Doce empresas se reparten el negocio de industrializar soja

En general, la opinión pública conoce poco sobre las empresas que exportan soja procesada, una mercadería que a partir de ahora tributará 33% por derechos de exportación, dos puntos por encima del gravamen anterior.

Son una docena, la mitad de capitales nacionales y el resto, extranjeros. Deberán aportar unos 400 millones de dólares más al Estado, sobre los casi 8.000 que ya pagaban. Entre todas, exportaron el año pasado unos 32 millones de toneladas (Mt) provenientes de la molienda de la soja. El grueso de esos embarques fue de harinas o pellets (26 Mt) y cerca de 6 Mt correspondieron al aceite.

Entre quienes venden al exterior cultivos sin procesar mandan Cargill y Cofco, con el 15% de las cargas totales cada uno. La primera es de origen estadounidense y tiene una planta en Villa Mercedes bajo el nombre de Glucovil, mientras que Cofco es una empresa estatal china.

El sitio Bichos de Campo publicó un ranking de estas empresas. En 2021, Cargill fue la principal exportadora de granos y Viterra, que absorbió los negocios de Vicentin y es el nuevo nombre de la multinacional Glencore, lidera en aceite y subproductos, donde la firma estadounidense figura cuarta. Antes, segunda está AGD (Aceitera General Deheza), que en San Luis cultiva algodón en el noroeste, y tercera, Molinos Agro. Ambas son de capitales nacionales, con AGD teniendo su fuerte con el maní en Córdoba y Molinos manejada por Pérez Companc.

Luego, aparecen tres cerealeras internacionales que cargan con una historia centenaria y que junto con ADM conformarían el famoso grupo ABCD que manejaba el comercio mundial de granos desde el inicio del siglo 20, aunque ahora esa supremacía se está viendo amenazada por la presencia de grandes corporaciones chinas. Son la mencionada Cargill, Bunge y Dreyfus. Bunge, de larga tradición en la Argentina, mudó hace rato su sede a los Estados Unidos.

El agregado de valor de la soja ya aportaba 8.000 millones de dólares; ahora serán 400 más.

 

Cofco, como se dijo, es una empresa estatal china que aquí absorbió las plantas y elevadores de Nidera. Creció embarcando granos y se metió a fondo en el negocio de los derivados de la soja, aunque su país prefiere importar el poroto sin procesar para hacer el agregado de valor allí.

El octavo puesto es de YPF, cuyos únicos negocios que prosperaron durante la pandemia fueron los agroindustriales. Ahora también sufre la suba de los derechos de exportación mientras crece su comercialización debido a sus operaciones de canje con los productores, con los que intercambia granos por insumos (en especial gasoil y fertilizantes).

Un lugar más abajo está la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), conformada por 142 cooperativas de base distribuidas por toda la región agrícola, incluso en San Luis. El 18% de la cosecha total de granos del país pasa por sus silos, pero su capacidad de procesamiento de soja todavía no es tan elevada.

Detrás en el ranking de exportadores estables de derivados de la soja aparecen una empresa brasilera (Amaggi) y luego la Unión Agrícola de Avellaneda, una cooperativa del norte de Santa Fe que absorbió también una pequeña parte del negocio de Vicentin.

Finalmente está Syngenta, una proveedora de insumos que también es controlada por capitales chinos y que empezó a partir de 2020 a incursionar —como YPF—en la exportación directa de los granos que obtiene de sus planes de canje con los productores.