11°SAN LUIS - Martes 07 de Mayo de 2024

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Andrés David "Chicharra" Martínez: con el deporte en la sangre

En el ciclismo fue campeón infantil, juvenil, de mayores y cuyano en 8 oportunidades. En el turf se destacan los grandes premios "Provincias unidas", que ganó en 2015 y en 2019.

Por Johnny Díaz
| 27 de junio de 2021
"Antes, una bicicleta de carrera pesaba unos 13 kilos. Hoy, por las exigencias de la UCI, alcanza un peso de 6.800 kilos", compara Martínez. Fotos: Marianela Sánchez/Gentileza.

Andrés David Martínez tiene muy marcadas en su vida dos pasiones deportivas muy disímiles: el ciclismo y el turf. En la primera de ellas fue campeón infantil, juvenil, de mayores y también cuyano en ocho oportunidades. En la segunda, de niño se colgó de las riendas de los caballos de carrera en el viejo hipódromo de San Luis y ya de grande obtuvo lo impensado: ganar dos grandes premios a nivel nacional.

 

La huella que dejó en ambas disciplinas no se reduce a las competencias y se extiende al plano dirigencial. También fue presidente de la Federación Sanluiseña de Ciclismo y director general de la prueba en los diez tours internacionales que albergó la provincia.

 

 

 

Hijo de Jesús Marcelina Chávez y de Juan de la Cruz Martínez, "Chicharra" es uno de los mayores referentes en el ciclismo sanluiseño y un destacado hombre del turf sanluiseño.

 

"Cuando era niño quería ser ciclista. Mi padre lo era, pero no aceptaba que yo siguiera sus pasos. Al lado de mi casa vive la familia de Irineo Muñoz, 'El Lechero', un destacado ciclista puntano. Su hijo, 'Mingo', entrenaba con él y como éramos amigos, siempre me invitaba y me prestaba su bicicleta. Así empecé", cuenta.

 

Andrés recuerda que tenía unos 6 años cuando la familia Cazorla notó su empeño con la bicicleta y le sugirió a su familia que le comprara una y lo acompañara.

 

 

 

"Comencé a correr en el circuito callejero del barrio Nacional Evita. Las bicicletas eran rodado 20, pesadas y a veces adaptadas a nuestra estatura", puntualiza. "Corríamos —agrega— en San Luis y en los campeonatos cuyanos en Mendoza y San Juan. Finalmente, mi padre fue mi sostén, me apoyó hasta el último día que corrí", dice al rescatar el cambio de postura que logró.

 

En San Luis se corría en circuitos como en el barrio Cantisani, el Fuerza Aérea, en el barrio Nacional Eva Perón o en el Jardín San Luis. No había velódromo y eso complicaba más su crecimiento, por eso muchos de sus contemporáneos se fueron a correr a otras latitudes.

 

 

 

Martínez recuerda que hacía ciclismo en infantiles con "Mingo" Muñoz, Garcés, Gustavo Coccaro, Gustavo Coria y Correa, del barrio Monseñor Di Pasquo. En juveniles, los rivales a vencer eran Hilario Magallanes, Julio Gómez y Alfredo Pantano —quien hoy es un reconocido cardiólogo en Canadá—. "Éramos una linda bandita que se divertía corriendo", asegura.

 

"Chicharra" cuenta que por esos años las categorías estaban divididas en 5° y 6° de 16 a 17 años, 4° 18 años y de ahí pasaban a correr en primera y codearse con los más grandes y expertos. Hoy están divididos en junior y elite.

 

Cuando era adolescente, viajó a San Juan y se quedó a vivir en la casa de un amigo de la familia, Julio Rodríguez, quien corría en primera. Con él entrenaba y le enseñaba los secretos de correr en ruta que, según considera, era su fuerte.

 

 

 

"Volví a San Luis durante un año y siempre me daba unas vueltas por el hipódromo, donde mi padre tenía caballos y también era cuidador de otros. Pero decidí radicarme en Mendoza, donde estuve cinco años, corriendo en varios equipos: Chila Hermanos, Cooperativa Guaymallén, Sodería Reggio, Todo Ciclismo y en el equipo del 'Gringo' Ambrossi, con quien corrí, en 1987, el Cruce de Los Andes con Omar Ríos, Agüero y Abaca", detalla.

 

"Éramos todos jóvenes y lejos de ser profesionales —añade—, contábamos con todo lo que un equipo ciclístico debe tener. Para mí todo era nuevo. Me sirvió de gran experiencia. Como parte de pago, aparte de los premios, nos daban 200 tubos por temporada para que los vendiéramos; ese era nuestro salario".

 

 

 

Le dicen "Chicharra" porque, según los sanjuaninos, nunca paraba de hablar. No viajaba seguido a San Luis, lo hacía cuando le daban una autorización especial. Así, corrió en la vuelta de Quines, la doble Carolina, la ida y vuelta a Saladillo y la doble La Toma, entre otras. Recuerda haber tenido buena performance en las carreras denominadas "vueltas" en la de Buenos Aires, la de Córdoba, la de Río Cuarto y en varios campeonatos argentinos.

