotros”, describió.

 

Por día, el grupo realizaba un promedio de marcha de unos 50 kilómetros. “En una oportunidad hicimos 62 kilómetros, pero en otras hacíamos 55, 48 o 43”, indicó.

 

 

►CORAJE

 

 Pedro está muy contento por haber completado la travesía. “Tengo 55 años y tomo todas estas salidas que hago como últimas oportunidades. Como la que hicimos ahora no creo que vuelva a repetir, sé que no la voy a poder hacer porque requirió un gran esfuerzo y una gran exigencia física. Todavía tengo las piernas insensibles. Sabía que era mi última oportunidad para esta actividad tan exigente y no estaba en mi cabeza la opción de abandonar. Por eso, dos o tres días antes de finalizar, apreté los dientes y dije le doy para adelante y que sea lo que Dios quiera”, resaltó.

 

 

 Redacción  / NTV

 

 

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