Un pasaje hacia el arte

Hace un par de años, la zona norte de la ciudad cambió su fisonomía. Alguna vez, hace más de 30, en una manzana de unas cuatro hectáreas, entre la calle Granaderos Puntanos y las avenidas Justo Daract, Fuerza Aérea Argentina y Centenario, funcionó la fábrica SCAC. Tras su expropiación, el Gobierno le dio un nuevo espacio a la educación, el deporte y, fundamentalmente, a la cultura.

Atrás quedaron las ventanas de vidrios rotos, las paredes gastadas y la suciedad propia del abandono. En el enorme predio existe ahora un espacio que oficia de usina para el arte, la recreación y el aprendizaje. La Nave Cultural es el nuevo lugar donde, si bien por ahora no está inaugurado oficialmente, habitan los talleres que antes estaban en la Casa de la Cultura. Totalmente renovado, este predio que cuenta con salas equipadas con mesones y sillas, algunas acustizadas, y con un auditorio está abierto de lunes a viernes de 8 a 20. Las inscripciones están disponibles y se pueden hacer de forma presencial en el edificio o a través del mail naveculturalsl@gmail.com. 

Son 36 disciplinas que se enseñan entre las que se encuentran bajo, dibujo, batería, bordado, canto, coro, danzas españolas, folclore, guitarra, telar, macramé, mosaiquismo, magia, piano, pintura en óleo, tela, porcelana, ritmos caribeños, tango, teatro, ukelele, fotografía, teoría musical, diseño y moldería, pintura infantil y tejido. Disponibles para todas las edades desde los 7 años en adelante, los cursos tienen un cupo limitado de 20 personas, aunque en caso de ser muy convocantes evaluarán la posibilidad de sumar días y horarios para la actividad que lo requiera, según afirmó el jefe del Subprograma Nave Cultural, Martín Baigorria.

Si bien el funcionario advirtió que el edificio aún no está terminado —faltan algunos detalles— los talleres están en pleno funcionamiento desde principios del mes pasado. “Empezamos con un ala de la nave que es un sector donde hay cuatro salas, pero calculamos que en un par de meses vamos a tener disponible todo el espacio”, manifestó.

Baigorria se mostró satisfecho porque mucha gente de los alrededores se sumó a los alumnos que asistían cuando las clases se daban en el edificio céntrico. El lugar es muy cómodo y está preparado especialmente para las clases. “Las salas son espaciosas y algunas están preparadas para música con su acústica; también hay salones de baile con espejos que en breve estarán terminados”, expresó.

Baigorria explicó que algunos talleres son gratuitos y otros que por los costos de los elementos que se utilizan tienen una cuota, pero que es muy accesible. “La condición que tenemos en la Nave —dijo— para prestar las salas a los profesores es que las clases tengan un precio que no supere los 2.000 pesos. Entonces los talleres oscilan entre los 1.500 y los 1.800 pesos por mes”.

El lugar tiene un flujo de 2.500 estudiantes por mes que se reparten en los 36 talleres. Las disciplinas más solicitadas son las danzas como el tango y el folclore. Para los más pequeños hay clases de dibujo y ukelele, un instrumento que, según el director del lugar, es el más solicitado por su facilidad en el aprendizaje.

En las vacaciones de invierno se desarrollarán más actividades para las infancias y adolescencias, como cine, teatro, shows de títeres y recitales de bandas de rock. Cerca de la primavera, habrá “movidas” culturales, como peñas, milongas y festivales de música. “Tenemos un playón para hacer este tipo de eventos al aire libre; va a haber noches de tango, de rock y peñas folclóricas o folclore. Apostamos a todos los ambientes musicales”, indicó.

“Los vecinos están felices —aseguró Baigorria— porque recuperamos este lugar abandonado, que era peligroso, y lo transformamos en una zona cultural; hay movimiento, autos, gente y chicos, así que estamos muy contentos”.

MM