 

Su trayectoria dentro del ciclismo se fue nutriendo de copas, trofeos y fotos, pero no olvida la vez que tuvieron que oficiar de peones de "El Pitufo" Castro, recién llegado de Italia. "Nos pagaban en dólares, él quería ganar el Argentino, pero entre Merlo y Mina Clavero hubo una rodada en medio del pelotón ocasionada por la lluvia, el viento y el frío. Omar Contreras, al final el ganador, aprovechó. Salimos a buscarlo, pero fue imposible alcanzarlo", Sostiene.

 

En otro Argentino logró escaparse apenas se largó, iba primero casi toda la carrera pero al llegar al autódromo lo alcanzaron y el trofeo mayor terminó en manos de Pablo Costa. "El esfuerzo había sido muy grande, pero no me arrepiento de nada", aclara.

 

 

 

Según cuenta, muchas veces hacía dedo y se subía con su bolso y la bicicleta a un camión para ir a correr a Mendoza o San Juan.

 

"Cuando volví a los 24 años, me di cuenta que se me había pasado buena parte de mi vida arriba de una bicicleta. Mi mundo era el ciclismo, pero mi amor por los caballos era incondicional. Seguí trabajando con mi padre en el taller y un año después me casé, vinieron los hijos y ya la situación y las obligaciones fueron otras", relata.

 

A los 32 años se retiró de una pasión que le dejó amigos en todo el país, pero en 2002 fue elegido presidente de la Federación Ciclista Sanluiseña. "Soñaba con un velódromo. Fuimos a Deportes, que estaba a cargo de Carlos Bringas, y me dijo que era muy difícil de concretar. Hablé con María Angélica Torrontegui, quien era intendenta, y me prometió ayudar. Llevé los planos que conseguí en Río Cuarto y nos pusimos a trabajar, pero el Gobierno decidió hacer uno y lo hizo".

 

 

 

Bajo su gestión, y después de 18 años, volvieron a disputarse las tradicionales vueltas de San Luis.

 

Cuando estuvo listo el velódromo, habló con Ramón Sánchez para hacer una verdadera fiesta del ciclismo y aprovechar sus contactos. Vinieron los mejores de Alemania, Italia, España, Uruguay, Chile y de la Argentina, entre ellos el bicampeón olímpico y siete veces campeón mundial, el español Joan Llaneras. Hubo más de 15 mil personas.

 

Con el pasar del tiempo, el ministro de Deportes, Julio Coria, lo llamó para decirle que el Gobernador quería que se hiciera en San Luis un tour igual al de Francia. "Me contacté con Gabriel Curuchet, presidente de la Unión de Ciclistas de la República Argentina, y se hizo. Después vinieron otros, fueron diez en total. Como presidente de la federación estuve en cuatro: 2007, 2008, 2009 y 2010, y en todos fui director general de la prueba", señala orgulloso.

 

A los 32 años aprovechó la ocasión de fortalecer su apoyo a su hijo Cristian, quien ya mostraba sus cualidades en el ciclismo. A los 15 años ya integraba la Selección argentina y comenzaba a correr en Europa. De hecho, llegó a competir en Sudamérica y en mundiales. "Mi hijo se destacaba en pruebas individuales. Por años tuvo el récord de los 2.000 metros y de 2009 a la fecha, tiene el de los 3.000 metros. Lamentablemente se retiró por una lesión en la rodilla".

 

 

 

Su otra pasión viene de la mano de su padre. Él tenía 8 caballos de carrera y cuidaba otros, en total eran unos 15. "De chico me gustaba estar entre los caballos y lo acompañaba al hipódromo local. En 1979, estaba para debutar como aprendiz, pero un accidente protagonizado por mi amigo 'El Gringo' Petenatti frenó todo. Una yegua lo tiró contra la empalizada y murió. Por eso, mi madre demoró en firmar la autorización. Pasó más de un año y, después de rendir las pruebas ante la Comisión de Carreras y conseguir la autorización, me habilitaron", rememora.

 

A los 14 años debutó con la yegua "Macrosoga". "El Gallego" Pérez le regaló una fusta, le prestaron las brechas(pantalones),Agustín García hizo lo propio con el casco y alguien más le acercó un par de botas. "Tuve la gran suerte de debutar y ganar, lo había soñado, no sabía si reír o llorar", expresa.

 

En Mendoza iba a participar del Gran Premio Regional, pero tuvo un accidente. "Nosotros llevamos a ‘Macrosoga’, pero cuando la estaba vareando se enredó en las vendas y me tiró contra la empalizada. Estuve inconsciente muchas horas y mi madre me prohibió que corriera".

 

 

 

Martínez dice que a los 25 años le compró a Jorge Menchini un caballo de 4 a 5 años, "Lucífugo", que era cuidado por su padre, pero la situación en el hipódromo local no era de las buenas y así aguantaron siete años. Lentamente los propietarios fueron sacando sus animales y se fueron a La Punta.

 

Su actividad en el hipódromo de La Punta fue en aumento y tuvo su premio en 2015, cuando un caballo de su propiedad, "The Bountry Hunter", con la monta de Fabio Riquelme de Candelaria, obtuvo el Gran Premio "Provincias unidas" a una distancia de 1.800 metros que se corrió en el hipódromo de Palermo. Un hecho sin precedentes: propietario, jockey y caballo son de San Luis. Galardón que repitió cuatro años después, en 2019, con "Many Boy". Dos galardones que acompañan las coronas de laureles que se ciñeron en el ciclismo cuyano.

 

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