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En 20 años se quemó el equivalente a más de la mitad de la superficie de San Luis

Durante el 2020, en incendios forestales se perdieron más de 162 mil hectáreas de bosques nativos y las llamas llegaron  hasta las zonas  urbanas con el forestal.

Por Romina Oddone
| 22 de agosto de 2021
Afirman que el comportamiento violento del fuego se debe a los efectos del cambio climático. Foto: El Diario-Archivo.

 A la sequía del invierno se le suma la temporada de vientos, un combo perfecto para la proliferación de incendios forestales. Según el registro de la Secretaría de Medio Ambiente y Parques, desde el año 2000 hasta el 2020 en San Luis se quemaron más de 4,4 millones de hectáreas, lo que equivale al 58 por ciento de la superficie de la provincia. Y aunque durante ese período, especialmente en 2003, cuando la cantidad de hectáreas quemadas superó las 625 mil, hubo más pérdidas que el año pasado, la voracidad con la que el fuego atacó diferentes sectores fue más notable que en años anteriores. Esto sin dudas, según los especialistas, responde a las consecuencias del cambio climático, que lleva a altas temperaturas y períodos de sequía más largos. Por eso, para prevenir, contener el fuego y luego recuperar las tierras, la Secretaría de Medio Ambiente y Parques, junto con San Luis Solidario y todos los cuarteles de bomberos, se prepara durante todo el año.

 

“El Gobierno realiza diferentes acciones de prevención, particularmente con la Secretaría de Medio Ambiente y Parques actuamos en el trabajo preincendio y posincendio. Primero realizamos acciones de concientización para generar conciencia respecto a la problemática de los incendios forestales. Todos los días confeccionamos un índice de riesgo de incendios a través del Sistema Canadiense de Evaluación de Peligro de Incendios Forestales (FWI) en el que se calculan, a partir de las diferentes estaciones meteorológicas, datos como la humedad, la temperatura, la velocidad del viento y las precipitaciones acumuladas, y, con eso, la posibilidad de un incendio. En base a eso se pueden tomar distintas medidas, damos aviso a los cuarteles de la zona para que ellos puedan estar atentos en caso de que tengan algún incidente”, explicó el jefe del Programa Recursos Naturales de la Secretaría de Medio Ambiente y Parques, Darío Szklarek.

 

Entre las acciones concretas que se realizan, el funcionario describió que existe una ley provincial (Ley para el Manejo del Fuego, de 2004) que establece la obligatoriedad a los tenedores y propietarios de tierras de construir picadas cortafuego y fajas de raleo que, en simples palabras, es el desarbustado, particularmente para aquellos que viven en zonas de interfaz, es decir, donde confluye la matriz urbana con la forestal, el punto de contacto en el límite de los cascos urbanos. “Además, se construyen anillos cortafuegos, que ahora tenemos en la ciudad de La Punta y en la zona del Suyuque y Los Molles, que se mantienen periódicamente y de esa forma se previene que, en caso de ocurrir un incidente, el fuego no llegue a esa zona de interfaz, que es la parte más peligrosa al momento de tener un incendio”, indicó.

 

 

 

Como parte de esa ley se creó el Plan Provincial de Prevención, Presupresión y Lucha contra Incendios, al que el año pasado se le realizó una actualización. “Se estableció la obligatoriedad de abrir las picadas cortafuego y hacer las fajas de raleo, esas son normativas que están operativas y, en el último tiempo, notamos un incremento en las solicitudes para aperturas de picadas, que se constatan con la consecuente intervención en el bosque para hacer estas fajas de protección. Además, dentro de este plan se incluyen las acciones de prevención, como el Plan de Picadas Estratégicas de la Provincia, los anillos cortafuego y las charlas de concientización en las escuelas y a diferentes cuarteles, con un plan que lanzamos la semana pasada, que es para interpretar este índice de incendio. Son un montón de herramientas de prevención y de técnicas que se les brindan a los cuerpos de combatientes que, a la hora de tener un incidente, son muy valiosas”, remarcó.

 

Szklarek contó que si bien en la comparativa en superficie la cantidad de hectáreas incendiadas en 2020 no es mayor a la de años anteriores, sí ven que, por diferentes variables, la conducta de los últimos incendios fue más violenta. “En el combate lo llamamos más ‘explosivo’, es un fuego que por las condiciones, principalmente por la disponibilidad de combustible —que es la materia orgánica—, y la chance de que se inflame empieza a tener un comportamiento más extremo y termina siendo más complicado de apagar”, aseguró.

 

 

 Es muy importante entender que un incendio forestal afecta a todo el ecosistema y nosotros somos parte de él. Darío Szklarek.

 

Marcó que la diferencia está en los ecosistemas afectados. “Ahora vemos un incremento en la zona de los bosques y de interfaz; hay muchos incidentes en estos sectores en esta época del año. Ahí sí vemos un cambio radical, en el que el incremento es exponencial. Tal vez antes se quemaban 200 mil hectáreas, que es una catástrofe ambiental, pero al no verlo quizás no nos enterábamos de la magnitud. Ahora, como sucede en zonas de interfaz, se genera una tensión muy grande y una catástrofe, tanto para las construcciones como para las vidas humanas, y está ahí cerca, lo vemos. En intensidad sin dudas hay más carga calórica y el comportamiento es más violento, pero en superficie no hay tanta diferencia”, dijo.

 

“Eso está dado por muchas variables, pero la más importante es la incidencia del cambio climático, un problema global que, sin lugar a dudas, tiene consecuencias a nivel local. Así, el incremento de las temperaturas, las largas sequías y todas las situaciones contextuales que llevan a que, por ejemplo, la temporada de vientos y de calor se adelanten, nos dejan en una situación crítica apenas salimos de las primeras heladas, con condiciones que están dadas para que tengamos incendios de gran envergadura”, manifestó.

