Nacido en el under
El actor que nació del underground porteño y pasó por las tiras comerciales, ahora se enfoca en la nueva corriente, las series en plataformas. Un hombre que se adapta tanto a los formatos de moda como a los personajes que la gente quiere ver en pantalla: el carcelario, el barrabrava o el sospechoso de un crimen.
Un barrabrava, un capo reo de la cárcel de Caseros y la versión teatral del Duende Verde, el villano de Spiderman, se vinculan con dos palabras: Carlos Belloso. El actor argentino que nació del bajofondo del under, más under que nunca, el que se hizo durante y después de la dictadura, atravesó todos los roles y estatus sociales para sentirse un actor completo.
“Creo que un actor tiene que estar preparado para cualquier papel”, afirmó con su característica voz rasposa y chispeante que estalla al final de cada oración como las burbujas del último trago de un champagne caro.
Actualmente, reparte su tiempo entre la obra teatral “Dígalo con mímica”, una comedia dirigida por Nelson Valente, y la serie ficcional “María Marta: el crimen del country” sobre el emblemático asesinato, en 2001, de Belsunce. Belloso, un hombre que pasa de las lágrimas de risa a las gotas de sangre con la naturalidad de una obra del underground porteño.
—Incursionaste brevemente en la música con una banda llamada Los Barbacandados
—Si bien es un grupo que armé, nunca tocamos en escenarios. Sí hicimos algunas canciones y siempre estuve vinculado con la música. Aún compongo, hice espectáculos con temas propios y la cortina musical de un programa de radio que teníamos con Ernestina Pais en Radio Metro. Me gusta la música, pero ese grupo fue una pequeña parte del montón.
—¿Cómo transitaste el cambio de actuar en el under porteño a participar en producciones de Polka?
—Es abismal la diferencia, en el circuito underground de los 80 buscábamos una forma teatral perfomática nueva que justamente contrastaba con la del momento, que era muy solemne. Veníamos de un proceso militar donde no se podían decir cosas y el under desempolvó esas formas más antiguas de probar nuevas cosas, algunos lo hacían diciendo cosas políticas, otros, innovábamos estéticas. Tuve la oportunidad de trabajar en muchos lugares paraculturales donde estaba el circuito de la época y se generaba algo distinto a lo que se venía viendo. Ese under es muy valioso. De allí surgieron muchos grupos, como los Tortonese, con los que hacíamos nuevas formas y lenguajes. Después, poco a poco, nos metimos en el mercado intentando hacer programas de televisión y teatro comercial.
—¿Hacían política?
—Claramente era político el mensaje, pero también era estético y de romper un poco con la solemnidad que impone una estructura dictatorial y autoritaria. La expresión cultural se veía encorsetada dentro de los parámetros para no decir o hacer determinadas cosas y el under era justamente decir y hacer lo que se nos ocurría.
—¿Cómo ves en la actualidad a las tiras nacionales?
—Las veo bien, la pandemia afectó obviamente. La televisión creo que ya cumplió un ciclo en cuanto a ficciones. El formato de estudio y decorado de televisión, que se va a seguir haciendo, a mí ya no me entusiasma tanto. Tienen que ver más que nada con una forma de la televisión, que es distinta a lo que vengo haciendo en el cine y las series, donde la producción es un poco menos problemática con el tiempo. La televisión tiene algo de mucha ansiedad para mi forma de ver el trabajo.
—¿La gente también se desacostumbró a los tiempos de la televisión?
—Sí, creo que hay una evolución no solamente porque la gente ve menos ficción, sino porque ven más en plataformas, es algo impensado porque uno puede poner la serie y la película que más le guste en el momento que quiera y no tiene que estar supeditado a publicidades y tiempos televisivos que lo que quieren es vender. A mí me parece que cambiaron un poco las cosas con las plataformas y bajó el número de espectadores en la televisión. Se ven más realities y programas políticos que ficciones o ponen latas de otros países que a los canales les cuestan muy poco. Yo, la verdad es que ya no veo mucha televisión.
—Interpretás a Hugo, el hermano de María Marta Belsunce en la nueva serie sobre el crimen, ¿qué te motivó del proyecto?
—Yo me planteo por qué después de un documental como el que hubo hay que hacer una ficción, pero me parece que en este caso se va por otro lugar, agrega una forma que nada tiene que ver con el documental que por la exigencia del género encorseta un poco la historia. En cambio, la serie está centrada en la familia y en su dinámica.
—¿Hay algún tipo de presión por contar una historia como la de María Marta?
—No, básicamente hay que ajustarse a un libro, seguir las directivas de la dirección y entender el concepto. Convocaron a actores que armábamos la dinámica de esta familia y la cámara busca las actuaciones, algo que no siempre se hace, entonces genera una nueva forma para contar algo que ya se viene comentando hace rato y de mil maneras.
—¿Tenés alguna teoría formada sobre qué sucedió?
—No sé qué pasó y no tengo ninguna teoría sobre quién fue, pero sí tengo algo muy preciso de saber cómo se movía esta familia. Con respecto a la apariencia hizo y armó cosas que no deberían haberse dado. Esas inconsistencias en los protocolos ante un crimen o un sepelio de un ser querido generaron suspicacias y expectativas, que dieron a entender cosas equivocadas. Y si uno investiga un poco más se da cuenta de que hay muchas más incógnitas.
—¿Qué representó "Tumberos" en vos?
—Cuando me convocaron sentí que era un personaje perfecto para mí porque lo amé desde un primer momento. Empecé a trabajar mucho con Gaetano, en un época hice varias series y cortos que desembocaron en “Puerta siete”, fue lo último que hice con él. Con "Tumberos" yo ya venía de un personaje popular como el “Vasquito” en "Sos mi vida" y esto me hizo conocido desde otro lugar más picante en términos carcelarios. "Tumberos" no fue solo una ficción de la cárcel, sino una denuncia indirecta al sistema y realmente estoy muy contento de haber formado parte de eso.
—¿Hay algo que te llame la atención de los personajes populares?
—No lo sé, la verdad. También hice cosas que no tienen nada que ver con eso como en "Campeones de la vida". Creo que un actor tiene que estar preparado para cualquier papel .
—Estás en teatro con una comedia, ¿cómo fue el regreso a las tablas?
—Quería mucho volver con algo así y con compañeros actores de esta categoría. Era un deseo volver al teatro, conectarme con la gente y entretenerlos. Estamos pasando dos años terribles en una pesadilla que nunca se termina y parece peor. Una comedia relaja y nos vuelve a lo que éramos antes de la pandemia aunque sea por un momento.
—¿Cómo es tu recuerdo de San Luis?
—Allí grabé la película “Dormir al sol” cuando se hizo el convenio con la cinematografía y pudimos grabarla. Fue una experiencia muy buena, con un filme dirigido por Alejandro Chomski, que fue impecable. Es una de las películas de las que más orgulloso estoy en mi carrera. Se sintió como filmar realmente cine y ese convenio con San Luis le dio mucha importancia al rubro.


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