SAN LUIS - Jueves 02 de Mayo de 2024

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Una agrotécnica que combina trabajo y corazón

Los alumnos de la secundaria adquieren conocimientos específicos sobre distintos sistemas productivos: agricultura, ganadería, apicultura y cunicultura entre otros.

Por María José Rodríguez
| 19 de noviembre de 2023
Espacio. En un predio de 360 hectáreas los alumnos aprenden oficios de campo. Fotos: Lisardo Martínez

Dicen que los conocimientos se adquieren mejor a través de la experiencia y en la Escuela Técnica N° 32 “Juan Pascual Pringles” del paraje San Miguel, en Quines, hay un plantel de docentes y profesionales que acompañan esta idea. En total son 180 alumnos los que asisten a la institución, muchos de ellos viven en parajes alejados y para llegar a tiempo, deben afrontar difíciles condiciones climáticas. A pesar del sueño, de las carencias y de los sacrificios, ellos aman aprender a cultivar frutas y hortalizas, a cuidar y a alimentar diferentes tipos de animales, a cosechar huevos y a fragmentar miel, entre muchas otras tareas agropecuarias.

 

Para llegar hasta el edificio educativo hay que recorrer unos pocos kilómetros, si se accede por la RN-79. Tranqueras adentro todo está ordenado, bien organizado, los alumnos realizan sus actividades y está bien que nada los interrumpa.

 

 

 

 

Said Tarazi, es uno de los profesores de la institución. Es ingeniero agrónomo y trabaja para algunas empresas multinacionales que se radican en la zona. El primer espacio productivo que decidió que la revista El Campo visitara es la huerta orgánica en la que un grupo de alumnos junto al profesor José Luis Jiménez. “Acá tenemos remolacha, lechuga, pimiento, tomates. No manejamos agroquímicos, ni herbicidas. Todo lo hacen los chicos con herramientas y a mano. Tenemos perejil, apio y lechuga mantecosa”, explica el docente mientras señala las hileras que acaban de cultivar con pimientos. 

 

 Equipo. Los profesores José Luis y Said junto a los alumnos en plena cosecha.

 

 

Jiménez da clases de Geografía de San Luis en el tercer ciclo, Agroecología en cuarto, y en quinto Producciones Alternativas y Viva Energía. Es alumno egresado de la escuela y después de la carrera de técnico universitario en Cultivo, de la UNSL. “Tengo 56 años y llevo en esta escuela 36 como docente. Cada alumno tiene una carpeta de campo. Primero aprenden a manejar las bondades del suelo y cómo hacer para nutrirlo. Hacen abonos orgánicos, trabajan en composteras y pronto tendremos una lombricompostera”, afirma entusiasmado. Además, asegura que como no usan agroquímicos elaboran abonos con el desecho de cabras, chanchos, vacas, conejos y aves de granja.

 

Los alumnos aprenden contenidos que tienen que ver con la genética, la sanidad, el manejo técnico y lo productivo.

Todos los años realizan un análisis de suelos en laboratorio. “Articulamos con las áreas de Producción Vegetal, y en Geografía vemos aspectos sobre el clima. Los docentes de la formación general también participan con actividades para que los contenidos estén relacionados”, asevera y continúa: “El objetivo es que los chicos produzcan alimentos. Al trabajo que hacen acá lo pueden hacer en su casa. El INTA nos entregó semillas y periódicamente brindan capacitaciones”.

 

Los alumnos que asisten a la Juan Pascual Pringles, son de familias de escasos recursos, “muchos de ellos vienen de los pueblitos cercanos como Balde de Escudero, La Bajada, El Caldén, La Brea, El Retamo, Luján, San Francisco del Monte de Oro y Leandro Alem. Los chicos aprenden en situación real de trabajo. La producción no se comercializa, el personal de la casa o ellos mismos se llevan un bolsón a un valor económico, con el dinero compramos cintas de riego, herramientas y semillas, entre otros insumos”, especifica José y adelanta que proyectan contar con un invernáculo, ya que considera que la incorporación de tecnología es crucial para que el establecimiento crezca.

 

 Bien cuidados. Los alumnos también aprenden sobre producción porcina.

 

 

Otra etapa crucial es la obtención, el cuidado y el manejo de las semillas. “Sobre los cultivos no aplicamos agroquímicos usamos variedades que son repelentes para controlar los insectos. Tenemos un sector para producir bajo cobertura en el que producimos plantines. Tenemos olivos y cítricos. Teníamos un monte de duraznos, pero la escuela sufrió un incendio y se quemaron hasta los membrillos. Lo que hacemos no es a una escala industrial, sino que es una producción didácticoproductiva”, asevera.

 

Además, el docente cuenta que la producción que así lo precisa termina en un área industrial, “también hacemos a pequeña escala, valor agregado. Tenemos un tambo caprino, hacemos agricultura, con los frutales elaboramos dulces y se hacen encurtidos. Todas producciones tradicionales que nos identifican como escuela agrotécnica”, afirma y añade que el perfil del alumno es técnico en producción agropecuaria.

 

Es notorio, a través de la organización que se observa dentro del predio, que el plantel de docentes está altamente calificado, hay veterinarios, ingenieros agrónomos, licenciados y profesionales relacionados a la producción agropecuaria.

 

En la escuela cultivan alfalfa que sirve de alimento para vacas y terneros, cabras, conejos, pollos, gallinas y cerdos.

