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Mamá Cultiva: el cannabis con mirada igualitaria

La organización, que es autogestiva, con perspectiva de género y diversidad, tiene como objetivo el uso medicinal del cannabis y sumó voluntarias y voluntarios en todo el país, como también de Latinoamérica.

Por María Florencia Baccello
| 23 de abril de 2023
Conquista de derechos. Mamá Cultiva forma, difunde y divulga sobre el autocultivo y suma adeptos en todo el país con los objetivos claros. Foto: Gentileza Laura Reyes

El jueves se conmemoró un nuevo Día Internacional de la Marihuana y, aunque los prejuicios mermaron en los últimos tiempos, sigue siendo tema tabú para muchos. En Argentina existe la organización Mamá Cultiva, que se dedica a difundir, concientizar y ayudar a toda la comunidad sobre el uso y el autocultivo de cannabis. Para una mejor explicación, Tinta Violeta dialogó con Celeste Petersen Norrild, miembro de la organización que desde San Luis difunde y mantiene la lucha permanente junto a sus compañeras a la distancia.

 

 

—¿Cuándo y por qué te sumaste a Mamá Cultiva?

 

—En el año 2020 decidí inscribirme para mejorar mi técnica de cultivo y aprender a hacer aceite. A raíz de la pandemia, la organización mutó su forma de acompañar en el autocultivo que hasta el momento lo hacía solo presencial y lo comenzó a hacer también por modalidad virtual. Así pude acceder. En ese momento, mi experiencia en el cultivo no era mucha, pero sí quería perfeccionarme para la creación de aceites.

 

 

—¿Qué rol tiene Mamá Cultiva en el movimiento canábico en Argentina?

 

—Su rol fue y es muy importante. Por el año 2017, la agrupación empezó a asistir al Congreso para hablar con los legisladores y explicar lo que sucedía con la salud de sus hijes y familiares, como también propia al utilizar cannabis. Ese movimiento social fue escuchado, junto con otras organizaciones canábicas, y desencadenó la conformación de la primera ley de investigación y uso médico del cannabis que es la Ley 27.350. Mamá Cultiva es una organización con un protagonismo muy importante porque fue a través de las mamás que la sociedad despertó y se cuestionó. ¿Cómo las mamás iban a darles cannabis a sus hijes, que hasta el momento era una sustancia muy mal vista? Fue un quiebre en la sociedad.

 

La sanción de la Ley 27.350 fue una conquista muy grande, totalmente abrazada, pero que se sabía que se debía trabajar porque era una ley de investigación médico-científica con varias deficiencias en el punto de vista de adquisición del cannabis y su prohibición. En su momento únicamente contemplaba a la epilepsia refractaria como la patología que podía acceder al cannabis. Fue una ley corta que obligó a que la militancia siga, hasta que en 2020 el gobierno nacional, a través del decreto reglamentario 883, conforma el Reprocran, por el cual se puede acceder al cannabis a través del autocultivo o la figura del cultivador solidario o de una organización que cultive para el paciente. Este decreto trajo muchos derechos porque a partir de su salida no hay una patología que habilite o deshabilite el uso de cannabis, sino que se incorpora todos los síntomas que se pueden tratar con las plantas.

 

 

—¿Qué tareas realizan actualmente desde la organización?

 

—Tienen que ver con la difusión, la divulgación y capacitaciones. Tenemos espacios de formación para las personas que quieren cultivar y militamos el autocultivo porque sabemos que es la manera de mantener y cuidar. Como la búsqueda del aceite que uno necesita para estar bien es muy personal, el autocultivo garantiza que se pueda tener distintas plantas y usarlas cuando las necesita. Cubrimos las necesidades no solo de los usuarios de cannabis, sino también profesionales que buscan formarse en las temáticas. Personas que toman decisiones en el Estado para generar espacios. Sin dejar de militar y siempre en lucha, porque salimos a las calles por una despenalización de la planta que lleva su tiempo.

 

7 años lleva Mamá Cultiva, que además promueve la autonomía sanitaria y la visibilización de las tareas de cuidado de personas con discapacidad, para que más mujeres puedan empoderarse,

Los espacios de formación son espacios para que la gente se acerque y aprenda a cultivar o a realizar su propio aceite sin la necesidad de tener conocimiento previo. Hablamos sobre la planta, de la historia del prohibicionismo, los aspectos legales. Desde la semilla, su germinación, hasta cómo preparar el gotero final y cómo administrarlo. Actualmente, estamos dictando una diplomatura de posgrado y permanentemente abrimos y cerramos estos espacios para quienes estén interesades.

 

 

—¿Sentís que el feminismo está atravesado en Mamá Cultiva?

 

—Totalmente. Cuando la organización empezó a armar estos espacios para aprender a cultivar, se veía en su mayoría que quienes se acercaban eran mujeres cultivadoras. Mamás, tías, esposas e hijas que se empoderaban de la valentía para acercarse y aprender. Esto de que su mayoría fueran mujeres y cuidadoras despertó visibilizar su rol. El feminismo atraviesa la organización que tiene perspectiva de género porque vimos la invisibilización que tenía la tarea de cuidado, que también es no remunerada, con mucha carga horaria y dejaba a las mujeres invalidadas. Nuestra militancia canábica va de la mano con el feminismo y la igualdad. Hablamos mucho en nuestros espacios de formación sobre temáticas de cuidado y la igualdad de derechos.

 

 

—¿Cuántas mujeres participan de la organización en todo el país? ¿Y en San Luis? ¿También participan hombres?

 

—Actualmente, seremos entre 30 y 40 personas en la organización. Somos voluntaries y hay compañeros varones. Es una organización feminista pero no únicamente de mujeres. Nos vinculamos con hombres que entienden el feminismo como tal y no como una persecución hacia ellos. Son hombres que entendieron que esto es una lucha de igualdad porque para acceder a la salud hay que ser igualitarios y no restringidos. En San Luis no hay una sede, a través de la virtualidad cualquier persona puede formar parte, ayudar y seguir replicando lo que hacemos y hablar sobre la temática, que es lo que más se necesita.

 

 

—¿Cómo es tu relación con el cannabis actualmente?

 

—Soy cultivadora y usuaria de cannabis. No solamente tenemos que mantener un tratamiento crónico para utilizarlo porque entendemos a la planta como una herramienta terapéutica desde el cultivo mismo. Lo utilizamos a nivel familiar, desde sus flores hasta el aceite.

 

 

—¿Existen actores o factores que se oponen a la utilización de la marihuana medicinal?

 

—Aún existen actores que se oponen. Existe una ley de estupefacientes y sigue estando la marihuana en algunos listados de sustancias peligrosas. Quizás no la marihuana, pero sí un compuesto activo como el THC, visto como peligroso cuando sabemos que no lo es. Por eso la militancia continúa. Venimos de un prohibicionismo de casi 100 años y lleva su tiempo de revertir. Por eso, la lucha y la difusión a partir de la formación. Cuáles fueron las razones para la prohibición o qué es lo que frena el destape final de esta planta son temas que tratamos en el espacio para entender lo global y no solo quedarnos con lo que nos dijeron en su momento. Hay personas que creen en el discurso de peligrosidad; por eso seguimos con la militancia y la lucha.

 

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