Alumnos de la UPrO arreglan unos 200 electrodomésticos

Desde este año, en la Universidad Provincial de Oficios (UPrO) "Eva Perón" los artefactos rotos pueden tener una nueva oportunidad. Más de setenta personas se forman en el Curso de Reparadores de Pequeños Electrodomésticos, una de las propuestas que la casa de estudios estrenó este 2024 para profesionalizar un rubro que cada vez tiene más demanda.

"Tiene una salida laboral bastante directa, dado que, hoy por hoy, ya no son tan descartables los dispositivos, uno no puede reemplazar con tanta facilidad una batidora, una plancha o una pava. Entonces se recurre mucho más a alguien que los arregle", describió Noelia Díaz, quien es la coordinadora técnica de algunas de las carreras que brinda la institución en su sede villamercedina.

El trayecto tiene una duración de cuatro meses y fue dictado por primera vez en el primer cuatrimestre, por lo que ahora la segunda cohorte está en plena cursada y cerca de finalizar. Hay una comisión en cada turno de mañana, tarde y noche, con un aproximado de entre 22 y 25 alumnos cada uno.

"Tenemos como dos perfiles de estudiantes. Por un lado, los que tienen alguna noción y quieren perfeccionarse para tomarlo como una salida laboral, y también hay mujeres que simplemente quieren aprender para reparar sus propios electrodomésticos o tener nociones para que no las estafen ni nada cuando contratan a alguien", detalló la coordinadora.

unque es acotada en el tiempo, la formación busca abarcar la mayor cantidad posible de tipos de artefactos, desde aquellos que usan resistencias (cafeteras, tostadoras, planchas), los que dependen de un motor (ventiladores, batidoras o licuadoras) y hasta algunos de mayor complejidad electrónica, como hornos y anafes eléctricos.

Luego de ver la teoría, comenzaron con una campaña que sirve para reforzar las tareas prácticas del curso. Para ello, abrieron una convocatoria interna para que el personal de la UPrO les lleve los aparatos que tengan desperfectos y necesiten una reparación. Entre los artefactos más pequeños y los hornos, recibieron unos doscientos objetos.

"Es una modalidad que se nos ocurrió para que los alumnos se encuentren con fallas reales que se producen por el uso cotidiano. Se asignan los aparatos a grupos de dos o tres como máximo para que todos tengan interacción con las herramientas, vean las averías, se contacten con el cliente y les pidan el repuesto si hace falta. Es una parte importante del trabajo, saber explicar cuál es el problema, justificar lo que hay que hacer y hasta recomendar un lugar para comprar", sostuvo.

Díaz agregó que, con el curso, la universidad también contribuye a profesionalizar una actividad que en gran medida suele realizarse en la informalidad. "Como trabajo no tiene techo, porque siempre salen productos con nuevas funciones y los que ya existen se van mejorando y la tecnología va cambiando", señaló.

Redacción/ALG