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Los que sueñan sin más nada

El “Regreso" de Orozco-Barrientos, la discografía que el dúo mendocino presentó en San Luis este frío fin de semana.

Por redacción
| 16 de mayo de 2022
Show renovado. Complicidad, confianza, canciones nuevas y piquito. Foto: Héctor Portela.

El largo silencio discográfico de Orozco- Barrientos se interrumpió con “Regreso”, un prolijo compendio de canciones propias y versiones muy trabajadas que el dúo mendocino presentó en San Luis el frío fin de semana. Tal vez hayan sido las condiciones climáticas las causantes de que el público que se acercó al “Mauricio López” fuera notablemente inferior al de presentaciones anteriores del grupo en la provincia.

 

Se podría explicar también la disminuida convocatoria en lo frecuente que son las visitas del grupo a San Luis, aunque el estreno de un disco presumía lo que finalmente sucedió: el show que trajeron es totalmente renovado respecto al que exhibieron en los últimos años.

 

Lo que no cambió, lo que afortunadamente sigue siendo el norte de la dupla, es su constante búsqueda de conjugar rock y folclore, que no es otra cosa en realidad que hacer dialogar a muchos otros géneros subyacentes. Gracias a Fernando Barrientos y a “Tilín” Orozco, Félix Dardo Palorma se sienta a la mesa de León Gieco y “Cuchi” Leguizamón lanza sus frases lapidarias ante AC/DC.

 

Tampoco cambió el humor que el grupo dispone en el escenario, con diálogos desopilantes entre los integrantes que en principio sonaron despectivos, pero que fueron siempre destilados con el fin de hacer reír al público. Cuando se pusieron serios y recordaron los 20 años que llevan juntos, terminaron en un piquito.

 

Además de los temas del disco nuevo (“Llegando el tiempo de amar”, “Cantan”, “Vuelta a Ituzaingó”, “Tiñe praderas”, “Arde el fuego”), el recital puntano tuvo una saludable renovación de repertorio que incluyó versiones de “El fantasma de Canterville” y “El amor es más fuerte”, el tema que Barrientos compuso para su primera banda, Caín Caín, y que lo depositaron como el costado rockero del grupo.

 

Sin embargo, para la noche de presentación fue Orozco quien lució una remera de Luis Alberto Spinetta en su época de Los Socios del Desierto. Con un vaso de vino en la mano, el notable guitarrista agradeció la oportunidad de tocar en el “Mauricio López” y pugnó por la permanencia de la universidad pública.

 

Para mantener el fuego folclórico, el grupo hizo sus versiones de “La pomeña”, que mantuvo la introducción original, y “El cigarrito”, un clásico de Víctor Jara que “Tilín” calificó como “una de las canciones más bellas que escuchamos desde siempre”.

 

También, afortunadamente, hubo gemas antiguas de la banda que se mantuvieron en el vivo como “Tordo viejo”, “Chilenitas” y, por supuesto, “Celador de sueños”, su máximo himno, para el que invitaron a una veintena de espectadores a cantarla sobre el escenario.

 

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