SAN LUIS - Jueves 02 de Mayo de 2024

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Alicia, la abuela puntana que cumplió 102 años de una vida sin médicos

El cumpleaños realimentó la unión de la familia y compartieron un emotivo encuentro.

Por redacción
| 10 de junio de 2022
Emoción. Hubo un cálido momento junto a sus hijas, nietos y bisnietos. Foto: Héctor Portela.

El Diario visitó a Alicia Melear, quien cumplió este jueves 102 años de vida, aunque su hija Irma piensa que puede tener más, porque antes anotaban un poco más tarde los nacimientos. Por la edad, quedó ciega y por miedo no volvió a caminar. Su familia contó que tuvo una vida alejada de los médicos y los medicamentos. Creen que eso le permitió superar los 100.

 

Alicia nació en El Chañar, una localidad que pertenece al Departamento Belgrano. Toda su vida fue ama de casa y tuvo dos hijas: Luisa e Irma, de 68 y 66 años, quienes actualmente la cuidan. Curiosamente sus progenitores fallecieron a los 80 años y solo tuvo dos hermanas. Por eso, piensan que vivir tanto no fue algo orientado a la genética, sino a una vida sana.

 

“A mí me hubiera gustado tener a los dos, pero lamentablemente perdí a mi papá un 8 de junio de 2013 y lo sepultamos al otro día, justo para el cumpleaños de mi mamá”, contó Irma con mucha emoción. En la casa donde vive la visitaron sus cuatro nietos y cuatro bisnietos. El agasajo se inundó de ternura.

 

“Ella se siente mal porque perdió la vista y no conoce a su bisnieto más chico, y cada vez que lo escucha se larga a llorar. Pero estamos felices de tenerla con nosotros otro año más”, mencionó Irma.

 

 

 

 

Llegar a los 102 años no es fácil, pero para la familia Melear Pedernera la clave está en llevar una vida sana como Alicia, quien recién en la octava década tuvo que atravesar una operación. “Siempre fue muy sana. A los 80 años el médico la tuvo que obligar a afrontar una cirugía de la vesícula porque desde joven siempre contaba que tenía dolor. Nunca fue a un médico, no tomaba medicamentos. Ahora solo toma dos pastillas”, explicó la hija. Además, bromeó con que “su madre iba a sepultar a todos”.

 

El día a día de Alicia es tranquilo. Se levanta a las cuatro de la madrugada y come de todo. “Es muy madrugadora, como no ve cree que es de día. Toma su leche y se queda sentada en la cama hasta el almuerzo. En esa espera siempre duerme un rato y a la tarde toma un yogur o un postre, porque es lo que más le gusta”, aseguró.

 

La abuela no sabe lo que es tener un dolor de cabeza. Solo le molestan las rodillas a causa de su edad. Aun así, multó a su hija más chica para que "no la lleve al médico, por más que se enferme”.

 

Sus hijas, nietos y bisnietos le regalaron una torta, una flor y un cartel que rezaba: “Felicidades”.

 

Mientras le cantaban el feliz cumpleaños, Alicia emocionada exclamaba: “Estoy viva”.

 

Ella no pudo hablar a causa del día particular que le tocó vivir: justamente esta fecha le rememora la muerte de su esposo. Para cuidarla de la emoción y la nostalgia, su familia prefirió que no hablara. Sin embargo, más allá de todo, su boca surcó una sonrisa que coronó el encuentro.

 

 

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