 

 

Lo que el fuego se llevó

 

Luego de la voracidad del fuego quedan las cenizas y comienza la regeneración de la biodiversidad. Szklarek sostuvo que el ecosistema “tiene cierta resiliencia natural y un umbral para soportar el fuego, pero esa tolerancia está dada por una recurrencia de incendios cada 10 años. Es común que un ecosistema de bosques, como el nuestro, pueda llegar a tener un riesgo de prenderse fuego y que pueda superarlo, pero el problema es que el cambio climático y la acción humana nos llevan a que esa recurrencia sea cada más frecuente. Entonces pasamos de una recurrencia natural de 10 a 15 años a una antrópica de dos a tres años y así nunca llega a recuperarse. Vamos generando pérdida de ecosistema y de biodiversidad. Más allá de esta capacidad natural, porque cuando empieza a brotar y se pueden hacer algunos trabajos de restauración, nuevamente vuelve a prenderse fuego, entonces terminamos generando un impacto que no tiene precedentes”.

 

 

Solo un poco de conciencia

 

“Es muy importante entender que un incendio forestal afecta a todo el ambiente y nosotros somos parte de él. El ecosistema es nuestra casa común y si se lastima con incendios forestales, nos lastimamos a nosotros mismos. Con pequeñas acciones como tener cuidado dónde iniciamos fuego, que sea solo en zonas que están autorizadas, y no tirar colillas de cigarrillos encendidas ni botellas, porque pueden hacer efecto lupa, generar un punto de calor y desatar un incendio forestal; todas esas pequeñas acciones son fundamentales y ahí es donde necesitamos el compromiso de toda la sociedad”, indicó Szklarek.

 

Explicó que para las quemas “hay un procedimiento especial y es necesario que se acerquen al Programa San Luis Solidario o a la secretaría para que se interioricen sobre cuáles son los requisitos para hacerlo, porque es una práctica que está muy extendida en la cultura de la provincia y que con ciertos parámetros puede resultar beneficiosa, pero si se hace de cualquier forma el prejuicio termina siendo mucho más grande que el beneficio”.

 

Por último, advirtió que cuando se visualice una columna de humo o una llama “inmediatamente deben comunicarse con los servicios de emergencia, 911, 103 o a los bomberos de su localidad, para que se puedan desplegar a los combatientes. El alerta temprana es una herramienta indispensable para poder controlar un foco de incendio de forma rápida”.

 

 

TESTIMINIO

 

"Esto es pasión y fuego"

 

Susana Tello, Presidenta de cuartel de los molles, leva la profesión en la sangre. Hace 14 años que es bombera voluntaria. Cuando empezó, junto con otros colegas fundó el cuartel de bomberos de Los Molles, del que hoy es presidenta. Esta pasión por ayudar la llevó a ser la primera mujer presidenta de la Federación de Bomberos Voluntarios y del Consejo Nacional de Bomberos Voluntarios de la Argentina.

 

"Cuando era chica trabajaba de niñera y enfrente había un cuartel de bomberos. Era mi desesperación cada vez que sonaba la sirena, me iba al cuartel con los nenes a ver en qué podía ayudar. En su momento, ser bombera lo veía imposible, porque no había mujeres en los cuarteles y cuando yo preguntaba me decían que era una profesión de hombres", contó Susana.

 

Pero eso no la detuvo y, firme en su deseo, años más tarde fue convocada para formar parte de la Comisión Directiva de Bomberos de Merlo. "Ahí empecé a acompañar y a trabajar en la parte logística, hasta que después, siendo coordinadora del Plan de Inclusión, le presenté un proyecto al Gobierno para fundar un cuartel de bomberos en Los Molles", recordó.

 

Con 56 años, Susana tuvo muchas aventuras contra el fuego, algunas muy peligrosas que le generaron muchos sustos, pero nada la detuvo. "Soy consciente de que el trabajo de campo no lo puedo hacer, porque sería riesgoso para mis compañeros y para mí; el cuerpo ya no me da para algunas situaciones. Pero desde el lugar que sea yo siempre estoy, ellos saben que cuentan con mi apoyo. Hoy los acompaño desde la comisión directiva, para que no les falte nada", afirmó.

 

 

La provincia tendrá una base de aviones hidrantes

 

San Luis continúa sumando herramientas clave para el manejo y el combate del fuego. A principios de junio, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Juan Cabandié, anunció que el Servicio Nacional de Manejo del Fuego hará una base en el Aeropuerto del Valle del Conlara. Al respecto, el jefe del Programa Recursos Naturales de la Secretaría de Medio Ambiente, Darío Szklarek, manifestó que "ya se está conformando el cuerpo de combatientes gracias al trabajo conjunto entre la Nación y el Gobierno de la Provincia. Estamos llevando adelante las contrataciones para la conformación de la brigada que está a cargo del Servicio de Manejo de Fuego y, a la par, se están haciendo las inversiones necesarias para tener operativa la base en el aeropuerto de Santa Rosa. Eso en el mediano plazo lo vamos a tener, pero lo importante es que en el cortísimo plazo vamos a tener una brigada del Servicio Nacional y además tenemos a disposición los medios aéreos para el combate y el manejo del fuego".

 

La brigada será la segunda del país y permitirá asistir a la zona centro y alrededores y realizar actividades de rescate. Además, posicionará a la provincia en la lucha contra las llamas.

 

 

Redacción/ NTV

 

 

 

 

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