La escuela está rodeada de 360 hectáreas y es una de las mejores de la provincia, “este proyecto tiene mucho potencial porque en cualquier momento podría pegar un salto tremendo”, expresa Jiménez orgulloso de sus alumnos y opina que “con la formación que reciben, muchos de ellos logran una inserción laboral inmediata. Esta escuela capacita a los alumnos para entrar automáticamente en cualquier establecimiento de producción agropecuaria. A lo largo de 7 años reciben una formación integral que los califica para ejercer en esos términos”.

 

 En los corrales. Said, junto a Jonathan Moyano, uno de los profesores de producción caprina del establecimiento.

 

 

Said Tarazi, de acuerdo con cada aspecto que explicó su colega, dijo que otro aspecto importante que deben atravesar los alumnos es el transporte. “Ellos se levantan a las 5:30 de la mañana para tomar un colectivo a las 6, vienen de lejos y cuando llegan a la escuela tienen clases recién a las 8, es un sacrificio grande para ellos. Comienzan el día muy temprano y lo terminan a las 17, el mismo camino hacen para volver a su casa, están más tiempo acá que con la familia”, dice y agrega, “es evidente que muchos asisten porque les gusta el campo. A otros no les gusta tanto, pero descubren una profesión acá. Otros lo hacen por el desayuno y la merienda, entonces este es un núcleo de contención también familiar, educativo y económico”.

 

La pandemia por Covid-19 hizo que el área que antes solían utilizar como internado para los alumnos quedara cerrada. “Supo haber más de cien alumnos. Estamos en la parte limítrofe, vienen chicos de La Rioja, de Córdoba. Después se tuvieron que ir a otros establecimientos”, explicó Tarazi que dicta Maquinaria Agrícola y Producción de Forraje, en quinto año; Producción de Granos, en sexto; y Agricultura de Precisión, en séptimo.

 

El colegio está ubicado en la zona del corredor productivo Quines-Candelaria y se caracteriza porque muchas de las áreas cultivadas son bajo riego por pivot central. “Tenemos muy en claro lo que quiere un alumno que se capacita acá. El año pasado junto a otro profesor, organizamos varias salidas didácticas y fuimos a la escuela de Toro Negro, hicimos poda de manzanos, duraznos y ciruelos. Sembraron garbanzos y hasta visitamos el tambo Puramel. Tenemos mucho apoyo de las empresas porque saben que los alumnos que salen de acá después están capacitados para trabajar. Es importante que todos tengan una noción amplia de conocimientos y después si se quieren especializar buscan estudiar Agronomía, Veterinaria o Biología”, asegura Tarazi.

 

 Para carne. Algunas vacas de la raza hereford dentro de uno de los corrales.

 

 

Ambos docentes coinciden en que los alumnos buscan ejercer lo mismo que están estudiando, “siempre te piden una semilla para poner en su casa, o un pedazo de manguera de riego por goteo para poner en su huerta y les gusta probar porque son curiosos, y si le despertás la curiosidad al chico, las ganas de aprender salen solas. Más de la mitad prefiere estar en el campo y no en el aula, noté que cuando salen al campo les decís dos palabras y se les graba a fuego, quizás en el aula con el pizarrón al frente no tienen esa capacidad de grabarse los conocimientos”, expresa Said.

 

“Los alumnos siempre piden una semilla o un pedazo de manguera, porque fuera del colegio trabajan en su propia huerta”, Said Tarazi (Ingeniero agrónomo y profesor).

El ingeniero agrónomo cuenta que además en la escuela producen alfalfa, “es para contar con nuestro alimento para las vacas, para los terneros, para las cabras, los conejos, los pollos parrilleros, las gallinas ponedoras y los cerdos. Además, los alumnos aprenden a carnear, críar, sanear, alimentar y darle agua a los animales”, concluyó.

 

 

Una directora multifunciones

 

Angélica Elizabeth Manzanelli es la directora de la escuela agrotécnica desde el 2016. “Hace 7 años que ocupo este cargo y considero que estar a la cabeza de este inmenso proyecto es un poco complejo porque además cumplo el rol de regente técnico y se complica porque hay que dedicarse en forma general a todos los sectores y también a la parte pedagógica. Además, cuento con un plantel de docentes ampliamente calificados y eso hace que todo funcione”, afirma Manzanelli.

 

Hasta obtener el título de técnico agropecuario los alumnos tienen que cursar siete años. “Tenemos dos secciones de cada uno el A y el B. Hemos logrado mantener la matrícula ya que tenemos mucha competencia, son muchas más las escuelas en Quines que ya tienen el secundario completo”, explica.

 

 Fraccionamiento. Carlos Amun brinda conocimientos sobre elaboración de miel.

 

 

A la institución llegan alumnos de toda la zona y “aunque ya no contamos con el internado, que en algún tiempo fue parte de nuestra historia, supimos cobijar hasta cien alumnos dentro del albergue. Después de la pandemia se cerró. Estamos trabajando para volver a abrirlo, ojalá que se dé”, expresó Manzanelli.

 

Sobre los contenidos, la docente explicó que en primer año se dan las mismas materias básicas que en todas las escuelas, “en segundo año los chicos ya comienzan a tener materias específicas técnicas como Granja, Carpintería y Producción Vegetal; en tercero se agrega Electricidad; y ya en cuarto y quinto estudian Fruticultura, Apicultura, y se van agregando otras más específicas, pero todas relacionadas con la actividad agropecuaria”, indica la directora que tiene detrás suyo una vitrina con frascos que contienen, de elaboración propia, dulces y conservas, entre otros artículos.

 

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