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"La mayor satisfacción, lo que importa es que Bruno mejore"

Para el oficial ayudante Maximiliano Valenzuela, el personal médico hizo "un milagro".

Por redacción
| 26 de enero de 2022
Distinguidos. De izquierda a derecha: los inspectores Franco Ponce y Mauricio Gómez Galo, y los oficiales Franco Fernández, Natalia Escudero y Maximiliano Valenzuela. Foto: Relaciones Policiales.

Hay más de una razón por la que el oficial ayudante Maximiliano Valenzuela todavía se siente profundamente conmocionado. Él es motorista de la División Respuesta Inmediata Motorizada (DRIM), uno de los tres que, junto a dos inspectores, Mauricio Gómez Galo y Franco Ponce, socorrió a Bruno Serrano, el nene de 2 años que el pasado sábado a la noche se cayó en la pileta de su casa, en la avenida Presidente Perón de San Luis, y fue revivido por personal del Hospital San Luis, donde ayer continuaba internado, en delicado estado. El sentir de Valenzuela obedece a que quien estaba al filo de la muerte era un pequeño que tiene la misma edad que sus dos mellizos, Mariano y Alma, y no pudo más que ponerse en los zapatos de Hugo, el papá de Bruno, y pensar en sus propios hijos cuando vio a la criatura sin reacción. Y aunque tanto él como sus compañeros fueron reconocidos en la Jefatura de Policía por su tarea —que en verdad fue crucial para que el niño llegara lo más pronto posible al Hospital San Luis—, él destacó el rol del personal médico. “Verdaderamente los doctores hicieron un milagro con el nene al estar tanto tiempo ahogado. Muchas veces veo que en las noticias dicen ‘es un héroe’. Ellos son los verdaderos héroes, a quienes hay que reconocer también. Es increíble el profesionalismo que tienen y cómo en esos momentos tienen la tranquilidad, la templanza”, elogió el oficial.

 

Valenzuela y su colega del DRIM, la oficial ayudante Natalia Escudero, coincidieron en que, para ellos, más que el reconocimiento de sus superiores, que agradecen, los reconforta saber que el nene tiene la chance de salir adelante. “La mayor satisfacción, lo que verdaderamente importa es que Bruno mejore”, expresó Valenzuela.

 

Él recordó que el sábado antes de las 21, cuando recorrían la jurisdicción de la Comisaría 1ª, recibieron el aviso por radio de que un niño había caído en una pileta y no respiraba.

 

“Cuando llegamos, estaba el padre con un policía, el inspector Ponce. Me bajé de la moto y entré con mi compañera (la oficial ayudante Escudero) para colaborar en la reanimación. Justo en ese momento llegó la ambulancia del Sempro y lo que me pidió el personal médico fue que le sostuviera la cabeza al niño y lo pusiera de costado. El doctor hacía las maniobras y el nene despedía agua, pero estaba mal, no reaccionaba. Ellos trabajaron durante un rato. Pero al papá, cuando le consultaron, dijo que él ya llevaba entre tres y cinco minutos” tratando de que volviera en sí, recordó Valenzuela.

 

Eso y la referencia de que al parecer Bruno fue encontrado en la piscina por su mamá, Florencia Di Genaro, fueron de los pocos detalles que los familiares pudieron dar en ese momento a los efectivos, ya que eran presa de la angustia.

 

“A los pocos minutos que llegamos, arribó la ambulancia, y ya mis compañeros le hacían RCP. Fue impactante ver a un nene tan chiquito en esas condiciones. Los especialistas que vinieron en la ambulancia siguieron con las maniobras de reanimación y cuando se resolvió llevarlo al Hospital San Luis, nos preparamos para ver por dónde salir, para hacer el acompañamiento”, narró la oficial ayudante Escudero.

 

La tarea de los motoristas fue crucial: abrieron paso para que el vehículo sanitario llegara lo más pronto posible a destino. “Avanzamos por calle Belgrano, fuimos cortando el tránsito junto al inspector Ponce, que también iba en moto, para que la ambulancia fuera directo por ahí y después giramos a la izquierda, en la calle que da al costado del Hospital”, explicó Valenzuela.

 

Ya en el centro médico, los profesionales de allí le dieron continuidad al trabajo iniciado por el equipo del Sempro y el padre. Este familiar y dos policías (Valenzuela era uno de ellos)  ingresaron a la sala donde lo atendieron. “El papá estaba muy nervioso, y tratábamos de calmarlo. Él le hablaba al bebé. Recién después de 20 minutos, los médicos pudieron estabilizarlo. Solo abrió los ojitos, estaba calladito, no lloraba, nada.  Es increíble la fortaleza de Hugo, el papá, y ni hablar la de Bruno”, consideró Valenzuela. 

 

Sus compañeros Escudero y Fernández se quedaron afuera, acompañando a la madre, que estaba en shock. Ella solo lloraba. Tal era su estado que apenas pudo dar sus datos cuando se los solicitaron, recordó Escudero. “Esos minutos que pasaron fueron eternos —aseguró la policía—. Estábamos muy preocupados, a la espera de que alguien saliera a decir algo, pero teníamos que buscar fuerzas para alentar a la mamá para que tuviera fe de que todo iba a salir bien. Hasta que por fin salieron los médicos y dijeron que había reaccionado”.

 

Los minutos que pasaron (hasta que los médicos salieron) fueron eternos. Teníamos que buscar fuerzas para alentar a la mamá (Natalia Escudero-Oficial ayudante, integrante del DRIM)

En sus cuatro años en la fuerza, y tres en el DRIM, la del sábado fue la primera vez que Valenzuela vive un servicio tan desesperante, fundamentalmente porque el afectado era un niño de tan corta edad y su estado era sumamente crítico. “Para que se haga una idea, hace un año y medio estuve en un tiroteo en Falucho e Illia y pensé que por los nervios que tuve eso iba a ser lo más difícil que iba a pasar en la Policía. Pero no se compara”, aseguró. 

 

En lo personal, dijo Escudero, le ha tocado acudir a otros servicios graves, pero este ha sido para ella el caso más angustiante. “Nunca me había pasado que pasaran tantos minutos y que un niño no reaccionara”, dijo.

 

Según contó Valenzuela, los inspectores Ponce y Gómez Galo se han acercado al Hospital para dialogar con los papás de Bruno e interiorizarse sobre su estado de salud y para saber si necesitan algo. Una fuente de  Prensa del Ministerio de Salud le informó a El Diario que el paciente ayer “continuaba en terapia intensiva, con asistencia respiratoria mecánica, estable y con buena evolución”. “Que Bruno salga adelante es lo más importante”, dijo Valenzuela, para quien regresar a su hogar el sábado a la noche, al finalizar su turno, tuvo un sabor especial. “Lo único que yo quería era llegar a mi casa, ver a mis bebés y abrazarlos”, dijo. Y lo hizo, con la esperanza de que el pequeño al que ayudó también estuviera sano y salvo, como sus hijos.

 

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