En San Luis el cannabis toma impulso por el registro de cultivadores

Por Leonardo Kram Uribe.

Con la puesta en marcha, el año pasado, del Registro del Programa de Cannabis (Reprocann), los activistas por la planta y sus derivados ganaron en el país un gran impulso para iniciar autocultivos para consumo personal y así tratar sus afecciones. En San Luis, si bien no hay cifras oficiales, los activistas ya piensan en crear una asociación de cultivadores y realizaron los primeros encuentros informativos.

“Estamos asesorándonos para lograr una asociación y así invitar a toda la ciudadanía, con información y talleres”, afirma José Paz, quien forma parte de “Team Rastapaz”, un grupo de diez cultivadores con autorización del Reprocann, y también atiende un “growshop”, como se conoce a las tiendas de insumos para un cultivo correcto de la planta y de accesorios para su consumo.

Ya realizaron encuentros en bares y espacios culturales de la ciudad. A principio de año participaron del Festival 420, donde hubo shows en vivo y la “segunda feria cannábica” de la ciudad, con charlas informativas, feria y sorteos.

“A las dos ferias que hubo, una en La llama Club y la otra en Comuna, asistieron unas 200 y 400 personas a cada evento. Hay muchos cultivadores que son activistas y lo que hicimos fue juntarnos en un mismo evento, para brindar información del Reprocann, de cada uno de sus parámetros legales, y se enseñó cómo cultivar y hacer proceso de las plantas”, detalló.

El trámite para el registro

José obtuvo su permiso del Reprocann en julio del año pasado. El trámite es online, gratuito y no es de gran complejidad, aseguró. En primer lugar hay que descargar la app de gobierno “Mi Argentina” y registrarse. Luego, en ella hay un botón en la pestaña “Salud”, que dirige a la página del Reprocann.

Allí se llena una base de datos con nombre, DNI y domicilio y hay varias opciones de inscripción: la primera, como persona en tratamiento o representante legal de dicha persona para autocultivo; la segunda, para cultivo o tenencia de plantas o derivados para uso medicinal en “cultivo solidario”; la tercera, como médico para prescribir el cannabis; y la cuarta, como ONG vinculada a salud.

“Yo me registré como paciente en tratamiento. Una vez que lográs registrarte, te da un 'código de vinculación' y tenés que contactar a un doctor, no cualquiera, sino alguien que esté inscripto en el programa”, detalló el activista, que recordó que se animó a inscribirse a partir de la información difundida por la abogada e influencer María Luz Juliano, más conocida como “Flow de Neptuno”.

El profesional médico autorizado, entonces, hace una consulta donde le pregunta sobre sus dolencias y por qué requiere de cannabis. José sufre de insomnio y gastritis crónica. “El registro dura aproximadamente un año, después se tiene que renovar, ese trabajo lo hace el doctor, que se va a contactar con su paciente y considera si el tratamiento tiene que seguir”, explica José.

Marcó que en unos diez días ya estaba aprobado en el registro.  “En su momento había desconfianza de la gente de si el programa servía o no. Pero comenzaron a ver que se evitaban allanamientos, o que no les incautaban las plantas que transportaban. Ahí se empezaron a registrar en masa y hubo un colapso del sistema, que hizo que se alargara el trámite, hasta casi tres meses en algunos casos”, describió.

El registro le permite a José tener hasta nueve plantas “florecidas” (es decir, con sus brotes o "cogollos" casi listos para su cosecha), o transportar entre uno y seis frascos de 30 mililitros, en el caso del aceite, y en flores secas, hasta 40 gramos.

"El autocultivo, lo mejor"

“El autocultivo es lo mejor para la persona, tanto desde la salud como económicamente. Si uno lo tiene que comprar produciría un gasto. También le vemos muchas posibilidades de que esto genere muchos puestos de trabajo, ya que muchas empresas, cooperativas y asociaciones están tratando de lograr sus propios cultivos y eso es un paso para la pyme argentina”, reflexionó Paz. En este sentido, marcó que aún falta avanzar en la ley de cáñamo industrial, que permitiría la comercialización de aceite como primer paso. Hoy la venta a terceros está totalmente prohibida.

“Hace ocho años cultivo mi propia marihuana y creo que tiene muchísimas enseñanzas como planta. Uno brinda ayuda que viene de parte de la naturaleza y puede vivir una vida buena, a pesar de tener una enfermedad. Y la gratitud de las personas que ayudás, las personas con las que te conocés, te terminan uniendo. En sí la planta es conexión”, resumió el activista, sobre un movimiento que gana adeptos en la provincia y respaldo desde la ley y la ciencia en el país.